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Broken Strings | Flashback | Sid
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Broken Strings | Flashback | Sid
Ya eran casi las seis de la tarde cuando la rubia logró despertarse. La noche anterior había sido una larga noche, una buena noche de hecho, aunque un tanto extraña. Habían salido con unas amigas a uno de los bares del centro de la ciudad, y lo habían pasado realmente bien. Quizá, sólo quizá, habían bebido demasiado. Lo suficiente para tener ciertas lagunas en el trascurso de la noche, y lo suficiente para no recordar como había llegado hasta su cama, y por qué seguía con la misma ropa de ayer. Cuando logró despegar sus ojos, pasó la mano por su frente, dejándola sobre ella reposada durante unos minutos. Tenía un horrible dolor de cabeza, y sentía que su garganta estaba especialmente seca. Ansiaba beberse una botella de agua de dos litros de un solo trago. Rebufó incorporándose finalmente. Todas las mañanas de todos los domingos desde que vivía en el campus se había despertado recitando aquella misma frase "No volveré a beber". Y tan fácil era decirla como olvidarla, aunque siempre trataba de autoconvencerse de ello. Lo primero que hizo cuando logró mantenerse en pie fue meterse en la ducha. Aún le daba vueltas la cabeza, y sí, sentía que tenía hambre, pero también sabía que no podría comerse un buen plato de macarrones en aquel momento, ni nada muy pesado.
Después de darse una larga y cálida ducha, se vistió de forma sencilla, recogiendo su melena rubia en una coleta. Se puso un pantalón corto tejano tipo short, una camiseta básica color coral y una chaqueta tejana a juego con el short. Unas converse blancas fue por lo que se decidió para su calzado, en aquel momento no era capaz de ponerse unos tacones, necesitaba algo cómodo, además, no tenía ningún plan para aquella tarde. De hecho la tarde ya casi se le había pasado cuando estuvo lista del todo. Decidió bajarse a los jardines, allí podría estar tranquila, se sentaría en el césped, escucharía algo de música en su iPod, y luego si se sentía mejor se iría a cenar. Pensó en llamar a alguien que le hiciese compañía, pero se había dejado en la habitación su móvil, en un despiste, y lo cierto era que sentía más pereza por ir a buscarlo que por pasar aquel rato sola. Se sentó sobre el césped, adoptando una postura en la que estuviera cómoda y encendió el reproductor. De pronto, a lo lejos, vislumbró una figura que le hizo volver a la noche anterior, haciéndola recordar muchas más cosas: Sid. Era extraño, pocas veces lo había visto antes por el campus, y probablemente era la última persona con la que quería encontrarse en aquel momento. Sid y Audrey habían hablado la noche anterior por primera vez, se habían conocido y la verdad, pasó un rato muy divertido con él, y sí, algo más hubiera pasado si Audrey no lo hubiese evitado de forma sutil. Quizá esa era la razón por la cual no quería cruzarse con Sid, no quería seguir conociendo más cosas de él que la atrajeran, él era el típico chico que la atraía fuertemente, a la vez que era el típico chico que sabía que no le convenía.
Después de darse una larga y cálida ducha, se vistió de forma sencilla, recogiendo su melena rubia en una coleta. Se puso un pantalón corto tejano tipo short, una camiseta básica color coral y una chaqueta tejana a juego con el short. Unas converse blancas fue por lo que se decidió para su calzado, en aquel momento no era capaz de ponerse unos tacones, necesitaba algo cómodo, además, no tenía ningún plan para aquella tarde. De hecho la tarde ya casi se le había pasado cuando estuvo lista del todo. Decidió bajarse a los jardines, allí podría estar tranquila, se sentaría en el césped, escucharía algo de música en su iPod, y luego si se sentía mejor se iría a cenar. Pensó en llamar a alguien que le hiciese compañía, pero se había dejado en la habitación su móvil, en un despiste, y lo cierto era que sentía más pereza por ir a buscarlo que por pasar aquel rato sola. Se sentó sobre el césped, adoptando una postura en la que estuviera cómoda y encendió el reproductor. De pronto, a lo lejos, vislumbró una figura que le hizo volver a la noche anterior, haciéndola recordar muchas más cosas: Sid. Era extraño, pocas veces lo había visto antes por el campus, y probablemente era la última persona con la que quería encontrarse en aquel momento. Sid y Audrey habían hablado la noche anterior por primera vez, se habían conocido y la verdad, pasó un rato muy divertido con él, y sí, algo más hubiera pasado si Audrey no lo hubiese evitado de forma sutil. Quizá esa era la razón por la cual no quería cruzarse con Sid, no quería seguir conociendo más cosas de él que la atrajeran, él era el típico chico que la atraía fuertemente, a la vez que era el típico chico que sabía que no le convenía.
Audrey D. Stanphord• Sublíder Swaney • - × Edad : 33
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
Lo recordaba todo, absolutamente cada detalle e imagen que se grababa en mi cabeza era fácilmente recreado al día siguiente. Me había forzado con el paso del tiempo a recordar lo que sucedía por las noches, más específicamente después de haber gastado cantidades incontables de libras con el fin de comprar móviles nuevos por haberlos perdidos, y ni hablar de las veces que tuve que tramitar mi pasaporte e identificaciones por extraviarlas. Un recuerdo en particular, de una persona específica era lo que me había estado molestando desde el momento en que mis ojos se abrieron con el primer rayo del sol que se había filtrado por la abertura de las cortinas y me siguió hasta la privacidad de mi ducha, atormentándome mientras trataba de borrar aquella idea con el champú. "Se escapó, estaba tan encaprichado con ella que perdí el hilo y se escapó" pensé mientras intentaba que la toalla en mi cabeza me sacara lo que el agua no se había llevado consigo, pero sin éxito alguno me rendí ante la idea de un día un tanto molesto. Lo creí una idiotez y fin de la historia pero mientras vueltas le daba al asunto más me enroscaba a mi mismo ante el hecho de que había conocido a aquella blonda y no había cedido siquiera un poco ante mi, no había logrado nada para saciar esa injustificada sed que sentí cuando la vi entre su grupo de amigas. Claro, me había podido acercar a ella y en cuestión de segundos las acompañantes nos habían dejado solos, charlas y tragos, algún que otro baile un poco sugerente pero todo había quedado entre las paredes del bar y no tenía un trofeo que valiese la pena alzar. Lo que necesitaba ahora era un poco de aire, una caída no era derrota y no era la primera en pasar de mi cuando intentaba invitarla a desarreglar la cama conmigo. Alcancé a vestirme un poco apresurado con los jeans negros ygastados de siempre, una camiseta blanca con cuello en forma de "V" con una camisa oscura a rayas encima, arremangada para no estorbarme y ya estaba listo para marcharme al jardín donde seguramente la vista y el sol harían algo por enmendar mi humor matutino.
No pude evitar morder mi labio inferior durante gran parte del viaje, podía verse a la legua cuando algo me traía con cierta molestia por mi andar apresurado y tal vez una expresión en el rostro que no fuese la de otros días, pero podría fácilmente ser atribuido al hecho de que era domingo y mañana tendría que retomar las clases. Bajé las pequeñas escalinatas del predio que anticipaba el jardín, atravesé un gran decorado floral y contemplé como frente mi se desplegaba un panorama bastante agradable, o eso creí hasta que en el vistazo general apareció una cabellera dorada que miraba en dirección a mi. ¿Podría ser cierto? Esta es mi oportunidad, puedo redimirme ahora mismo pensé mientras me acercaba, disimulando la leve sonrisa que se asomaba peligrosa por la comisura de mis labios, invadido de la adrenalina de aceptar un desafío contra mi mismo e intentar atrapar al pequeño jilguero que se había escapado la noche anterior. — Y de todas las personas que hay en el campus vengo a encontrarme otra vez contigo. Vaya suerte la mía, tengo que aclarar — mustié en broma, volviendo la vista hacia ella y haciéndome un lugar a su lado sentándome junto a ella en el césped y con la esperanza de que los auriculares no estuviesen tan fuerte como para no oírme. — Tranquila, no te estoy siguiendo. Te fuiste lo suficientemente rápido ayer como para que no haya tenido oportunidad siquiera de preguntar por tu número de móvil — finalicé el comentario con una risa, las intenciones eran claras y aquello no era una recriminación de ningún tipo sino por el contrario una segunda afirmación a todo lo que había estado susurrando a su oído la noche anterior. — ¿Cómo te trata la resaca Audrey? Estabas bastante pasada, todas lo estaban mejor dicho. — pregunté curioso, yo claramente no era un ejemplo a seguir ya que mi estado podría bien definirse como igual o peor que el de ellas y eran mis acciones las que hablaron por mi, con aproximaciones a su rostro que no terminaban en nada y aprovechando cada oportunidad de contacto físico con ella, ya sea tomarla por detrás de la nuca para hablarle al oído con la excusa de la música o sujetar su mano para que no se perdiera entre la multitud de gente que bailaba apiñada en el bar.
No pude evitar morder mi labio inferior durante gran parte del viaje, podía verse a la legua cuando algo me traía con cierta molestia por mi andar apresurado y tal vez una expresión en el rostro que no fuese la de otros días, pero podría fácilmente ser atribuido al hecho de que era domingo y mañana tendría que retomar las clases. Bajé las pequeñas escalinatas del predio que anticipaba el jardín, atravesé un gran decorado floral y contemplé como frente mi se desplegaba un panorama bastante agradable, o eso creí hasta que en el vistazo general apareció una cabellera dorada que miraba en dirección a mi. ¿Podría ser cierto? Esta es mi oportunidad, puedo redimirme ahora mismo pensé mientras me acercaba, disimulando la leve sonrisa que se asomaba peligrosa por la comisura de mis labios, invadido de la adrenalina de aceptar un desafío contra mi mismo e intentar atrapar al pequeño jilguero que se había escapado la noche anterior. — Y de todas las personas que hay en el campus vengo a encontrarme otra vez contigo. Vaya suerte la mía, tengo que aclarar — mustié en broma, volviendo la vista hacia ella y haciéndome un lugar a su lado sentándome junto a ella en el césped y con la esperanza de que los auriculares no estuviesen tan fuerte como para no oírme. — Tranquila, no te estoy siguiendo. Te fuiste lo suficientemente rápido ayer como para que no haya tenido oportunidad siquiera de preguntar por tu número de móvil — finalicé el comentario con una risa, las intenciones eran claras y aquello no era una recriminación de ningún tipo sino por el contrario una segunda afirmación a todo lo que había estado susurrando a su oído la noche anterior. — ¿Cómo te trata la resaca Audrey? Estabas bastante pasada, todas lo estaban mejor dicho. — pregunté curioso, yo claramente no era un ejemplo a seguir ya que mi estado podría bien definirse como igual o peor que el de ellas y eran mis acciones las que hablaron por mi, con aproximaciones a su rostro que no terminaban en nada y aprovechando cada oportunidad de contacto físico con ella, ya sea tomarla por detrás de la nuca para hablarle al oído con la excusa de la música o sujetar su mano para que no se perdiera entre la multitud de gente que bailaba apiñada en el bar.
Sid Müller• Miembro Rebeal • - × Edad : 34
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
Como no podría aquel joven haber captado la atención y todos los sentidos de la rubia en su primer contacto visual. Y sí, Audrey era de aquellas a las que le iban los "chicos malos" y Sid era ese prototipo de chico. Pero tan consciente era de lo muy atraída que se sentía, y se podía llegar a sentir por él, que de lo mal que le vendría que pasara algo más entre ellos dos. Y sí, la noche anterior se la habían pasado riendo entre copas, bailando, y como no, coqueteando de forma bastante descarada. No es que le gustara provocar a los chicos y luego dejarlos con la miel en los labios, de hecho se maldecía a ella misma por aquella debilidad con aquellos chicos, porque de no ser así seguramente su noche hubiese terminado muchísmo mejor de lo que terminó. La rubia fue consciente en todo momento de que el chico iba a por ella y no se cortaba ni un pelo en ocultarlo, y ella tuvo que jugar un papel de que nadie se creyó de fingir que no se daba cuenta de que estaba pasando algo entre ellos dos, de que existían una fuerte atracción y de que los dos querían que la cosa terminara de la misma manera. Pero Audrey reprimió sus instintos femeninos pensando en el mañana, en el qué pasaría cuando volviese a encontrárselo por el campus, ¿y si se colaba? No le quedaba de lejos imaginar qué pasaría si Sid terminase por gustarle más de la cuenta, sabía que aquello era lanzarse de cabeza a un pozo sin fondo donde no había nada que encontrar al final. Por eso cuando le vio aparecer tan campante por el jardín sintió como el rojo de sus mejillas se pronunciaba. Quizá se sentía avergonzada por mostrar tales evidentes ganas de pasar aquella noche con él. Quizá la vergüenza de haber salido corriendo despavorida para "salvarse".
El joven se encamino hacia ella sin pensarlo dos veces, en el primer contacto la rubia pensó que quizá el chico se hacía el loco, fingía no haberla visto, y seguía su camino. Pero no era así, no vaciló en acercarse a ella con la mejor de sus sonrisas. Incluso le dio la sensación que de su diente salía la típica estrellita de muestra de impecabilidad. Movió la cabeza levemente apartando aquella estúpida imagen de su mente y carraspeó antes de tenerlo frente a ella, tratando de mantener la naturalidad. Escuchó las primeras palabras del joven, que sin pretenderlo le provocaron una pequeña sonrisa. En el fondo también le ruborizaba que la recordara ebria. - Pues sí, la verdad es que ya es casualidad... ¿Nos habíamos encontrado muchas veces antes por aquí? - Preguntó. Sí, probablemente, aunque quizá él no se había fijado ella antes. Claro que lo tenía visto, sabía que era el sublíder de los Reabels, por lo que no era alguien que permaneciera en el anonimato, y tampoco alguien que te dejara indiferente al pasar. La rubia se sonrojó, esta vez sin posibilidad de disimulo, y agachó la cabeza disimuladamente hacia su bolso, introduciendo los auriculares que se había quitado con la presencia inmediata de Sid. - ¿No me estás siguiendo? Vaya, egocéntrica de mí que creía que así era... - Bromeó para calmar la tensión de sus músculos, y evitar el tema de su "huida". Aunque algo de lo que dijo le hizo alzar la cabeza de nuevo para mirarle directamente con una pequeña sonrisa. - Hombre, creo que tiempo para pedírmelo si tuviste, lo que no lo aprovechaste para ello. - Insinuó. Era cierto, tiempo habían tenido de sobras para intercambiar sus números, ya que prácticamente toda la noche la pasaron juntos. Se carcajó un poco y negó levemente con la cabeza. - ¡No estabamos pasadas! Somos personas alegres y dicharacheras con y sin alcohol...-Mintió- La verdad es que sí que tengo un poco de resaca, sólo he podido meter agua en mi estómago desde que me he levantado. Hace aproximadamente una hora. -Rió de nuevo de forma suave y se pasó la mano por la coleta, pasándola delante de su hombro. - ¿Y a ti? ¿Te trata bien? ¿O vas a decirme que tú no habías bebido? - Realmente no sabía si lo había hecho o no, ya que ella en su nivel de ciego no era capaz de percibir el de los demás. Así que ahí lo tenía de nuevo, y esta vez sin alcohol de por medio.
El joven se encamino hacia ella sin pensarlo dos veces, en el primer contacto la rubia pensó que quizá el chico se hacía el loco, fingía no haberla visto, y seguía su camino. Pero no era así, no vaciló en acercarse a ella con la mejor de sus sonrisas. Incluso le dio la sensación que de su diente salía la típica estrellita de muestra de impecabilidad. Movió la cabeza levemente apartando aquella estúpida imagen de su mente y carraspeó antes de tenerlo frente a ella, tratando de mantener la naturalidad. Escuchó las primeras palabras del joven, que sin pretenderlo le provocaron una pequeña sonrisa. En el fondo también le ruborizaba que la recordara ebria. - Pues sí, la verdad es que ya es casualidad... ¿Nos habíamos encontrado muchas veces antes por aquí? - Preguntó. Sí, probablemente, aunque quizá él no se había fijado ella antes. Claro que lo tenía visto, sabía que era el sublíder de los Reabels, por lo que no era alguien que permaneciera en el anonimato, y tampoco alguien que te dejara indiferente al pasar. La rubia se sonrojó, esta vez sin posibilidad de disimulo, y agachó la cabeza disimuladamente hacia su bolso, introduciendo los auriculares que se había quitado con la presencia inmediata de Sid. - ¿No me estás siguiendo? Vaya, egocéntrica de mí que creía que así era... - Bromeó para calmar la tensión de sus músculos, y evitar el tema de su "huida". Aunque algo de lo que dijo le hizo alzar la cabeza de nuevo para mirarle directamente con una pequeña sonrisa. - Hombre, creo que tiempo para pedírmelo si tuviste, lo que no lo aprovechaste para ello. - Insinuó. Era cierto, tiempo habían tenido de sobras para intercambiar sus números, ya que prácticamente toda la noche la pasaron juntos. Se carcajó un poco y negó levemente con la cabeza. - ¡No estabamos pasadas! Somos personas alegres y dicharacheras con y sin alcohol...-Mintió- La verdad es que sí que tengo un poco de resaca, sólo he podido meter agua en mi estómago desde que me he levantado. Hace aproximadamente una hora. -Rió de nuevo de forma suave y se pasó la mano por la coleta, pasándola delante de su hombro. - ¿Y a ti? ¿Te trata bien? ¿O vas a decirme que tú no habías bebido? - Realmente no sabía si lo había hecho o no, ya que ella en su nivel de ciego no era capaz de percibir el de los demás. Así que ahí lo tenía de nuevo, y esta vez sin alcohol de por medio.
Audrey D. Stanphord• Sublíder Swaney • - × Edad : 33
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
Tras escuchar lo que decía me forcé a intentar hacer memoria, lo suficiente para ver si entre los vagos recuerdos que aparecían en mi cabeza ella figuraba, tenía la mala costumbre de prestar casi nada de atención a mis alrededores cuando vagaba por el campus, seguramente porque iba sumergido en la música que escuchaba. — Me gustaría poder decir que sí, seguramente nos habremos topado pero no puedo recordarlo con mucha claridad. ¿Importa eso ahora? Claro que no, lo que importa es que ahora sí nos encontramos — contesté restándole importancia a la falta de oportunidades en el pasado, de hecho recordaba haberla visto en más de una ocasión cuando visité la fraternidad Bithaen, en ese entonces había captado mi atención pero no iba a revelarle en lo absoluto que la había visto hacía ya un tiempo y que ese fue uno de los motivos por los cuales me acerqué a ella durante la noche anterior. — Oh bueno, nunca lo sabrás. Quizás te esté mintiendo para que no te des cuenta de las ganas que tenía de volver a verte...o tal vez fue una grata coincidencia y nada más. Te dejo elegir la respuesta que más te guste — capté su al instante, había un leve nerviosismo de su parte y pude notarlo, ese tipo de detalles no solían escaparse a mi atención cuando se trataba de una charla uno a uno y más con la experiencia que había adquirido como psicólogo por más detestable que la gente considerara hablar con uno y que éste analizara cada palabra que decían. Para mi suerte ella no tenía ni idea de qué era lo que estudiaba y que gracias a eso tenía cierta visión, un poco más precisa que el resto, en cuanto a interpretar el lenguaje corporal. La miré de lado y esbocé una sonrisa a medias, fingiendo un poco de molestia tras su declaración pero dejando en claro que iba de broma. — Ah, que descaro el tuyo Audrey. La idea era pedirte tu número al final de la noche pero como recordaras, o no por el alcohol, se te dio por hacer una desaparición prematura de escena. — alcé las cejas con confianza, tomé una bocanada de aire exagerando un poco y resumí. — Pero como bien sabes aún estás a tiempo de reivindicarte — contesté hurgando en el bolsillo de mi jean para tomar el teléfono y ofrecérselo para que se agregara a mi lista de contactos, si accedía entonces sería señal de que tenía más que una buena oportunidad con ella, como si la oferta de mi parte fuese el anzuelo que la llevaría lentamente hasta mi cama. Bajé la cabeza con su comentario y reí, no tenía duda de que era divertida, alegre y todo eso que mencionó pero era imposible disimular que estaba totalmente ebria al igual que la mitad de los presentes, y eso me incluía entre la lista. — Para nada, no voy a negarlo...iba bastante tomado pero no lo suficiente como para no darme cuenta de que tú y tus amigas se andaban agarrando unas de otras porque les costaba mantenerse en pie — tenía grabada las escenas con una frescura envidiable, no tanto de ella que parecía aguantar bien todo lo que había tomado sino sus amigas que parecían pequeñas niñas intentando caminar sobre hielo. — Ahora que no están ni tus amigas y ninguno de los dos bebió creo que no vas a poder escaparte vilmente como ayer — aquello sonó como algún tipo de reclamo de mi parte, aunque a decir verdad lo que quería era interesarla en quedarse. — ¿Tanta fama de mala influencia tengo? — pregunté curioso tratando de desentrañar cual era el motivo por el que al principio había aceptado a coquetear conmigo, devolviéndome el trato, y con el avanzar de la noche terminó huyendo.
Sid Müller• Miembro Rebeal • - × Edad : 34
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
Arrugó un poco la nariz al escucharle. Así que nunca la había visto por el campus, ¡vaya! Ella sí a él, claro que le había visto, no era alguien que pasara precisamente desapercibido, por lo menos no para Audrey, que solía fijar sus miradas en los tipos precisamente como Sid. - Vaya, sí que es casualidad que justo después de conocernos anoche nos encontremos hoy aquí. Cosas del destino, ¿no? -Maldito destino. Por desgracia para la rubia, ella era una de esas personas supersticiosas hasta la médula, creyente del destino, del karma, y un montón de pantomimas similares a esas. No podía evitarlo, y no podía evitar pensar que había sido cosa del destino que Sid y ella se encontraran de nuevo hoy. - ¿Qué te trae por aquí? No esperaba encontrarme a nadie de Nightove por aquí. -Preguntó relajándose un poco, y apoyando las palmas de sus manos en el césped, observando cada una de las reacciones del joven. ¿Estaba interesado en ella? Eso parecía, pero Audrey no quería caer en sus redes, permitir que se la llevara a la cama, y que después fingiera que no había ocurrido nada entre ellos dos. Al principio se sonrojó un poco cuando el joven planteó las posibilidades que existían de que aquel encuentro hubiese sido casual. Obviamente ella no creía que la hubiera seguido, era una idea atractiva a la par que descabellada. - Bueno, siempre es agradable saber que alguien tiene ganas de volver a verte, pero... Pensar que me estás siguiendo sería un poco psicótico por tu parte... Así que me quedaré con la grata coincidencia. -Dijo enfatizando en la palabra grata.
No pudo evitarse finalmente cuando el chico insistió en su huida. - No creas que salí corriendo para que no lo hicieras. Una de mis amigas no se encontraba muy bien, así que nos marchamos... Te pido disculpas por no despedirme, lo pasé bien. -Se excusó. No existía aquella amiga, simplemente a ella le había entrado el terror y el temblor de piernas en el último momento. Quizá fueron sus propias amigas las que le pusieron nerviosa, las que entre gritos en el baño le anunciaban que aquella noche podía terminarla entre las sábanas del sublíder de los Rebeal, y eso la había aterrorizado. Vio como el joven se sacó el móvil del bolsillo sin pensárselo ni un segundo. Definitivamente Audrey se dio cuenta de que si él realmente estaba interesado en ella, no iba a dejar que esta se le resistiera. Y era lo que ella quería hacer, pero se sentía tan atraída por él que no podía evitar seguirle el rollo que eso era lo que le había ocurrido la noche anterior, hasta que volvió a sus cabales. La rubia agarró el móvil y sonrió. Se mordió suavemente el labio mientras tecleaba su número de teléfono en el móvil de él. Mientras lo hacía su interior gritaba que Sid iba a ser su perdición si las cosas seguían el curso que parecían seguir. - Bueno, ¡ya lo tienes! -Dijo extendiéndole de nuevo el móvil, con el número de Audrey ya guardado. Se carcajeó imaginado la escena que el joven estaba reproduciendo. Sí, muchas de sus amigas iban incluso más que pasadas. La rubia no es que fuera precisamente serena, pero consideraba que no tanto como las demás, y intentaba consolarse con eso. Por Dios, que ridícula se sentía. Tragó disimuladamente saliva a la vez que dejaba que una sonrisa se dibujara en su rostro a la vez que asentía con la cabeza. - Bueno, eso es lo que tú te crees. Ahora no voy borracha, tengo la habilidad suficiente para levantarme y salir corriendo de aquí en menos de lo que te des cuenta. -Bromeó. Obviamente hacer eso no entraba en sus planes. -¡No!- Exclamó.- Bueno, no sé. Fama de santo tampoco tienes. Más bien fama de... ¿Don Juan? - Creía que aquella definición era perfecta para que él pudiera entender como se veía él ante los ojos de Audrey antes de conocerle.
No pudo evitarse finalmente cuando el chico insistió en su huida. - No creas que salí corriendo para que no lo hicieras. Una de mis amigas no se encontraba muy bien, así que nos marchamos... Te pido disculpas por no despedirme, lo pasé bien. -Se excusó. No existía aquella amiga, simplemente a ella le había entrado el terror y el temblor de piernas en el último momento. Quizá fueron sus propias amigas las que le pusieron nerviosa, las que entre gritos en el baño le anunciaban que aquella noche podía terminarla entre las sábanas del sublíder de los Rebeal, y eso la había aterrorizado. Vio como el joven se sacó el móvil del bolsillo sin pensárselo ni un segundo. Definitivamente Audrey se dio cuenta de que si él realmente estaba interesado en ella, no iba a dejar que esta se le resistiera. Y era lo que ella quería hacer, pero se sentía tan atraída por él que no podía evitar seguirle el rollo que eso era lo que le había ocurrido la noche anterior, hasta que volvió a sus cabales. La rubia agarró el móvil y sonrió. Se mordió suavemente el labio mientras tecleaba su número de teléfono en el móvil de él. Mientras lo hacía su interior gritaba que Sid iba a ser su perdición si las cosas seguían el curso que parecían seguir. - Bueno, ¡ya lo tienes! -Dijo extendiéndole de nuevo el móvil, con el número de Audrey ya guardado. Se carcajeó imaginado la escena que el joven estaba reproduciendo. Sí, muchas de sus amigas iban incluso más que pasadas. La rubia no es que fuera precisamente serena, pero consideraba que no tanto como las demás, y intentaba consolarse con eso. Por Dios, que ridícula se sentía. Tragó disimuladamente saliva a la vez que dejaba que una sonrisa se dibujara en su rostro a la vez que asentía con la cabeza. - Bueno, eso es lo que tú te crees. Ahora no voy borracha, tengo la habilidad suficiente para levantarme y salir corriendo de aquí en menos de lo que te des cuenta. -Bromeó. Obviamente hacer eso no entraba en sus planes. -¡No!- Exclamó.- Bueno, no sé. Fama de santo tampoco tienes. Más bien fama de... ¿Don Juan? - Creía que aquella definición era perfecta para que él pudiera entender como se veía él ante los ojos de Audrey antes de conocerle.
Audrey D. Stanphord• Sublíder Swaney • - × Edad : 33
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
¿Por qué no atribuirle la casualidad de los eventos a algún tipo de obra misteriosa de la vida? Al fin y al cabo los "por qué" no eran precisamente algo que importara demasiado cuando las oportunidades se daban en bandeja de plata, era partidario de creer que había que aprovechar las cosas sin preguntarse demasiado los motivos. — Por supuesto que tenía ganas de verte, y por más tentador que hubiese sido la idea de perseguirte para alcanzarte tengo que darle el crédito a la suerte, al menos ésta vez. Por mi parte necesitaba un poco de aire, las secuelas de la noche no me tratan de la mejor manera y un paseo por el parque para recuperar la frescura esta más que bienvenido...hasta podría jurar que compartimos la misma razón de estar aquí. — expliqué desviando su atención a mis palabras para poder tomarme el tiempo en llevar acabo la minuciosa tarea de entender aquello que vagaba por su cabeza. Una sonrisa se asomó cuando sutilmente comenzaba a demostrar un ligero interés en mi, enfatizando aquellas palabras que con perspicacia esclarecían el asunto. La noche anterior había sentido como entre los dos comenzaba un juego pero concluyó con una pasada rápida de su parte al masticarme y escupirme en un bote de basura cual goma de mascar y solo restaba ver si aquel sabor aún permanecía en su paladar. Sin titubear la blonda tomó el teléfono cuando se lo entregué y apuntó su número en éste, aquello era un paso enorme no solo porque ahora la tendría a un mensaje de distancia sino por el hecho de que a la luz del día y sin la presencia de terceros parecía bajar la guardia. La pequeña marca sobre su labio inferior solo alimentaba mis sospechas sin mencionar que mis deseos de enredar su cuerpo entre mis redes aumentaba con cada segundo de debilidad de su parte, cada pequeño desliz que develaba lo que simulaba ser una lucha interna entre lo que era correcto y yo, que era el exacto opuesto según boca de otros de lo que estaba bien. Simulé una expresión de ofensa ante sus palabras, siendo consiente de que mi reputación no era sinónimo de inmaculado. — Mmm, sí. Ese es el rumor que se corre sobre mi, y veo que estas bastante convencida de aquella definición — ¿Y si así era? Siempre había dejado que la gente dijese lo que quisiera y sacara sus propias conclusiones, no era precisamente el tipo de personas que tenía que rendir cuentas o salir a defender su imagen pública a pesar de ser el sub-líder de una de las fraternidades de la universidad. — Supongo que no hacerle honor a mi título de..."Don Juan" sería defraudarte así que — Sin dejar que la rubia pudiese mediar palabra alguna y con una osadía que pocas personas tenían en todo Evesham me incliné hacia su rosto, la tomé por la nuca y uní mis labios con los suyos por un prolongado período de tiempo de manera efusiva hasta saborear cada rincón de su boca, entre abriendo los ojos por una milésima de segundo para ver cual era la expresión en su rostro al desafiar con descaro la calificación que acababa de otorgarme. Separé mis labios lentamente de los suyos, abandonándolos con un pequeño mordisco para afirmar el logro de aquel beso robado. — Que va..Si la gente dice algo entonces debe ser cierto, y a uno no le queda más remedio que hacer valer los rumores. Por suerte no me trataste de asesino si no ahora mismo no vivirías para contar que me acabo de cobrar el beso que del que me privaste ayer por la noche — expliqué un poco sarcastico y con una amplia sonrisa en el rostro como si se tratase de un asunto común y corriente, con la mayor naturalidad posible. — Lo malo de haberte besado es quedarse con ganas de un poco más. ¿Acaso siempre es así? — alcé una ceja con picardía a la espera de una nueva invitación a ocupar un sitio junto a sus labios o algún dato revelador que me ayudara a desdibujar la línea que no se debía cruzar.
Sid Müller• Miembro Rebeal • - × Edad : 34
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Re: Broken Strings | Flashback | Sid
El problema de que Audrey fuese supersticiosa, es que luego se comía la cabeza con el destino y las señales. Siempre lo hacía, sobretodo cuando se trataba de hombres. Siempre esperaba que alguna señal del universo le indicara si estaba haciendo o no lo correcto. Y a su parecer, no había hecho lo correcto la noche anterior coqueteando con descaro con el sublíder naranja. No pudo evitar sonreír, como si fuese absurda, cuando el joven confesó que sí tenía ganas de verla. Era curioso porque ella también las había tenido, y eso que se habían visto la noche anterior. Pero quizá era porque no se había sacado aquello de la cabeza desde que se había despertado. - Sí, ya que lo dices, estamos aquí por la misma razón. Yo necesitaba que me diera un poco el aire, sino iba a morir entre las cuatro paredes de mi habitación. Aunque eh, la oscuridad también era relajante. -Confesó. Los rayos del sol había sido lo más molesto que le había ocurrido en el día. En la soledad de la habitación, con las persianas bajadas, no había notado tanto su resaca inevitable. No tenía muy claras cuales eran las intenciones del joven después de la noche de ayer. Quizá otro en su lugar hubiese decidido pasar de ella después del desplante, pero al parecer, y tras la muestra de interés por tener su número de teléfono, no parecía haberse rendido todavía. Cosa que atormentaba a Audrey, que estaba convencida de que tendría que luchar contra su interior fuertemente para silenciar aquellas voces internas que le pedían a gritos un acercamiento con el joven.
Sid tornó el rostro de sonrisa pícara, que solía asomarse por su rostro el 75% de las veces que se dirigía a ella, y puso cara de sorpresa a la vez que ofensa claramente fingida. - Bueno, no quiero que te ofendas, pero es lo que se dice y bueno... No creo que sea del todo mentira. -Confesó. Si tenía esa fama, debía ser por algo. Nadie se ganaba una fama en falso, por nada. Seguramente Sid sí se había enrollado con medio NU, o quizá con las suficientes para crearse aquella fama. No era más que eso lo que la rubia le echaba atrás para tener algo con él. Que no había evitado nunca a hombres como Sid, era cierto, pero estaba intentando hacer las cosas bien, y caer en aquella tentación era un completo error, ya que probablemente le llevaría más de un quebradero de cabeza, mientras que él sólo la añadiría a su lista de mujeres como una más, y pasaría de ella una vez hubiese conseguido llevársela a la cama. - Yo... -Comenzó a decir, pero antes de que pudiera darse cuenta los labios de Sid Müller ya estaban plasmados sobre los suyos y la mano del joven la sostenía por la nuca. En un primer instante su reacción fue paralizarse, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral de arriba a abajo, terminando en la mano de Müller sobre su nuca. Había podido esperar aquel repentino beso durante toda la noche anterior, pero no en aquel momento, sin alcohol de por medio, y a plena luz del día. Separarse de inmediato hubiese sido una eficaz decisión, quizá de ese modo el joven se hubiera dado por vencido, muy al pesar de la rubia. Pero no pudo evitar dejarse llevar por aquel beso, dando rienda suelta a la pasión contenida la noche anterior. Dejó que el joven explorase su boca, y ella hizo lo mismo, perdiéndose en los labios del rebeal, y posando ambas manos sobre las mejillas de éste, para hacer que el beso fuera más cercano. Segundos éste se separó de su rostro, dejando como regalo una pequeña mordida en su labio inferior, que daban fin a aquel repentino beso. La rubia le miró, todavía no tenía muy claro lo que iba a decir, pero por suerte el joven no era de aquellos que solían quedarse en silencio. - Bueno, entonces confirmas abiertamente el rumor, ¿no? -Por lo menos no se hacía pasar por algo que no era. Escuchó sus palabras y se mordió suavemente el labio inferior, aún con el sabor de Sid sobre él. - No lo sé, nunca me he besado a mí misma, pero sé de la sensación de la que hablas. -Ya que era la misma que ella tenía en aquel momento. ¿Quería volver a besarle? Claro que quería, aquello había sido sólo un aperitivo, y aún estaba a tiempo de detenerlo, pero, ¿y si no quería? Sus manos aún sostenían el rostro de Müller, y se debatía entre bajarlas e incorporarse, separándose finalmente y dejando al joven con aquel simple beso, o lanzarse del todo a la piscina, y que pasara lo que tenía que pasar.
Sid tornó el rostro de sonrisa pícara, que solía asomarse por su rostro el 75% de las veces que se dirigía a ella, y puso cara de sorpresa a la vez que ofensa claramente fingida. - Bueno, no quiero que te ofendas, pero es lo que se dice y bueno... No creo que sea del todo mentira. -Confesó. Si tenía esa fama, debía ser por algo. Nadie se ganaba una fama en falso, por nada. Seguramente Sid sí se había enrollado con medio NU, o quizá con las suficientes para crearse aquella fama. No era más que eso lo que la rubia le echaba atrás para tener algo con él. Que no había evitado nunca a hombres como Sid, era cierto, pero estaba intentando hacer las cosas bien, y caer en aquella tentación era un completo error, ya que probablemente le llevaría más de un quebradero de cabeza, mientras que él sólo la añadiría a su lista de mujeres como una más, y pasaría de ella una vez hubiese conseguido llevársela a la cama. - Yo... -Comenzó a decir, pero antes de que pudiera darse cuenta los labios de Sid Müller ya estaban plasmados sobre los suyos y la mano del joven la sostenía por la nuca. En un primer instante su reacción fue paralizarse, sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral de arriba a abajo, terminando en la mano de Müller sobre su nuca. Había podido esperar aquel repentino beso durante toda la noche anterior, pero no en aquel momento, sin alcohol de por medio, y a plena luz del día. Separarse de inmediato hubiese sido una eficaz decisión, quizá de ese modo el joven se hubiera dado por vencido, muy al pesar de la rubia. Pero no pudo evitar dejarse llevar por aquel beso, dando rienda suelta a la pasión contenida la noche anterior. Dejó que el joven explorase su boca, y ella hizo lo mismo, perdiéndose en los labios del rebeal, y posando ambas manos sobre las mejillas de éste, para hacer que el beso fuera más cercano. Segundos éste se separó de su rostro, dejando como regalo una pequeña mordida en su labio inferior, que daban fin a aquel repentino beso. La rubia le miró, todavía no tenía muy claro lo que iba a decir, pero por suerte el joven no era de aquellos que solían quedarse en silencio. - Bueno, entonces confirmas abiertamente el rumor, ¿no? -Por lo menos no se hacía pasar por algo que no era. Escuchó sus palabras y se mordió suavemente el labio inferior, aún con el sabor de Sid sobre él. - No lo sé, nunca me he besado a mí misma, pero sé de la sensación de la que hablas. -Ya que era la misma que ella tenía en aquel momento. ¿Quería volver a besarle? Claro que quería, aquello había sido sólo un aperitivo, y aún estaba a tiempo de detenerlo, pero, ¿y si no quería? Sus manos aún sostenían el rostro de Müller, y se debatía entre bajarlas e incorporarse, separándose finalmente y dejando al joven con aquel simple beso, o lanzarse del todo a la piscina, y que pasara lo que tenía que pasar.
Audrey D. Stanphord• Sublíder Swaney • - × Edad : 33
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