Arya Elizabeth ID ||100%||

“No llenemos nuestra alma de rencor ”
Suele ser la frase dominante en el consiente de Arya, cree sin dudas que los hechos que nos ocurren en la vida se deben exclusivamente a darnos señales del camino correcto. No es un persona de la cual debes imaginártela agresiva o vengativa, si no, es aquella muchacha que resguarda en su interior todo daño, no lo modifica a tal forma que parezca una gran mentira, no odia ni mucho menos envidia a los demás, se preocupa sólo por sus problemas y no provoca escándalos de ningún tipo. Si la vida le golpea duro, se levanta en silencio y sigue sin problemas, no queda resentida, es más todos esos sentimientos impregnados de oscuridad los desecha;  por miedo a convertirse al igual que su padre y llegar a ser un ser egoísta y frío.

“ Perdonar lastima menos el alma que el olvido… ”
La verdad, es que Arya es de las chicas que pueden perdonar fácilmente –tanto en los casos donde el causante lo haya hecho voluntariamente o involuntariamente -, y llega a olvidarlo de manera rápida, pues desde pequeña cuando su  tía le explicaba quién era el que realmente perdonaba, ella asentía criándose  con aquella conciencia, perdonaba de corazón pero sabía que los actos serían considerados por el que de verdaderamente absolvía.

“Un amigo de verdad ama en todo tiempo y es un hermano hecho para los momentos de angustia…”
Se consideraba de aquellas personas que lograban esa cercanía, a pesar de su falta de amistades en la escuela cuando era apenas un infante, la soledad le aterraba, sobre todo después de algún enfrentamiento con alguien, pero se motivaba para no tener problemas con los demás y se esmeraba por agradarles lo mejor posible. Tenía la habilidad de comprender a los demás y no daba vueltas cuando el afligido era el causante de su propio estado; preocupándose así por darle consejos, tan sabios como los de su tía Alice, abrazaba, acariciaba suavemente el cabello y murmuraba lo que pensaba, lo mejor que ella o él podría hacer y no se separaba ni un minuto a menos que se haya recuperado de la inestabilidad emocional.

“Una sonrisa que puede iluminar hasta el corazón más oscuro ”
Se tomaba la molestia de sonreírles a los demás, muchas de la cuales eran sin causa. Aunque viéndole de manera sincera pasaba la mayoría del tiempo con el rostro melancólico y curvaba sus labios solamente cuando se percataba de que alguien lo necesitase-no creía por nada que su sonrisa fuera de lo más encantadora, mas hacía el intento-, cuando se le veía de aquella manera con la mirada seria o angustiada era solamente porque los recuerdos volvieron a envenenarle el alma, no obstante con fuerzas conmovedoras se esmeraba por reprimirlas y no abrir heridas ya cicatrizadas evitando a que sangraran nuevamente…

“ ¿Falsedad? Por ningún motivo, ¿superficialísimo? No gracias…”
Lo que más detestaba sin duda alguna de todo el extenso vocabulario eran aquellas dos palabras, las detestaban completamente, le recordaban a su padre y a las chicas de bachillerato. El superficialísimo es igual que un dibujo hecho a lápiz, sin color ni sentimiento que con una ligera goma de borrar desaparece, es pura actuación, dura un momento y te quedas sin nada…y tiende a confundirse con la identidad pero no son más que rollos estúpidos, solía decir. Y cuando se tratara de la falsedad, soplabas levemente se descubría sin el menor esfuerzo como no posee fundamento alguno. Cuando se tratará de aquellos se alejaba, siquiera les miraba o dirigía la palabra, si estos intentaban conversarle era lo más fría posible.

“Una mirada indescifrable ”
Había casos donde lograbas descifrar lo que el otro sentía con una simple mirada a sus ojos, pero aquello no ocurría con Aldrich ni aunque estuvieras toda una hora observándole fijamente pero aquel acto sería de lo más sicópata, se mostraba serena en todo, pero nunca lograbas deducir lo que sentía siquiera en sus actos o manías, es tan sutil que por mucho que evalúes su comportamiento sacabas un resultado. No era un constante, sino variaba, para que así nadie pudiera dañarla como lo hizo Jess, su «media hermana» Cerraba sus sentimientos en puertas de siete llaves impenetrables.

“Sin rollos, querida”
No le gustaban los rumores por nada del mundo ni soportaba que algunos hablaran mal de ella, sin rollos ni preámbulos decía a la cara su molestia, sin agresiones o  soberbia, si no, prudentemente. Alejada de la muchedumbre, en un lugar donde el silencio, la calma y sin oídos ajenos que modificarían lo que dijera, se conversará.

No obstante, puede volverse muy impredecible, puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, sólo por los hechos. Siempre resguardándose en la música y en  sus bellos dibujos.

▲ Gustos:
▪ HELADO.
▪  LA MÚSICA CON TODAS SUS LETRAS.
▪ OTOÑO E INVIERNO.
▪ LA ALMOHADAS.
▪MÚSICA.
▪EL CABELLO LARGO.
▪MANJAR POR MONTÓN.
▪DORMIR.
▪IRRITAR.
▪DIBUJAR EN LAS VENTANAS CUBIERTAS DE VAPOR.
▪FRÍO.
▪LA NIEVE.
▪LA OBSCURIDAD.
▪SONREÍR CON LOS SUYOS.
▪EL CABELLO RIZADO.
▪EL NEGRO.
▪PANDAS.
▪ EL CABELLO ROJIZO.
▲ Disgustos:
▪EL CALOR.
▪LA MUÑECAS (SOBRE TODO LAS DE PORCELANA)
▪EL ROSADO.
▪EL RUIDO.
▪ TÍPICOS HOMBRES MACHO-MEN.
▪LOS O LAS QUE SUFREN POR AMOR.
▪LA IRONÍA.
▪LAS MENTIRAS.
▪LOS TRAIDORES.
▪LA ROPA AJUSTADA.
▪LO DULCE (ES RELATIVO)
▪LAS PELÍCULAS ROMÁNTICAS.
▪QUE LE TOMEN EL CABELLO.
▪LAS TAREAS.
▪UN BOCETO MAL DIBUJADO.
▪LA HUMEDAD.
▪LOS ABRAZOS (DEPENDIENDO)
▪LAS PERSONAS CON RIZADOS FALSOS -.-
▪LOS POODLES.
▪ ETC...ETC
▲ Debilidades:
~No le gusta la soledad, le deprime.
~La repentina aproximación.
▲ Fortalezas:
~Valorar aquello que nadie más aprecie.
~Levantarse en silencio ante las jugarretas de la vida.
~Perseverar por su sueño en la música como lo deseaba su madre.
▲ Manias:
~suele pestañear tres veces antes de dirigirse a una persona.
~arrugar su nariz cuando le disgusta.
~tocarse la oreja cuando Sandam le solivianta  el sueño.
▲ Fobias:
~a los objetos punzantes.
~tiende a ser monofobica, teme que no tenga familia.

27 de octubre de 1993 ~ Florencia, Italia.

Una leve y delicada cincelada marrón había teñido el paisaje cálido y aventurero de aquellas tardes fundidas en un crepúsculo de la bella Florentina; donde sutilmente estaba mezclado con los muchos sentimientos que...con el tiempo fueron confundiéndose a lo  transmitido por las almas que viajaban en cada minucioso rincón de Florencia, envolviendo sus sentimientos a los seres: eternos caminantes de la cuidad.
Cuando ya  todo era fundido en el repetido otoño, una pequeña e inofensiva criatura rodeada por los brazos de su madre: había nacido. Escuchaba el latido de su corazón al paso que se aferraba con más fuerza a su pecho; sentía miedo y las enfermeras no sabían explicarlo porqué, sólo observaban como  la bebé escondía su rostro en los ropajes blancos de su progenitora, desviaba la mirada si alguien iba a su encuentro, y el llanto paso a un plano casi inexistente, puesto que al entrar a este mundo incierto lo hizo en silencio, logrando para la sorpresa de la enfermera que la curiosidad de la bebé elucidará aún más sus ojos.  Arya sonreía algo agotada por el trabajo de parto pero aún así hizo el esmero de estirarse para tomar en sus brazos a su pequeña hija, sus bellos rasgos pero gastados por los duros años de trabajo dejaron al descubierto el parecido que compartían ambas, la misma cabellera de color miel, el pequeño rubor en sus mejillas y la melancólica mirada que exponían al mundo, sin embargo eran a su vez tan tiernos y dulces, que cualquiera deseaba cuidarla o abrazarla de tan sólo mirarle, poseían cierto misterio debido a que… los antepasados de aquella mujer pertenecían a la clase minoritaria de la alta alcurnia, no obstante los constantes engaños en los matrimonios arreglados dejaban hijos no deseados y tirados al olvido. Arya era una de ellas que tras años de cansadas y angustiosas búsquedas logro encontrar la verdad, pero revelada en un  presente tan lejano e inservible que el anhelo de reparar esa herida abierta una y otra vez suponía una pérdida de tiempo para su alma y también para  la de su hija. Sin más remedio  decidió cocer la contusión y mantener su vida con lo que poseía.
Sonriente  beso la suave frente de la niña  cerrando sus ojos y  estrechándola hacia sí soñaron juntas…
La extraña muerte de su madre luego de cinco días de su nacimiento, complico las cosas aún más para la pequeña sus familiares rápidamente avisados de la tragedia no hicieron otra cosa que aumentar el misterio de su caída; había tenido una recuperación increíble volviendo a florecer la bella imagen de la mujer que fue antes de estar embarazada, sin embargo cada vez que algún médico acudía a su atención le veían observando la ventana del exterior, esperando…«¿no ha venido alguien?» acostumbraba a preguntar constantemente, poco a poco el rubor de sus níveas mejillas se transformaron en manchas marrones, su delicada imagen fue adquiriendo una melancolía perturbadora, ya no podía amamantar a su hija, no podía hablar, cerraba sus ojos a cada instante dejando escapar un suspiro triste, acariciaba a su criatura con las manos frías la muerte una visitante invisible e insinuante se alimentaba de su alma, hasta que no pudo más… Ese día beso la mollera de su hija, tal cual como lo hizo al nacer le arreglo sus cabellos bermejos rodeo su cuello con un antiguo colgante y durmió eternamente, murmurando entre el bullicio del hospital «Marius…» Ese mismo día mientras el grito de horror de una enfermera al ver tan inusual mujer muerta abrazando a su hija, Alice la hermana y tía de la pequeña bajo del avión para visitarla, y sin pensarlo alguna vez en su vida, el sentimiento de pérdida invadió su cuerpo, cuando vio a su joven hermana Arya cubierta por una blanca sabana de pies a cabeza rompió a llorar, desgarrando y evitando emerger los recuerdos de ella y abriendo nuevas puertas para la vida de su hija, que en ese entonces escuchaba los sollozos de la mujer desde los brazos de la enfermera que adolorida por la imagen, evito llorar y se alejo con la bebé a un lugar donde al menos la alegría se conservaba  por unos leves segundos en el aire.
La infancia de Arya no pasó por aquellos tormentos, Alice prefirió mantenerlos por secreto hasta que su edad y mentes estuvieran dispuestas a escuchar la triste historia de su madre que esperaba a su amado para ver el producto de su amor, pero que se ausento y la arrojo al olvido. Arya pasó toda su vida viviendo en la granja de sus tíos y primos en el estado de Maine Estados Unidos, a pesar que ya eran expertos en el idioma el peculiar acento italiano se colaba por las palabras de cada uno de los miembros de la familia, excepto a Arya su suave voz de pequeña dejaba expuesto el linaje de su madre y pateaba los ancestros de sus «tíos y primos», un acento único que hacía dudar a Peter su primo mayor, que hincándose justo en frente de ella observaba sus bellos ojos azules y examinaba cada rasgo de la pequeña y preguntándose como otras tantas veces cual era el origen de su acento extravagante «estoy seguro que es una especie de extraterrestre, ninguna niña es tan perfecta, habla con un acento extraño y se tropieza en cualquier lado sin lastimarse» decía convencido de su hipótesis.
La familia estaba compuesta de tres hermanos: Peter  el mayor, Tom el hermano medio y Jake quien era el menor y  sus tíos Damián y Alice. Arya era la única mujer menor y sin dificultades anteponía su feminidad ante los brutos hombres. Por cosas del destino, Alice se preocupo de borrar cada rastro de su hermana, deseaba eliminar los recuerdos y posibles disputas que tendría con su nueva «hija» a futuro cuando esta se encontrara en plena adolescencia, sin medir en el pasado los problemas que le traería nombrar a la infante por el mismo nombre de la bella mujer de cabellos bermejos, escribió con temblante letra Arya Elizabeth Aldrich decidió mantener el apellido que le correspondía, básicamente se llamaba tal cual como su madre, fue como si la imagen de hermana fue frotada con una goma de borrar y reemplazada por la pequeña que termino, más adelante en caminos llenos de rencor y totalmente opuestos a los que Alice esperaba.
La infancia no había sido un disgusto en la ausencia de juegos para Arya, paso sus primeros cincos años jugando con Jake su «hermano» que irónicamente hablando eran completamente extraños genéticamente, no compartían nada en común. Sin embargo esos años regocijados por juegos inocentes fueron abruptamente guiados por la entrada de la adolescencia para Jake, quién a fijarse en otras aéreas, aislarse al igual que cualquier joven, suspirar cuando una chica le miraba termino por entristecer y desolar a la dulce Ary, aburrida se lo paseaba pisando los charcos de lodo en la granja, mirar el cielo, subir árboles en soledad. Todo porque el rubio Jake decidió madurar… soporto tres años así, en la escuela no encontraba amigos.
«Hola…» susurró una voz, que sin dudarlo un minuto provenía de una cercanía algo perturbadora, la muchacha de cabellos claros dio un paso atrás por la sorpresa, tanto fue que llego a dar un respingo del susto, era un muchacho de ojos pardos de su misma edad y un poco más en el ámbito de meses. «¿Compartimos almuerzo?» pregunto sonriendo, dándole tiempo para que Arya pensará, está más que cohibida asintió, lo único que tenia de almuerzo era un emparedado de mantequilla de maní y unas galletas quemadas que ella misma horneo el día anterior, pero al entretenerse con un libro olvido la misión de observar el horno a cada diez minutos, como castigo por haber dejado la granja completa sumida a un humo negro la obligaron a comerse cada una de ellas «el mío no está rico…» murmuro haciendo una pequeña mueca de pena. Aquello fue el comienzo de una amistad basada en la confianza en ambos, compartían más que almuerzos, más que secretos y cada verano en el jardín en  cualquiera de ambas casas hacían campamentos; contándose historias terroríficas de monstros, zombies, riendo a carcajadas y durmiendo abrazados…
Así a medida que avanzaba el tiempo, Arya sabía demasiado del chico, como él de ella llegando al punto de nombrarse con sobrenombres que poseían un significado, pero nadie podía lograr desfragmentarlos y encontrar la coherencia de aquellos apodos. Le decía «Kodaline»…
Nada es para siempre dice el dicho que repercute en cada uno de nosotros, la bella amistad termino por quebrase cuando ambos se dieron cuenta que no podían hacer campamentos, cuando no podían contarse sus secretos y lo que sentían, cuando se dieron cuenta que ya no podían dormir juntos como pequeños; cuando ambos tenían catorce años. Fue un día otoñal de octubre en su día de cumpleaños Arya cumplía catorce inviernos como solía decir entre risas, él no se presento a la reunión como antes, ya en la noche mientras ella acariciaba los detalles del colgante que su verdadera madre le había obsequiado, que no sabía el misterio que ocultaba. Sentada en la  vereda de su casa, escucho las pisadas de él, sonrió con tristeza y antes que él pudiera darle el pequeño paquetito envuelto en papales de colores dijo «ya no podemos ser amigos. Porque ya no nos podemos ver del mismo modo...Fue lindo mientras duró » una vez de pie, le entrego un gorro festivo, sonrió de la misma manera y  cerró la puerta tras de sí. Se le rompió el corazón.
La amistad acabada le recordó sus momentos solitarios que tuvo después de la repentina transformación de  su primo y entendió porque había cambiado de la noche a la mañana. Sus catorce años los paso en solitario, caminando por los pasillos de la escuela siendo ajena a lo que ocurría a su alrededor, ausentando de su vocabulario la palabra «amigo» y esperando que algo la reemplazase, pero no era aquello lo que le molestaba sino algo peor, hace tres meses en sus sueños interrumpió una mujer de cabellos acaramelados a la cual llamo «mamá» y sabía que era ilógico, puesto que Alice era su madre y nunca en sus años de vida le reprocharon eso siquiera Peter, Tom o Jake… Pero el misterio fue fugazmente roto en pedazos ínfimos de cristal por darse enterado de su origen, desde que entro a la escuela cuando apenas era una infante de seis años la constante rivalidad que tenía con una chica; hija de  Marius un importante gerente de banco italiano que había llegado recientemente al país producto de la inestabilidad económica de la bella Roma después de casi  una década en ausencia apareció pero el recuerdo de la amada Arya fue eliminado a tal punto que no recordaba su imagen hasta el día en que su hija, el vivo retrato de ella, apareció en la puerta de su casa con las mejillas empapadas en lágrimas gritándole «cerdo» ,«porquería que trajo el mundo y no debería existir»
Arya se entero por Jess su hija primogénita y merecedora de su cariño, las disputas que tenían desde que ambas lograban recordar habían cesado por un tiempo , pero aquello era apenas considerado una tregua, durante la fiesta de graduación una vez terminada la ceremonia  Ary  con su diploma tomado en la mano izquierda entro a los baños sonriente como siempre para beber agua, la rubia observándose por el espejo, río por lo bajo, primero comenzó por contarle como su padre le había premiado con una automóvil por conseguir graduarse sin repetir cursos, luego siguió repentinamente con su familia y contándole todo sin pausa y titubeos termino por borrar toda alegría en la vida de Marie, según ella quería asegurarse de que Arya no  tramará algo para embarrarle la herencia que obtendría a futuro, amenazándole y diciéndole con crueles palabras finalizo «Tu madre no fue más que la amante por pena de mi padre…» No fue con su familia a casa, si no camino y camino hasta llegar con los huesos calados por la lluvia y pensado una y mil cosas a la misma granja, de repente todo tenía sentido, no era parecida en lo más mínimo a su madre o padre contando a sus hermanos, sus aptitudes eran completamente complejas e inigualables a la de ellos «Mierda»
Llego a casa del hombre mentiroso y cruel que era su padre con la ropa mojada, el nombramiento cayéndose a pedazos, los ojos llorosos y las ganas de tirar todo a la misma mierda, le grito cuanto pudo escapársele de la boca, dejo que sus resentimientos la poseyeran, que sus tristezas y la propia melancólica que heredo de su madre por las eternas horas de espera emergieran de su inconsciencia y poblara su ser consciente, al final cuando a tirones el guardia del lujoso recinto la alejaba del hombre un puño contenidos años tras años desemboco en la mandíbula de Marius; el estafador y engañador «anhelo el día en que no sepas donde caerte muerto cuando tu podrido cuerpo decida morir y que la enfermedad que padezcas sea tan torturadora que hasta tu misma hija le punce mirarte y se alejen de ti, que mueras sólo como el cerdo que eres y en la miseria más grande…
Esa misma noche, había abandonado completamente el amor que sentía por la vida, lo mágico fue con rapidez reemplazado por una frialdad incalculable, camino sin detenerse un minuto o segundo, parecía un alma en pena que una muchachita. Al cabo de una hora dio con un bar estrafalario: una casa de putas; se escuchaban los gritos desde afuera y bastaba quedarse sólo un breve momento para oler el alcohol en el aire, drogas y algunas sustancias que aún parecían ser desconocidas para el olfato humano. Dio un paso, pensaba entrar, no obstante el suave, mitigante, hermoso y poco común sonido de una melodía le hechizo, no sabía como aquellas notas lograban escucharse en medio del ruido estrafalario del bar. Le siguió. Corrió, cada vez con mayor prisa la lluvia le golpeaba los cabellos, la ropa y todo el cuerpo. Se detuvo. Sintió un miedo atroz cuan giro el pomo de la puerta, un envejecido letrero decía «Entré» le recordó vagamente el libro de Alicia en el país de la maravillas…camino con paso lento hasta llegar a un salón rodeado de espejos, habían bailarinas de Ballet que…con sus sonrisas y pasos elegantes y calmados le dieron una extraña necesidad de sonreír al igual que ellas, pero se contuvo. Su alma quedó demasiado oprimida por la verdad y le dolía un montón curvar sus labios. Siguió derecho, guiándose solo por su sentido de la audición. Traía sus ojos cerrados. El suave aumentaba y termino en la última sala. Se encontraba un chico vestido completamente de traje, tocaba con suma habilidad el piano, no fue la vestimenta lo que robo su atención sino aquella melena rojiza. El muchacho sintió la respiración entrecortada de Arya se volvió, al principio se asusto, estaba completamente empapada con la vestimenta de graduación prácticamente toda embarrada, el peinado que con esmero su tía cepillo, corto y modelo estaba horrible…
El pelirrojo observo a su alrededor atónito y antes de que pudiera preguntarle que se le ofrecía, Arya se sentó a su lado en el largo asiento frente al piano. El chico bufo con desagrado, pero no sabía que aquel acto terminaría por quebrar aún más a la pobre chica. «¿Se te ofrece algo?» preguntó.
-toca…-su voz sonaba como un instrumento desafinado, falto de práctica, había llorado tanto que la garganta estaba inflamada. El muchacho volvió a preguntar, Arya insistió. El pelirrojo comenzó a desplazar sus blancos dedos por las teclas de marfil. Se quedaron en un mutuo silencio, no sabía qué hacer simplemente. Cuando hubo terminado la chica sonrió, él también y de pronto se sintió el estúpido más grande por haberla tratado son tanta frialdad, son la voz entrecortada le pidió que le dijera su nombre, ella contesto. Estuvieron así hasta la madrugada, cuando sus padres vinieron por él, se ofreció a dejarla como un hombre de buenos modales. «Ven mañana» dijo una vez deteniéndose en la puerta de la granja y despidiéndose.

Desde ese minuto, desde esa conversación hubo un cambio en su manera de ser, sentía que la música le alejaba de todo mal, se regocijaba cuando le envolvía, cuando escuchaba a lo lejos las notas de piano, cuando las chicas de ballet la sacaban a danzar, todo aquello le emociono. Le hizo cambiar, no se lazó atrevidamente hacía sus tíos para replicarles la decisión que tomaron al no contarle nunca la verdad, es más se los agradeció en cierto modo, porque de ser así andaría en camino confusos y llenos de rencor, cuando tenía la oportunidad les abrazada y les decía cuanto les quería, porque para ella eran sus padres aún por los hechos ocurridos, cualquiera no se hubiera tomado la molestia de criarla: la dejarían en algún orfanato en busca de su propio destino. La relación con el pelirrojo aumentaba cada día, se quedaban hasta tarde especializándose en el piano junto al maestro de la academia. Simpatizaban lo bastante, ni mucho ni poco, pero Arya sabía por experiencia que las amistades duraban tan poco como al pronunciar la palabra «amigo» evitaba tener aquella cercanía puesto que en ese instante sus objetivos eran otros. El bachillerato logro completarlo sin leves problemas, sus excelentes notas dejaban al descubierto cual dotada era la chica de cabellos miel. Cuando le enviaron una carta de la universidad en Inglaterra estuvo embobada casi una semana, su verdadera madre se preocupo mucho antes de guardarle un puesto en la universidad, algo le decía que desde siempre supo que al tener una hija sería tan hábil con las artes como ella desde pequeña, el dinero de la herencia de su abuelo le era suficiente de aquí a veinte años, podía pagar su estudios, comprarse un automóvil y un piano para ella sola, cuando iría de viaje. Sólo faltaba esperar las travesuras de la vida, de pie observándola fijamente, pues Arya ya sabía cómo sobrepasarla sin dilemas; en silencio, y morderse aquellos de desgarros internos, guardarlos en su memoria obscura y entretenerse con la bella luna.»

▲ Familia:

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• Padre: Damián Laurence (adoptivo)
  
• Madre: Alicia Aldrich (adoptiva)
  
• Hermano/as: Peter Laurence, Tom Laurence Y Jake Laurence (primos)
  
• Otros:
  ~Mejor amigo de la Infancia: Joshua.
  ~Amigo de la adolescencia: Zach