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I was never what I am. —KYL.
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I was never what I am. —KYL.
Karl Ykvar Lauridsen.
played by Julien Sabaud.
Datos Personales
▲ Nombre Completo: Karl Ykvar Lauridsen.
▲ Edad: Veintidos años.
▲ Fecha & Lugar de Nacimiento: Plovdiv, Bulgaria. 14 de Marzo de 1991.
▲ Orientación Sexual: Bisexual.
▲ Nacionalidad: Búlgara.
▲ Ocupación: Estudiante becado.
▲ Fraternidad: Rebeal.
▲ Edad: Veintidos años.
▲ Fecha & Lugar de Nacimiento: Plovdiv, Bulgaria. 14 de Marzo de 1991.
▲ Orientación Sexual: Bisexual.
▲ Nacionalidad: Búlgara.
▲ Ocupación: Estudiante becado.
▲ Fraternidad: Rebeal.
Descripción Psicológica
Cuando lo conoces, no es de las personas que estrecha la mano y te saluda como si estuviera intentando causar la mejor de las impresiones en ti. Es de los que miran la palma estirada ajena y te juzga con la mirada en ese delicioso ir y venir de adjetivos no expresados que circulan por su mente. No esperes cortesías de él; no esperes educación porque ese es un error que muchos ilusos cometen. Él no vive de la gente y no siente la necesidad de complacer los paradigmas sociales que los ignorantes de siempre han establecido. Si no cree en un Dios omnipresente, omnipotente y omni-alcarajo, ¿qué te hace pensar que va a seguir las reglas de la sociedad sólo por satisfacer expectativas de gente que no le viene ni le va?
No se siente asqueado por las personas que cumplen con todas las cosas que él critica. No le importan lo suficiente como para dedicarles un pensamiento siquiera. Si hay algo que el mundo debería saber es que sólo le interesan tres cosas:
I. Su carrera. ¿Y es que cómo no podría interesarle la ciencia social más importante del maldito planeta? La economía lo es todo. Aunque los científicos le definieran como el estudio de la productividad en un país en aras del bienestar social, todos esos pendejos de mierda sólo estaban dictándole a un pobre diablo sus definiciones erróneas mientras ellos pretendían ser los filósofos más importantes del universo. La economía es más que eso: se vive, se respira, se ve en cada rincón del planeta y debe aprovecharse para modificar las cosas que están mal. ¿De qué carajo le va a servir leer los cuarenta mil tomos de “El Capital” si sólo será de los imbéciles que asientan como si les pagaran por mover la cabeza verticalmente y decir: “oh, ese Marx es un auxilio celestial a todos los economistas, alabado sea el rey K”? Se trata de aprender del pasado y mejorar el futuro, no sentarse a ensanchar el trasero mientras sangran al pueblo con esos sueldos que no hacen más que empeorar el campo que ellos mismos están estudiando.
II. Su hermana. No te contará cómo su vida ha sido miserable porque el traje de Victor Hugo lo dejó en casa, pero de toda la porquería que ha pasado a lo largo de sus 22 años, Robin es lo único destacable. La niña de sus ojos, la consentida, su motivación para salir adelante y alcanzar todas aquellas metas que el mundo cataloga como imposibles. Si ella lo cataloga como su héroe, lo menos que puede hacer es vivir para cumplir con las expectativas de la pequeña. Cuando esta con ella se convierte en una persona completamente diferente. Deja de lado los malos tratos, las maldiciones las guarda para más tarde y si es necesario hincarse en el suelo y pretender ser un caballo para lograr las sonrisas de su hermana, lo hará. Es lo menos que puede hacer cuando una de sus sonrisas es suficiente para mejorar no sólo su día, sino su semana entera.
III. Él mismo. ¿Te parece egocéntrico? Oh, guardará tu perspectiva en el folder de cosas que le importan un carajo, entre los programas de concurso y los libros de superación personal. Ese es tu lugar de honor. Le importa él, porque mierda, ¿cómo podría no importarle? Está estudiando para salir adelante y callar a todas esas viejas estúpidas que desde pequeño le han hecho de menos al venir de una ciudad conservadora que aparentemente no está de acuerdo con que una madre críe en solitario a sus dos hijos (de diferente padre, cabe destacar). Se superará, pero no para probarle al mundo que puede, porque éste le importa una reverenda mierda; sino porque está harto de las limitaciones. De ir a dormir sin saber si al día siguiente tendrá el dinero suficiente para comprar sus cigarrillos. Se importa a sí mismo porque ha trabajado como un esclavo para conseguir lo que tiene y sería un imbécil al no reconocerlo. Eso de la modestia se lo deja a los santos y tomando en cuenta que no quiere ser canonizado, la respuesta a la inexistente interrogante es más que obvia.
No te esfuerces por entenderlo; a menos que seas psicólogo, tengas unas tremendas ganas de ser insultado y poderosos dotes de convencimiento, porque así como así él no piensa soltarse a hablar de sus problemas. Maldice con frecuencia (por si no lo habías notado en todo lo que acabas de leer) porque de alguna manera necesita expresar en lenguaje los sentimientos de su interior. Ríe de vez en cuando, no es como si todo en el mundo le causara gracia para estar riendo las 24 horas del día cual rubia plástica. Sonríe, sí (pero casi siempre en burla, si es completamente honesto); y es de esa mayoría universitaria que prefiere gastar su dinero en libros, cigarrillos y bebidas energéticas que le mantienen vivo sin tanta comida de por medio. No puede decir que su vida es felicidad porque hay de días a días y porque… bueno, ¿a ti qué carajo te importa?
▲ Gustos: Si fuera tan fácil limitar los gustos de la persona, cualquier imbécil podría empezar su autobiografía con una lista de éstos. Le gustan tantas cosas y desconoce tantas otras, que realmente la lista no está ni en proceso de completarse. Le gusta cuando se despierta porque su hermana le está brincando encima pidiendo el desayuno. Le gusta cuando el profesor de Economía Política lanza un tema a la mesa de discusión y deja que todos los cincuenta economistas en proceso se destrocen los unos a los otros en un debate que podría durar horas pero que se ve siempre interrumpido por la campana. Le gusta respirar el humo de su propio cigarrillo, envolverse en el halo de sus propios pensamientos mientras éste pende de sus labios con despreocupación. Le gustan las largas caladas que le llenan los pulmones de toxinas y la cabeza de tranquilidad. Le gusta el sexo. Mierda, el que diga lo contrario es porque probablemente jamás lo ha tenido. Le gusta sentir un cuerpo ajeno entremezclándose con el propio para crear la perfecta combinación de delirio y efímero interés; y aunque las curvas femeninas son lo suficientemente sublimes como para escribir un libro entero de poesía al respecto, él prefiere a los chicos. Al final del día si se va a embarcar en una relación hay otros factores a considerar, pero si es en un bar en el que se encuentra, una sonrisa socarrona y el pecho erguido con falsa determinación masculina pueden con él.
▲ Disgustos: Le disgusta la estupidez humana. Porque vaya, todos los seres pensantes tienen cierto nivel de estupidez más axiomático que la vida misma, pero hay unos que se aprovechan de ello para convertirse en aberraciones al pensamiento lógico. Personas completamente estúpidas como aquellas que usan apodos ridículos o viven para satisfacer al prójimo con sus propias actitudes sometidas. Aquellas que dejan de expresar su punto de vista sólo por temor a lo que cierta persona pudiera pensar. Odia las pobres excusas de su madre para explicar su falta de determinación a la hora de romper las barreras que le siguen atando a hombres sin futuro que no le respetan y no tienen planes de hacerlo. Detesta no poder explicarse lo que pasa a su alrededor y las críticas de personas que sólo ven lo superficial sin adentrarse en las condiciones que arrastran a ciertas personas a tales acciones. Odia la distancia que le separa todos los días de su hermana (aunque sabe que al final del día es por su bien); pero principalmente detesta todas esas mentiras con las que debe endulzar la realidad de la menor por el simple hecho de que su madre no es esfuerza por mejorarla.
▲ Debilidades: Los ecos de críticas pasadas. Podrá ser el imbécil de siempre diciendo que le importa un carajo todo lo que sucede alrededor de él y aunque en éste momento sí es así, antes le importaba un poco más. Antes el ser señalado como "el hijo de la puta de barrio" era más traumante que ahora en que simplemente puede contestar: "no, no, la puta de barrio la encuentras mirándote al espejo" sin importar quién sea el receptor de sus palabras. La inseguridad producto de una vida hecho de menos puede con él ocasionalmente. Entonces recuerda que las personas que lo dijeron no eran mejor que él y lo manda todo al carajo.
▲ Fortalezas: Su hermana. Como mencionó anteriormente, vive, respira y se esfuerza por darle a ella las cosas que él no tuvo cuando estaba creciendo. Y aunque en éste momento la compañía no sea una de éstas cosas, el costo de oportunidad (en términos económicos) vale la pena al saber que ella no tendrá que pasar por todas las cosas por las que él ha pasado para estudiar en una de las mejores universidades de Inglaterra. Es lo que le impulsa a seguir adelante, lo que le motiva y le recuerda que en toda la porquería en la que vive, ella es alguien por quien vale la pena luchar.
▲ Manias: Suele morderse el pulgar mientras hace números y hablar en búlgaro cuando esta transcribiendo algo para algún resumen.
▲ Fobias: Ninguna.
No se siente asqueado por las personas que cumplen con todas las cosas que él critica. No le importan lo suficiente como para dedicarles un pensamiento siquiera. Si hay algo que el mundo debería saber es que sólo le interesan tres cosas:
I. Su carrera. ¿Y es que cómo no podría interesarle la ciencia social más importante del maldito planeta? La economía lo es todo. Aunque los científicos le definieran como el estudio de la productividad en un país en aras del bienestar social, todos esos pendejos de mierda sólo estaban dictándole a un pobre diablo sus definiciones erróneas mientras ellos pretendían ser los filósofos más importantes del universo. La economía es más que eso: se vive, se respira, se ve en cada rincón del planeta y debe aprovecharse para modificar las cosas que están mal. ¿De qué carajo le va a servir leer los cuarenta mil tomos de “El Capital” si sólo será de los imbéciles que asientan como si les pagaran por mover la cabeza verticalmente y decir: “oh, ese Marx es un auxilio celestial a todos los economistas, alabado sea el rey K”? Se trata de aprender del pasado y mejorar el futuro, no sentarse a ensanchar el trasero mientras sangran al pueblo con esos sueldos que no hacen más que empeorar el campo que ellos mismos están estudiando.
II. Su hermana. No te contará cómo su vida ha sido miserable porque el traje de Victor Hugo lo dejó en casa, pero de toda la porquería que ha pasado a lo largo de sus 22 años, Robin es lo único destacable. La niña de sus ojos, la consentida, su motivación para salir adelante y alcanzar todas aquellas metas que el mundo cataloga como imposibles. Si ella lo cataloga como su héroe, lo menos que puede hacer es vivir para cumplir con las expectativas de la pequeña. Cuando esta con ella se convierte en una persona completamente diferente. Deja de lado los malos tratos, las maldiciones las guarda para más tarde y si es necesario hincarse en el suelo y pretender ser un caballo para lograr las sonrisas de su hermana, lo hará. Es lo menos que puede hacer cuando una de sus sonrisas es suficiente para mejorar no sólo su día, sino su semana entera.
III. Él mismo. ¿Te parece egocéntrico? Oh, guardará tu perspectiva en el folder de cosas que le importan un carajo, entre los programas de concurso y los libros de superación personal. Ese es tu lugar de honor. Le importa él, porque mierda, ¿cómo podría no importarle? Está estudiando para salir adelante y callar a todas esas viejas estúpidas que desde pequeño le han hecho de menos al venir de una ciudad conservadora que aparentemente no está de acuerdo con que una madre críe en solitario a sus dos hijos (de diferente padre, cabe destacar). Se superará, pero no para probarle al mundo que puede, porque éste le importa una reverenda mierda; sino porque está harto de las limitaciones. De ir a dormir sin saber si al día siguiente tendrá el dinero suficiente para comprar sus cigarrillos. Se importa a sí mismo porque ha trabajado como un esclavo para conseguir lo que tiene y sería un imbécil al no reconocerlo. Eso de la modestia se lo deja a los santos y tomando en cuenta que no quiere ser canonizado, la respuesta a la inexistente interrogante es más que obvia.
No te esfuerces por entenderlo; a menos que seas psicólogo, tengas unas tremendas ganas de ser insultado y poderosos dotes de convencimiento, porque así como así él no piensa soltarse a hablar de sus problemas. Maldice con frecuencia (por si no lo habías notado en todo lo que acabas de leer) porque de alguna manera necesita expresar en lenguaje los sentimientos de su interior. Ríe de vez en cuando, no es como si todo en el mundo le causara gracia para estar riendo las 24 horas del día cual rubia plástica. Sonríe, sí (pero casi siempre en burla, si es completamente honesto); y es de esa mayoría universitaria que prefiere gastar su dinero en libros, cigarrillos y bebidas energéticas que le mantienen vivo sin tanta comida de por medio. No puede decir que su vida es felicidad porque hay de días a días y porque… bueno, ¿a ti qué carajo te importa?
▲ Gustos: Si fuera tan fácil limitar los gustos de la persona, cualquier imbécil podría empezar su autobiografía con una lista de éstos. Le gustan tantas cosas y desconoce tantas otras, que realmente la lista no está ni en proceso de completarse. Le gusta cuando se despierta porque su hermana le está brincando encima pidiendo el desayuno. Le gusta cuando el profesor de Economía Política lanza un tema a la mesa de discusión y deja que todos los cincuenta economistas en proceso se destrocen los unos a los otros en un debate que podría durar horas pero que se ve siempre interrumpido por la campana. Le gusta respirar el humo de su propio cigarrillo, envolverse en el halo de sus propios pensamientos mientras éste pende de sus labios con despreocupación. Le gustan las largas caladas que le llenan los pulmones de toxinas y la cabeza de tranquilidad. Le gusta el sexo. Mierda, el que diga lo contrario es porque probablemente jamás lo ha tenido. Le gusta sentir un cuerpo ajeno entremezclándose con el propio para crear la perfecta combinación de delirio y efímero interés; y aunque las curvas femeninas son lo suficientemente sublimes como para escribir un libro entero de poesía al respecto, él prefiere a los chicos. Al final del día si se va a embarcar en una relación hay otros factores a considerar, pero si es en un bar en el que se encuentra, una sonrisa socarrona y el pecho erguido con falsa determinación masculina pueden con él.
▲ Disgustos: Le disgusta la estupidez humana. Porque vaya, todos los seres pensantes tienen cierto nivel de estupidez más axiomático que la vida misma, pero hay unos que se aprovechan de ello para convertirse en aberraciones al pensamiento lógico. Personas completamente estúpidas como aquellas que usan apodos ridículos o viven para satisfacer al prójimo con sus propias actitudes sometidas. Aquellas que dejan de expresar su punto de vista sólo por temor a lo que cierta persona pudiera pensar. Odia las pobres excusas de su madre para explicar su falta de determinación a la hora de romper las barreras que le siguen atando a hombres sin futuro que no le respetan y no tienen planes de hacerlo. Detesta no poder explicarse lo que pasa a su alrededor y las críticas de personas que sólo ven lo superficial sin adentrarse en las condiciones que arrastran a ciertas personas a tales acciones. Odia la distancia que le separa todos los días de su hermana (aunque sabe que al final del día es por su bien); pero principalmente detesta todas esas mentiras con las que debe endulzar la realidad de la menor por el simple hecho de que su madre no es esfuerza por mejorarla.
▲ Debilidades: Los ecos de críticas pasadas. Podrá ser el imbécil de siempre diciendo que le importa un carajo todo lo que sucede alrededor de él y aunque en éste momento sí es así, antes le importaba un poco más. Antes el ser señalado como "el hijo de la puta de barrio" era más traumante que ahora en que simplemente puede contestar: "no, no, la puta de barrio la encuentras mirándote al espejo" sin importar quién sea el receptor de sus palabras. La inseguridad producto de una vida hecho de menos puede con él ocasionalmente. Entonces recuerda que las personas que lo dijeron no eran mejor que él y lo manda todo al carajo.
▲ Fortalezas: Su hermana. Como mencionó anteriormente, vive, respira y se esfuerza por darle a ella las cosas que él no tuvo cuando estaba creciendo. Y aunque en éste momento la compañía no sea una de éstas cosas, el costo de oportunidad (en términos económicos) vale la pena al saber que ella no tendrá que pasar por todas las cosas por las que él ha pasado para estudiar en una de las mejores universidades de Inglaterra. Es lo que le impulsa a seguir adelante, lo que le motiva y le recuerda que en toda la porquería en la que vive, ella es alguien por quien vale la pena luchar.
▲ Manias: Suele morderse el pulgar mientras hace números y hablar en búlgaro cuando esta transcribiendo algo para algún resumen.
▲ Fobias: Ninguna.
Historia
Ykvar es producto de estupidez adolescente, alcohol, la baja autoestima de su madre y la lengua experta de su padre. Le procrearon en un bar de mala muerte bajo palabras escurriendo mentira que lograron abrir las piernas de su progenitora, arrancarle la inocencia y dejarle con premio de por medio. Nació una tarde de Marzo que no pasó a la historia para nadie. Las enfermeras de la clínica social le dejaron junto a su madre que había perdido la consciencia tras la anestesia, llorando hasta que logró despertarla para que le diera de comer. Sus primeros años de vida fueron un borrón que variaba entre un hombre al que su madre siempre le gritaba en el teléfono (su supuesto padre) y aquella vieja vecina con el que le dejaba encargado para ir a hacer hasta dos o tres turnos en la cafetería de la que pagaba la renta y los servicios. No recibió educación hasta ir a la primaria, pero sorpresivamente no tardó en ponerse al mismo nivel de todos los pequeños idiotas en formación que desperdiciaron tres años de su vida en preescolar.
Por la vida de su madre pasaron múltiples amores; cada uno peor que el anterior, hombres llenos de basura en la cabeza que intentaban comprarlo con juguetes baratos para cegarlo momentáneamente y que no notara los malos tratos que tenían para con su madre. En un principio se molestaba, lloraba de rabia y frustración, le reclamaba a su progenitora el por qué de que permitiera tales abusos; pero llegado a un punto, dejó de importarle. Era su problema y parecía ser adicta a los insultos y la falta de apreciación, ¿qué podría hacer él al respecto? La felicidad de la familia vino cuando él tenía quince años y estaba por iniciar la educación como bachiller. La pequeña niña de cabello castaño y ojos curiosos vio a luz y con ello alumbró el mundo de su hermano mayor. Desde ese momento supo que no sólo iba a superarse para probarse a sí mismo que podía, sino para sacarla a ella adelante y que no tuviera que sufrir los malos tratos que no se había buscado, sino que eran parte de ser un Lauridsen con una madre esquiva la mayor parte del tiempo.
Un año después del nacimiento de su hermano, apareció él. No piensa decir su nombre porque recordar es volver a vivir el infierno y la gloria que sólo él le hizo padecer, pero de no haber sido importante, no lo recordaría como aquellos tres años de internado en que disfrutó a su lado cada minuto de su vida estudiantil. Le hizo descubrir aspectos de su vida que jamás hubiera imaginado y por eso le está eternamente agradecido. El hecho de que después de tres años le haya mandado al carajo con viento fresco porque encontró un nuevo entretenimiento es algo que tampoco vale la pena mencionar. (Grandísimo imbécil de mierda.) Aunque terminó su bachillerato a los 18 y por su vida pasaron incontables desgracias, parejas de ambos géneros y momentos de felicidad, la beca que le permitió entrar en Nightove no llegó hasta su vida hasta hace apenas unos meses. Fue así como tomó todas sus cosas, se despidió de la niña de siete años que le miraba desde la entrada de la casa con el peluche colgando en mano y partió a seguir su destino, dejando atrás todas sus limitaciones. Todas esas personas que le decían que no podía.
▲ Familia:
Por la vida de su madre pasaron múltiples amores; cada uno peor que el anterior, hombres llenos de basura en la cabeza que intentaban comprarlo con juguetes baratos para cegarlo momentáneamente y que no notara los malos tratos que tenían para con su madre. En un principio se molestaba, lloraba de rabia y frustración, le reclamaba a su progenitora el por qué de que permitiera tales abusos; pero llegado a un punto, dejó de importarle. Era su problema y parecía ser adicta a los insultos y la falta de apreciación, ¿qué podría hacer él al respecto? La felicidad de la familia vino cuando él tenía quince años y estaba por iniciar la educación como bachiller. La pequeña niña de cabello castaño y ojos curiosos vio a luz y con ello alumbró el mundo de su hermano mayor. Desde ese momento supo que no sólo iba a superarse para probarse a sí mismo que podía, sino para sacarla a ella adelante y que no tuviera que sufrir los malos tratos que no se había buscado, sino que eran parte de ser un Lauridsen con una madre esquiva la mayor parte del tiempo.
Un año después del nacimiento de su hermano, apareció él. No piensa decir su nombre porque recordar es volver a vivir el infierno y la gloria que sólo él le hizo padecer, pero de no haber sido importante, no lo recordaría como aquellos tres años de internado en que disfrutó a su lado cada minuto de su vida estudiantil. Le hizo descubrir aspectos de su vida que jamás hubiera imaginado y por eso le está eternamente agradecido. El hecho de que después de tres años le haya mandado al carajo con viento fresco porque encontró un nuevo entretenimiento es algo que tampoco vale la pena mencionar. (Grandísimo imbécil de mierda.) Aunque terminó su bachillerato a los 18 y por su vida pasaron incontables desgracias, parejas de ambos géneros y momentos de felicidad, la beca que le permitió entrar en Nightove no llegó hasta su vida hasta hace apenas unos meses. Fue así como tomó todas sus cosas, se despidió de la niña de siete años que le miraba desde la entrada de la casa con el peluche colgando en mano y partió a seguir su destino, dejando atrás todas sus limitaciones. Todas esas personas que le decían que no podía.
▲ Familia:
- Padre: Algún imbécil al que jamás conoció.
- Madre: Carleigh Lauridsen.
- Hermana: Candice Lauridsen.
- Otros: Thatcher Zakhaj, padrastro temporal.
Datos Adicionales
▲ Él y su hermana llevan el apellido de su madre porque ésta jamás les ha querido decir quién es su padre.
▲ Cuando era más joven, tenía fija la idea de ser bombero.
▲ Su primer beso fue con un chico. Posteriormente le partió el labio de un puñetazo porque sus amigos se habían burlado de él, pero cuando lo buscó para disculparse, se volvieron a besar. Se convirtió en su primer beso.
▲ No tiene tatuajes aun, pero se siente fuertemente atraído hacia la gente que sí los posee.
▲ Detesta el fútbol. Es como ver a una bola de idiotas corriendo tras un trozo de carne.
▲ Su comida favorita es la pasta.
▲ Tuvo que empezar a cocinar para sí desde los siete años, por lo que se ha desarrollado muy bien en esa disciplina.
▲ Maldice con estrepitosa frecuencia.
▲ Se fuma una cajetilla de cigarrillos al día, pero ha intentado bajar éste índice.
▲ Usa lentes para leer desde que tiene 16 años.
▲ Cuando era más joven, tenía fija la idea de ser bombero.
▲ Su primer beso fue con un chico. Posteriormente le partió el labio de un puñetazo porque sus amigos se habían burlado de él, pero cuando lo buscó para disculparse, se volvieron a besar. Se convirtió en su primer beso.
▲ No tiene tatuajes aun, pero se siente fuertemente atraído hacia la gente que sí los posee.
▲ Detesta el fútbol. Es como ver a una bola de idiotas corriendo tras un trozo de carne.
▲ Su comida favorita es la pasta.
▲ Tuvo que empezar a cocinar para sí desde los siete años, por lo que se ha desarrollado muy bien en esa disciplina.
▲ Maldice con estrepitosa frecuencia.
▲ Se fuma una cajetilla de cigarrillos al día, pero ha intentado bajar éste índice.
▲ Usa lentes para leer desde que tiene 16 años.
Última edición por Ykvar Lauridsen el Sáb Ago 10, 2013 1:59 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: I was never what I am. —KYL.
Ficha en proceso
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R. Lena Gallagher• Líder Bithaen • - × Edad : 33
× Mensajes : 1266
× Fecha de inscripción : 27/01/2013
Re: I was never what I am. —KYL.
Ficha aceptada
¡Bienvenido al foro! diviértete, pásala bien, no dudes en consultar si tienes algún problema y claro no te olvides de rolear. Esperamos que tu estancia en Nightove sea agradable.
William H. Sparks• Líder Besten • - × Edad : 34
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