— The riot. Privado. INS.

Rebecca estaba sentada en uno de los altos taburetes de la cocina Bithaen, repasando una de las infinitas listas que tenía guardada en su PDA con datos sobre la próxima gala. Había pasado prácticamente las últimas tres semanas dividiendo su tiempo entre clases, estudias, trabajos y la organización del evento. Estaba cansada, agobiada, irritable y apenas dormía o comía. Que su novio estuviera cada dos por tres mandándola un whatsapp tampoco ayudaba, pues desde que se había desmayado el otro día del estrés se había volcado completamente en ella y, se lo agradecía -y por ello le quería, por cuidarla y demostrar que se preocupa por ella-, pero no soportaba sentirse como una enferma. No lo estaba. Al menos las últimas noches había conseguido conciliar el sueño, aunque hubiese tenido que ir hasta la casa Besten para conseguirlo.

Un par de novicias la sacaron de su ensimismamiento, parpadeó varias veces detrás de las gafas de pasta negra y las miró con cara de pocos amigos. — Lena, Lena. ¿Qué zapatos van mejor con el vestido? ¿O debería elegir el otro que te enseñé antes? — se quitó las lentes, y las dejó sobre la encimera de granito, observando a las muchachas con una mueca. "Tengo cosas mejores que hacer que decidir vuestros zapatos." respondió entornando la mirada. " Ponte aquellos con los que puedas aguantar toda la noche. Y no, evidentemente los morados no son una buena opción." se levantó y se acercó a la nevera, dejando que las muchachas se marcharan. Sacó la tarrina de helado del congelador, luego cogió una cucharilla y finalmente se volvió a su sitio, recuperando sus gafas para seguir leyendo. La concentración no le duró mucho porque oyó los pasos certeros de alguien que se acercaba y por la multitud de muchachas que dijeron su nombre supo que se trataba de Mithian. "¡Hey!" gruñó cuando llegó a la puerta de la cocina. "Dejad a Mithian, tenemos asuntos que tratar. Spencer, ¿no deberías estar con Gabriella terminando de preparar los arreglos de la escalera?" posó su mirada severa en otra de las muchachas. "Regina, por favor, vete a tu habitación. Te he dicho antes que no te quería ver más merodeando la cocina hasta que no fuera la hora de cenar." el resto pareció darse por aludidas y se marcharon por donde habían venido para no recibir una regañina de la líder. Soltó un resoplido y miró a su amiga. "Veo que ya tienes los anillos que faltaban. Ven, he sacado helado." la sonrió e hizo un gesto para que la siguiera, cerrando las puertas correderas de la cocina. Tenían que terminar de ponerse al día y dar los últimos detalles, por no hablar de proveedores, técnicos, muchachas, invitados y un largo etcétera.

No le extrañaba nada que William estuviera preocupado por ella. Si la situación estuviera tornada, ella también lo estaría por él, sobre todo cuando la última vez el chico acabó en el hospital por agotamiento. Soltó un suspiro resignado y echó un vistazo a la pantalla iluminada de su móvil, decidiendo que no se iba a poner a contestarle ahora, no podía. Simplemente no podía seguir diciéndole que estaba bien, que no tenía la sensación de ir a desfallecer en cualquier momento, porque sería mentirle y ella no era una mentirosa. "Nada de hospitales. Ya he cerrado el cupo de visitas a él, en apenas meses." respondió cogiendo el cucharón para los helados, nata, un par de barquillos y el sirope para echarle por encima. Cuando estuvo listo, le pasó un tazón a Mithian y se quedó con el otro, asegurándose de guardar todo en su respectivo sitio antes de que se pusiera malo.

"Y por supuesto moradas las cajas." levantó la mirada hacia Mithian con una cansada, pero bonita sonrisa. Asintió al escuchar sobre el terciopelo y no podía estar más de acuerdo con ella. Abrió uno, sin prestar atención a los detalles en la piedra o la forma y se limitó a comprobar que el grabado interior era correcto. "¿Han comprobado que están todos perfectamente grabados?" sonó severa, pero la anterior vez cuando fue ella vio que unos cuantos tenían marcas por culpa de la máquina. Pero lo bueno de ir Tiffany & Co, era que siempre miraban por el cliente y más les valía porque la suma de dinero que se iban a dejar en la joyería era ridículamente desorbitada. "Sí, son tan elegantes y perfectas que empiezo a odiar el morado." bromeó, cerrando la cajita del anillo y echando un vistazo a las invitaciones que habían recibido de vuelta. "Nos quedan por recibir cuatro respuestas, aunque a dos de ellos puedo retorcerles las orejas sin problemas." Müller y Jude no habían mandado nada, pero se lo recordaría. Tomó el barquillo, lo bañó en nata y se lo llevó a la boca, mientras alargaba el brazo para teclear algo en el Ipad. Lo acercó a ellas y le dejó la lista más al alcance. "Hemos recibido ya los trofeos, los he guardado en el despacho. Los he comprobado uno por uno y parecen estar bien." eso como noticia buena. "Pero se nos ha roto el baño de esta planta, he tenido que llamar al fontanero y es un gasto más a nuestra bonita gala, porque es de urgencia. Si no vendría la semana que viene y eso era inconcebible."

"Perfecto." respondió a Mithian, sin mirar ni un anillo más. No había ninguna necesidad, confiaba en su amiga; no sólo porque fuera una buena sublíder, si no porque para este tipo de cosas ella tenía más experiencia que Rebecca.

Se echó a reír un poco, relajándose, al escuchar a la morena y asintió, dándola toda la razón. Por suerte habían elegido una temática que se desligaba completamente de lo que se esperaba de una Bithaen y eso era un soplo de aire fresco. "Y todavía he tenido que dejar ciertas licencias en la lista para todas las que tienen pareja de última hora." entornó la mirada y volvió a mojar el barquillo en la nata con desgana. Estaba rico, pero de alguna manera le sabía insípido y la llenaba más que el aire. "Si alguno se queda sin regalo, les daremos una tarrina de helado como consolación." bromeó. Pues otra cosa no, pero helado en el congelador había a patadas. Todos bajo en grasas y con azúcares cero, eso sí, porque tenían que mantener la línea. Ella sin embargo se permitía el lujo de comer el de toda la vida. Sonrió un poco. "Gastar dinero, no es un castigo para ellas. Pedirán un poco más y luego se irán de compras." sacudió la mano, restándole importancia, pero desde luego iba a pagar los desperfectos de la muchachas gracias a las sumas de dinero de sus ricachones padres.

Las bolsas habían llegado junto con otra carga de elementos como los distintos perfumes, los brazaletes y los relojes. En cambio, las fresas las habían mandado traer el mismo día de la gala para que no se derritiera el chocolate sobre ellas. Tomando las bolsas de color morado más oscuro, diferenciando así las que eran para los chicos de las de las muchachas que tenían un tono más violeta, ayudó a su amiga a prepararlas. "En realidad me he adelantado y he alquilado una nevera de puerta acristalada, para dejar ahí las pequeñas bandejas. De hecho me la ha provisto el mismo proveedor de los manajares y por me negaba a guardarlas en la nevera y perder la comida." y había conseguido que el precio por ese extra servicio le saliera tirado. "Lo que hay que hacer es tener a las responsables en su lugar llegada la hora, porque ya sabemos lo que hace la combinación chicos plus fiesta."

Por desgracia no todos los padres de las presentes eran, ni por asomo, parecidos a los de Mithian y Rebecca. No eran personas que habían dedicado su vida a darlo por el resto del mundo, ni les habían inculcado valores como la confianza, la madurez y el encontrar grande las cosas más pequeñas. Todo lo contrario, habían creado chicas caprichosas que siempre obtenían lo que querían, pues sus padres estaban demasiado ocupados mirándose el ombligo que atendiéndolas a ellas. "El problema es que aun con padres así, salen chicas de la talla de Savannah." una novicia que había entrado dando el cante desde su primer día en la hermandad. Se había fijado en los chicos más inalcanzables e iba buscando la boca de sus superioras siempre que podía. Su familia no había asistido antes a Nightove, pero su padre había insistido con que entrara en una fraternidad como Bithaen y a saber porqué. Nunca preguntó.

Se echó a reír un poco, que buena falta le hacía -a parte de dormir y comer- y se alegró de que la idea le gustara a Mithian. Al final tenían que llevar entre las dos una casa repleta de muchachas que apenas sí sabían lo que era una sarten. Suerte que el ama de llaves de la casa las ayudaba mucho, haciendo maravillosas comidas y cenas para todas las muchachas, y dejando la casa más que impoluta. "Es que tengo debilidad por las fresas y el chocolate. Si hubiese sido otra cosa no me habría molestado..." murmuró con tono malicioso. Llevó otra cucharada de helado a la boca y lo saboreó con paciencia. "Estoy por cerrar con llave todas las puertas de las habitaciones o cambiar las cerraduras." porque habiendo cinco chicas por habitación, podían tener todas las llaves y subir a cualquier invitado. Aunque la idea era tentadora -incluso para ella- tenía que ser honesta y ver que no era la gala el mejor momento, si acaso después y tampoco. "Estoy del vestido..." resopló. "En teoría sí, ya está arreglado, pero tendré que ir a la tienda a recogerlo el mismo día de la gala. No sé si hice bien por decantarme por el rojo al final." frunció el ceño y colocó los relojes de hombre dentro de las bolsas con sumo cuidado. "¿Al final conseguiste los zapatos que tanto te gustaban?" porque recuerda la cara que se les quedó a ambas cuando comprobaron que no había el número de Mithian, pero le prometieron que la traerían un par.

Cada vez que sacaban el tema, Eslovaquia le sonaba particularmente como el mismísimo paraíso. Las mandaría a todas allí si por ella fuera, para entrenarlas y que volvieran firmes y dispuestas a no levantar la voz a quien tenía el liderazgo. Por desgracia, aquel divino regalo, no era posible de alcanzar pues tendrían a una horda de padres furiosos que querría que sus niñas volvieran sanas y salvas. "¿En cuánto tiempo crees que podemos conseguir un avión de suministros del ejército?" y como si estuviera hablando completamente en serio, miró el reloj, luego abrió una página de la base donde trabajaba su padre y comprobó unos horarios. Sí, era capaz de mandar a todas las hermanas a Eslovaquia y hacerlas saltar en paracaídas a quince mil pies de distancia, obligadas a hacer cinco mil de caída libre. "Que pena, el aeropuerto militar ya está cerrado." chasqueó la lengua.

No podía prohibir a las muchachas entrar en toda la noche en sus habitaciones, como tampoco estaba por la labor de hacer de ama de llaves, teniendo que ir a abrir cada una de las puertas de la fraternidad tras la fiesta. Ni le iba a apetecer, ni iba a estar de humor. Las mandaría a todas a dormir al salón, sobre los sofás. "Tendremos que arriesgarnos entonces." decidió finalmente sin otra opción. Si alguna metía la pata y acababa haciendo algo de lo que pudiera arrepentirse, Rebecca no iba a pagar las consecuencias y Mithian tampoco. Estarían avisadas de antemano y ella era la líder, pero no su madre. "Gracias, pero me siento ridícula tan... bien vestida." arrugó la nariz pecosa, incómoda como si llevara el vestido consigo. Sabía ser provocativa y no tenía ningún problema en serlo, pero elegante, sofisticada... no eran dos conceptos que fueran con ella. Sólo había que fijarse en la manera que tenía de vestir de Mithian, siempre perfecta y luego ella... su larga camisa a cuadros simulando un vestido, unas medias largas hasta las pantorrillas, las botas de caña alta, el citurón en su cintura y la chaqueta larga de punto fino para rematar el conjunto. Todo ello de marcas tipo roxy, nikita o billabong. "Odiaré a tu madre por conseguirte los zapatos. Hubiésemos tenido la perfecta excusa para librarnos del problema..." la miró con severidad, bromeando. Rebecca no era una de esas personas que se rindiera, mucho menos por una absurda Gala; por ésto no iba a amedrentarse. "¿En serio? Tendré que mandarles una carta de agradecimiento." comentó de pasada, aunque más para si que para la propia Mithian. No sólo lo haría porque como Líder, así debía de actuar, si no porque como persona le parecía lo correcto. Terminó de adornar las bolsas e introducir los relojes y se dispuso a añadir los perfumes de hombre, mientras comía de vez en cuando helado distraídamente. "Ja. No." se mojó los labios y alzó las cejas. "No me lo quiere enseñar porque me he negado a mostrarle mi vestido." volvió la mirada hacia Mithian. "Hombres. Pero confío en que aparecerá bien y si no, Emma no le dejará entrar." ya que fue una de las que se ofreció a estar en la entrada controlando la llegada de todos.

Cuando llegara el momento lo que más le preocuparía sería la propia gala, el vestido, los zapatos, los accesorios o el pelo le darían exactamente igual. Bueno, quizás trataría no matarse con la largura del primero o intentar que no se bajara más de lo necesario, pero por lo demás, sólo esperaba tener tiempo para dedicarle a Will. Algo que por desgracia se le hacía imposible, pero su mera presencia por la gala de alguna manera la confortaba. No estaría completamente sola. "Ya, bueno. Da igual, es que lo de las galas nunca fue lo mío." respondió encogiéndose de hombros. No por nada se había librado de las tres anteriores. Había ayudado a montarlas, pero llegada la hora de la verdad Rebecca desaparecía como la espuma siendo una de las pocas chicas que decidía no asistir. Nunca antes se había hecho una gala de las dimensiones de ésta y eso era lo que más la enorgullecía, que habían abierto las puertas de su hermandad a más personas. Habían dejado el narcisismo de un lado. "Sí... también es una pena que los Rebeal la tomaran con las tartas de fresa. Si no tuviéramos casa, no podríamos hacer ésto." alzó las cejas en gesto irónico. No lo decía en serio, porque si Bonnie y Kendall se hubiesen atrevido a tocar su casa, habrían despertado a la bestia que había en Lena y estaba claro que no estaban por la labor.

Torció el gesto, y terminó de rellenar todas las bolsas, dejando que la bonita y elegante caligrafía de Mithian adornase las tarjetas y firmando ella después en representación de la hermandad. Además añadió el lazo que iba atado a las tarjetas. "La verdad es que no me preocupa. Lo más probable es que el traje se lo compre su madre y, créeme Pandora Sparks sabe comprar un traje." y William también, pero era demasiado informal para ponerse a perder el tiempo en eso cuando ni le gustaban, ni le iban las galas. "Además... es un poco especial, no me dejaría ir con cualquier cosa." se echó a reír mientras hacía una lazada. Sólo de imaginarse la cara de Will cuando bajara las escaleras con un vestido con el que -a su consideración- enseñara demasiado, podría causar más de un problema. Asintió levemente ante lo de Emma sin dudar ni un poquito de su amiga y prosiguió con su trabajo de firmar en plata y poner la lazada. "No me digas eso..." frunció el ceño, viendo que acabaría hiper enferma justo antes de planear nada de las vacaciones. Will la tendría que aguantar y ella odiaba hacer de paciente, porque sinceramente no portaba que la cuidaran como si fuera una niña pequeña. "Ya me he desmayado, casi me abro la cabeza con el canto de la encimera. Mi vestido me venía grande, luego se nos rompe el baño, tengo a mi novio pegado a mi culo todo el día recordándome que duerma y coma... " frunció el ceño al escuchar el mensaje de Will en el móvil. "¿Ves? Y además va a venir a buscarme... genial." sacudió la cabeza. "En resumen, sería lo último que me faltaba tener gripe. Me niego." repuso cabezota.

Por supuesto, Lena no estaba de acuerdo con el altercado con las Swaneys y jamás lo estaría. En realidad, si hubiese pasado en otras circunstancias quizás hubiese echado un capote a sus amigas, pero contando que habían sido suspendidas -siendo líderes- y que Rebecca debía mantener un expediente impecable tras otros altercados en el pasado, no podía correr riesgos de tal envergadura. No cuando había sido aceptado en universidades de la talla de Oxford para estudiar el posgrado de Psicología. Otra cosa que le traía de cabeza, elegir a dónde se marcharía. La última vez que le sacó el tema a William la cosa no fue demasiado bien y había desestimado todo hasta ahora que la pedían que diera una respuesta definitiva. Si su padre se enterara de que por un chico era capaz de rechazar grandes universidades, quizás le daba un ataque al corazón, pero suponía que finalmente lo haría. Todavía tenía una semana para meditarlo.

"Por desgracia..." hizo una floritura con la mano. No era una persona que cediera fácil a las demandas de nadie, pero hacía excepciones con ciertos asuntos sobre todo cuando Will estaba metido en medio. ¿Por qué le hacía plantearse cosas? Era un misterio que algún día resolvería, pero en esos momentos no le importaba lo más mínimo. Seguiría igual hasta que dejara de gustarle y cambiaría, resolvería lo que creyera que es un problema sin parpadear o dudar. Como había hecho toda su vida. "Lo sé. Estaba quedándome contigo." respondió cambiando completa y radicalmente de actitud, mostrando una mirada maliciosa y una sonrisa perversa. Acababa de imitar hacía unos instantes la histeria que se venía sucediendo en la casa por varias chicas. Sobre todo las más jóvenes e inexpertas. Y si Mithian se lo había creído, es que después de todo también podría haberse metido en las artes escénicas. Se rió un poco y relajó el cuerpo, con mucha facilidad, aunque sí era verdad que le habían pasado todas esas cosas. También era cierto que en una hora tendría a su novio en la puerta, comprobando que estuviera bien. "No, en realidad no he planeado nada." frunció el ceño un poco. "Salvo que en algún momento iré a Australia." se encogió de hombros sin darle mayor importancia. Normalmente su padre planeaba un viaje de diez días a algún lado del mundo, pero este año había decidido no inmiscuirse puesto que Steven tampoco parecía muy animado a ir a ningún lado. Dejaría, entonces, que su padre disfrutara de su pareja y su hermano y ella de las casas de Australia. "Nunca es tarde para beber un buen vino." respondió con una sonrisa, acercándose la soda que le había servido a los labios. Murmuró un gracias por su atención y frunció los labios cuando hubieron terminado con las bolsas de regalo para los invitados. "Mith... he estado revisando los votos de las chicas." comentó. Se colocó las gafas y tomó el Ipad para que viera la lista de ganadores. "E, igual te parece un favor raro, pero... quiero que seas tú la que le dé el premio a Will." no había ningún signo de que bromeaba, si no que sus facciones se endurecieron y las palabras sonaron más que una súplica una demanda por la que no iba a dar su brazo a torcer.

El Oscar... la palabra sonó repentinamente familiar en su cabeza y en vez de echarse a reír, contuvo una mueca de desagrado. Recordaba perfectamente el día en que conoció a Pandora Sparks y como le enseñó su trofeo como si en realidad a Lena le importara. Fue una noche muy rara y que, por desgracia, se iba a seguir repitiendo si pretendía ir a ver a su novio a su casa. Sacudió la cabeza y finalmente rió un poco, pues no quería pensar en su suegra. "Gracias, quiero dedicarle este premio...." hizo un aspaviento con la mano y se contuvo de ponerse a recitar un discurso improvisado. Pero tenía que reconocer que la situación había sido divertida y que no había esperado engañar a su amiga con tanta facilidad. El estrés no era una cosa que particularmente fuera con Lena, pero cuando lo padecía era una persona inmensamente arisca y controladora. Esto último, más de lo normal. Así que era comprensible que se pusiera a la defensiva cuando intentaban cuidar de ella, sobre todo cuando sufría algún pequeño altercado al que ella no le prestaba la atención que requería.

No es que lo tuviera exactamente en mente, simplemente era algo que hacía por ser de allí. Ir a visitar a su nana, sus tíos y primos. Pasar una temporada en el lugar de origen siempre le había parecido algo necesario, ya que el clima de australiano y el inglés eran completamente distintos y le agradaba tener días de calor, playa, surf y despreocupación. El problema era que ahora tendría que planificar sus vacaciones conjuntamente con otra persona, y sabía que a William no sería tan fácil de engañar. "Volver a casa siempre está bien. Supongo." encogió los hombros. Había estado tanto tiempo pensando que cuando terminara sus estudios en Nightove volvería a Australia que ahora se le hacía raro pensar que no quería volver tan... pronto. Se tocó la trenza en espiga que llevaba a un costado y miró a Mithian. "Eso es lo que intento evitar." respondió con seguridad. "No me gusta crear expectación y, desde luego, que yo le diera un premio a Will sería crearla." a ninguno les gustaba llamar la atención, pero ante una situación como esa ambos serían torpes y patéticos. "Ninguno de los dos sabríamos qué hacer. La gente esperaría una felicitación efusiva por mi parte, y alegría desaforada por parte de William." tomó aire. "Pero la verdad es que me lo voy a tomar todo con pragmatismo, y a él no le va a hacer ninguna gracia subir al escenario." no obstante, no habría nada que esperar. Ni besos, ni abrazos, ni nada que pudiera hacerles sentirse observados. "Bueno y eso también. Prefiero que la tome contigo que conmigo. Obvio." bromeó como si le importara bien poco que Mithian fuera herida por el Besten. No iba a pasar obviamente, y él no la iba a tomar con la Bithaen que no tenía ninguna culpa de que así hubiese salido el sorteo. "Elimina a todos los que quieras, menos gente por la que preocuparse." sentenció, aunque no se sabía si lo había dicho en serio o, por el contrario, bromeaba igual que la morena. Asintió con la cabeza y finalmente sonrió. "Te lo agradezco, aunque si decías que no, te iba a obligar igualmente." se rió, revisando la lista de ganadores. "Nos costará subir al escenario a Bonnie, Jude, Kendall y... a Evan. Will, dudará, pero al final lo hará." repasó con Mithian, mientras anotaba al lado de cada ganador quién de las dos otorgaría el premio.

Le alegraba ver que su amiga entendía la postura que había adoptado Lena con todo el asunto de los premios. Quizás era un poco egoísta porque si podía mantener la compostura con todos, también podría hacerlo con Will, pero no quería sentirse incómoda o nerviosa delante de él. Desprender incomodidad o poca confianza en si misma, porque lo primero sí que pasaría, pero lo segundo no. "Me importa bien poco que esperan, pero no les voy a dar si quiera la oportunidad de pensarlo." una vez el perro está muerto, ya no existe la rabia. Los problemas había que cortarlos de raíz o se iban haciendo cada vez más y más grandes. Lo había aprendido a base de la experiencia, aunque en ocasiones se daba cuenta de que no había retenido lo suficiente dicha educación. "Oh, bueno, tómalo como más te apetezca." alzó las cejas dejándola claro que tenía su permiso para eliminar personas de la lista, que ella se haría la desentendida y que no sabía nada: datos traspapelados. Anotó lo que dijo en la lista, estaba segura de que iban a necesitar a esos hombres de medidas 4x4. "Se lo comentaré a Emma." dijo, pues sabía que la muchacha se había ofrecido a traer lo mejor de lo mejor y se fiaba de ella. Estiró el cuello, masajeándolo con las manos para quitar la tensión que tenía en él. No volvería a hacer una estúpida gala nunca más. Se pusiera como se pusieran. "No, la verdad es que me arrepiento de haberle pedido a nadie que fuera mi pareja. ¿Para qué? Si apenas vamos a poder disfrutar de la fiesta en sí." y los pocos momentos que tuviera, seguramente sabrían a poco. Suspiró, no sin cierta frustración con el tema, y bebió soda de nuevo. "Sé formas de matar a alguien sin un arma, pero bueno... No sé Isabel, pero al menos Will conoce gente. Sólo no estará."

No le sorprendió para nada la respuesta de Lena, era típico que a la mayoría de las Bithaen -o de hecho eso esperaba la sublíder- las opiniones y esperanzas de los demás salieran sobrando, siempre primordialmente estaban los deseos de ellas, tal vez eso era algo que las caracterizaba mas allá si tenían la misma personalidad o no, el hecho de hacer oídos sordos a lo demás y pensar ante todo en el bienestar de ellas, era como una regla jamás escrita pero que de cierta forma se seguía innatamente. Asintió, aunque estuvo segura de que el comentario se había confundió, el estar entre regalos las había hecho cruzar un poco las ideas – En realidad estaba segura que me obligarías a otorgar el premio a Will si me negaba pero ahora que tengo luz verde – Le dijo con una sonrisa ladina mientras admiraba la lista comenzando a eliminar un par de personas que seguramente no encontrarían su lugar en la gala. No pudo estar mas que de acuerdo con lo de Emma, sabia que haría un buen trabajo y que a pesar de todo necesitarían personal de seguridad sacados de un gimnasio de 24 horas. Lena tenia razón y quizás había hecho mal en invitar a ciertas personas cuando no tendría tiempo que dedicarles, lo que hacia que el momento fuera agridulce ya que en parte se lamentaba el no poder disfrutar de la gala pero por otra se sentía orgullosa de poder ser parte de todo ello, que una gala de tal magnitud la tuviera a ella detrás como organizadora en la mitad de las cosas y que eso nadie se lo quitaría jamás, era un logro personal y del que no se arrepentía.

Frunció el entrecejo al escuchar a Lena por el tema del asesinato – Una granada seria mas rápido, creo – Dijo sin pensarlo y negó con la cabeza – Isabel seguro conseguirá con quien congeniar, además asistirán varios de nuestros amigos pero de que pagare un precio, eso lo se – Estaba convencida de ello, conocía a la perfección a su amiga para saberlo – Oh, por cierto tengo todo listo para la sorpresa, me costo un poco convencer al director y conseguir el permiso pero después de todo lo logre – Nada como un poco de donación para un próximo edificio con el nombre del rector para que las Bithaen pudieran llevar acabo la ultima sorpresa que las lideres habían planeado.

El alivio por deshacerse de un problema que llevaba días martirizándola, fue asombroso. Se había quitado de encima una carga pesada en la que no había caído cuando vio que cada uno de los votos iban para su novio. En un principio pensó en llamar a otra persona para que fuera el maestro de ceremonias, pero tras pensarlo concienzudamente Mithian y ella habían llegado a la conclusión de que les tocaría a ambas llevar la carga de otorgar los premios. No es que eso fueran los Oscar en donde se necesitaba de espectáculos e invitados que dieran todos los premios, querían que fuera algo dentro de la noche que diera alguna que otra alegría y aligerara un poco la seriedad y sobriedad de las galas que se habían sucedido en otros años. "Sí, lo iba a hacer." respondió con sinceridad. Y no iba a darle ninguna explicación al respecto o porqué había tomado esa decisión, pero se había dado cuenta de que no le importaba decírsela. Eran amigas y tenía una confianza con ella que con otras no, por algo era su sublíder.

"Pero es menos elegante." alegó. Una granada por supuesto era efectiva, pero a su paso traía consecuencias, como víctimas no deseadas o destrozos en la propia casa. Y no necesitaba, ni quería, más gastos pues la gala ya estaba siendo lo suficientemente cara. "Nos tocará recompensarles por el abandono." y no tenía ni idea de cómo se lo haría pagar Isabel a Mithian, pero estaba segurísima de cómo se lo haría pagar William. Y no es que fuera precisamente algo que la disgustara, pero tendría que recompensarle de todas maneras y eso era lo que no le hacía gracia: deber algo. Tecleó algo en el Ipad y frunció el ceño al ver que se había olvidado de revisar otras instalaciones de la casa, comprobar además que los aspersores del jardín se desactivaran para aquella noche y las lucecitas que había desperdigadas no se apagaran en mitad de la madrugada. "No esperaba menos de la persuasión de una Chardeaux." respondió. Pero sabía que el director de la Universidad era rudo de roer, por no hablar del ama de llaves o el consejo del sistema griego. "Entonces, ¿has encargado todo y tenemos a los pirotécnicos para esa noche, no?" inquirió, mirando la lista para apuntarlo como tareas hechas.

Apuntó el nombre de los encargados de la sorpresa que habían preparado para todo Nightove, pues a fin de cuentas los fuegos artificiales no eran precisamente algo que digamos discreto. Habían tenido la autorización del ayuntamiento de Evesham, también, pues Lena se había encargado de hablar con ellos hacía unos días atrás, sin saber si tendrían permiso de la universidad. Más que nada porque se lanzarían lejos de la casa Bithaen, pero dentro del campus o bueno, probablemente las tierras cerca del río Avon para que no hubiese peligro de incendio o algo por el estilo. Además se habían encargado de contratar a personas que fueran expertos en la materia, con seguridad al respecto. Tampoco es que fuera a ser una gran lluvia de artificios, pero los suficientes como para despedir el año universitario por parte de las Bithaen.

"Una cosa menos, entonces." murmuró más para si que para Mithian. Le agradaba ver que las cosas iban saliendo poco a poco, y que todo iba cogiendo forma. Sólo esperaba que la gente no se aburriera demasiado porque sería patético. Ella sabía que en las anteriores Galas la gente no es que se lo pasara demasiado bien, principalmente porque era demasiado elitista y ahora, bueno... intentaban dar un giro de ciento ochenta grados. "¿Umgh?" frunció el ceño confundida por un momento con la pregunta de la morena, hasta que cayó en la cuenta de lo que estaban hablando. Se había concentrado demasiado en el trabajo que no había entendido qué tenía que ver con la Gala aquello. "Es el último año de ambos, en realidad." respondió. Contuvo un resoplido y intentó no darle muchas vueltas al tema. "Él quiere hacer un máster y yo un posgrado." explicó por encima. "Aún no hemos decidido exactamente dónde lo haremos." añadió con una mueca de disgusto mal retenida. "A ti no estoy segura de cuantos años de danza te quedan..." para ser sinceros, nunca se había interesado mucho por esa carrera.

"Queremos especializarnos sí. La psicología es un campo muy amplio, en realidad." y tedioso. Todo lo que se daba en la carrera era casi a grandes rasgos y cuando pretendías entrar en profundidad en alguno de los temas que te habían estado mostrando a lo largo de cuatro años, te dabas cuenta de que no podías. Sabías un poco de todo, pero apenas de nada. Y mientras que Lena quería tratar traumas, problemas psicóticos o de personalidad, casi lindando con la psiquiatría; William se decantaba por la psicología infantil. "Nightove es una de las opciones, sí." repuso sin decir que ella pensaba en irse a Australia y él quizás a Londres. No había vuelto a sacar el tema con su novio y, la verdad, era algo difícil para ambos. Marcharse lejos supondría terminar con la relación cuando apenas sí había empezado. "Bueno, entonces tengo todavía tiempo de que decidas dejar el liderazgo por agotamiento." y que se cansara de ella, dejaba caer con las palabras de manera divertida. Se levantó del asiento y recogió los boles de helado terminados, aclarándolos y después metiéndolos en el lavavajillas. A ella tampoco le gustaba el desorden y por eso se pasaba todo el día recogiendo prendas y objetos al rededor de la casa y devolviéndoselo a sus dueñas. "Desde luego." se acercó a las puerta correderas de la cocina e interceptó a una de las novicias. "Rachel, necesito que vayas a buscar a Leslie, Samantha y Jane, entre las cuatro debéis guardar las bolsas de regalo para los invitados en el despacho. Dejarlas de tal manera que no se estropee nada." explicó a la muchacha que enseguida asintió y fue a buscar a sus compañeras. Se volvió hacia Mithian y la ayudó a recoger el resto de cosas. Por la hora que era las muchachas se acercarían allí a hacerse la cena o tomar lo que hubiese dejado preparado el ama de llaves.

Oyó la puerta de entrada, pero en vez de ir ella a abrir, dejó que fuera alguna de las muchachas las que lo hicieran. — Becs es William.— oyó la voz de una de sus amigas que justo había aparecido por la cocina y le había visto. "¿Eh?" se había olvidado por completo de que iría allí y miró el reloj. Farfulló y miró a Mithian. "¿Te importa...? Si no le echo." dijo, viendo como Tamsin se reía de ella de forma burlona y ayudaba a Mithian a hacer su cena. "Cállate Tams, no tiene gracia." murmuró, pero era inevitable reírse un poco porque tuviera un niñero y ahora una novicia le estuviera entreteniendo en la puerta, coqueteando con él. — Sí que la tiene. Le ha abierto la puerta Savannah... ¿No es esa la novata que dijo que se lo llevaría a la cama en cuanto tuviera oportunidad? — no le hizo gracia que se lo recordara, pero asintió sin moverse de su posición ni un ápice. Para entonces las otras cuatro muchachas habían llegado y empezaron a recoger las bolsas para dejar la encimera libre.