Néeka C. Diermissen

"─ Yo soy de las que prefieren no ayudar a nadie a levantarse.
─ ¿Y por qué no?
─ Porque luego se acostumbran y joder, tengo mejores cosas que hacer."

Detallar la vida de ésta joven amante de la libertad de expresión es sencillamente complicado. Divertida, elocuente, fiestera e insaciable. Juntarse con ella es sinónimo de un no parar. ¿Un día deprimido? No hay problema, acércate a ésta morena que te hará bailar hasta un tango. Vamos a dejar claros estos puntos. Si tú quieres divertirte, llámala; si por el contrario quieres pelea, mejor no la busques. Es cierto que puede ser un ángel con una sonrisa iluminada en el rostro pero... ¡Eh! Para el carro. De ángel tiene la apariencia, porque por dentro es una jodida diablesa, y, qué narices, no llega ni a diablesa. Un torbellino de sensaciones que invaden todo su ser. Es difícil no verle hacer alguna broma pesada. Oh si, porque a veces la chica no tiene cómo parar y no sabe los límites, pero... ¿Quién quiere límites? ¿Quieres sinceridad? Has encontrado a la joven adecuada. Aunque a veces no sea lo más adecuado es más que seguro que Néeka va a decirte qué es lo que piensa, te duela o no. ¿No te has preparado para escucharlo? Tarde, haberlo pensado mejor. No busques algo si luego no vas a asumir las consecuencias. Sin pelos en la lengua, piensa antes de actuar y eso atrae resultados poco favorables hacia su persona, pero poco le importa. Disfrutemos primero de lo que se presenta ante nuestros ojos.

Amiga de todos, o de los que le interesa. Siempre pondrá buena cara a cualquiera que se encuentre en primera instancia. ¡Pero hostias si le contestas de una manera que le desagrade! Ya tienes cavada tu propia tumba. Pero no te preocupes, usará su lengua serpentina y su veneno repleto de sarcasmo por cada poro de su piel para dejarte bien claro lo que piensa de ti. El sarcasmo es una buena manera de camuflar la verdad con una sonrisa. Y si, las sonrisas no le faltan. Pero vamos que si llegas al punto que no es capaz ni de verte la cara, no sufras, te meterá un guantazo que recordarás su nombre sí o sí. Fidelidad podría ser su tercer nombre, si eres su amigo y eres importante para ella, ya tienes el cielo ganado. Hará todo lo posible por ayudarte a salir del agujero en el que estés metido, y si tiene que liarse a puñetazo limpio con un grupo de chulos y putas que no dejan de acosarte, lo hará. ¿Que sale malherida? Luego lo arreglamos con una cena pagada y un par de copas, el alcohol siempre limpia las heridas.

"─ Tú y yo, mi cama, ésta noche.
─ Hahahahaha, ¡qué gracioso eres!
─ ¿De qué te ríes, qué tiene de divertido?
─ Ah, pero que hablas enserio."

Las etiquetas nunca fueron su fuerte, en realidad sabe que todo lo que empieza termina y que nada es para siempre. ¿Relaciones? No sabe bien cómo digerir esa palabra, puesto que nunca ha tenido nada serio. Sus rollos suelen durar como máximo tres días y da gracias, sería porque no tenía con quién distraerse esa semana.  ¿Por qué atarse a una persona que desde luego te mentirá y hará sentir mal? No tiene tiempo ni ganas que perder con esas gilipolleces, así que aún sigue pensando que los príncipes azules están desteñidos hoy en día y que eso son sólo subnormalidades para que las niñas pequeñas tengan sueños bonitos, pero para ésta alemana son más pesadillas. ¿Un clavo saca otro clavo? Por supuesto, y cuanta más diversión, mejor. Qué cojones, la vida es demasiado corta como para desperdiciarla lloriqueando porque un pene no quiere estar pendiente de ti las 24/7. Venga hombre, para eso mejor usarlos como juguetes y consoladores.

¡Consoladores! Por supuesto. Su oficio es de los más extraños que puedas pensar, o no. Dependienta en un Sexshop a media jornada, cuando no está estudiando obviamente. ¿De alguna manera habrá que sacarse las perras para el estudio, no?. Puede que no sea el mejor trabajo del mundo ni el mejor visto, pero ella se lo pasa bien. Su jefe es un tipo gay con mucha pluma con el que se pasa el día riendo a carcajadas por cualquier tontería, sobretodo con las relaciones a corto plazo que el hombre echa a un lado a cada rato. Le cae genial ese tío, qué coño, podría decirse que es con quien más cómoda se siente, dejando de lado a su mejor amigo William. Tiene bastante experiencia sexual así que es una de las mejores vendedoras de su categoría. Aunque no es muy dada a hacer uso de los mismos si no es estrictamente necesario, osease... Cuando a ella le de la gana. Le encanta ver cómo de vez en cuando llega algún baboso a la tienda e intenta tontearle con cualquier absurda frase de internet porno barato o un intento de poeta anticuado. Siempre tiene un gran repertorio de frases para rechazos de manera que pueda divertirse viendo sus reacciones, aunque la mayoría terminen en insultos y ella tenga que partirles la cara. Algo típico, su jefe ya simplemente le anima a continuar. ¡Con jefes así vale la pena ir a trabajar cada día!

"─ Pues no estás tan bueno como decían...
─ ¡Eh! ¿Qué insinúas?
─ Yo no insinúo nada, aclaro los hechos. Quizá que te vieron estando pedo y se confundieron, el alcohol puede hacer muchas putadas. Por ejemplo, el acostarse con un feto como tú."

William es su mejor amigo de la infancia, casi como un hermano mayor. Es el único que realmente le importa en este jodido mundo lleno de mierda, a excepción de su padre. Siempre que tenía algún problema y William iba en su ayuda... ella terminaba antes con esos tipos. Oh si, le encanta hacer sufrir a los hombres, pero todo depende de la persona, el momento y sus hormonas. ¿Que no? Las hormonas femeninas hacen maravillas, y un día Néeka puede estar despollándose contigo y al siguiente metiéndote un sillazo en la cabeza. Ugh, qué bruta, pensaréis. Pues si, qué coño, quizá es que tiene un lado un poco macho, o por lo pronto debe tener más cojones que algunos hombres.

Pero no temas, no es tan peligrosa. En realidad es un encanto de mujer, si no le tocas la moral. Se pasa el día de bromas, risas e intentando conocer a más gente. ¡Cuantos más amigos mejor! Se le da muy bien actuar cuando es necesario. No quiere buscarse problemas pero los problemas siempre terminan encontrándose con ella y bueno, sabe cómo arreglárselas por sí misma. ¿Una pelea con ella? Labio roto, una ceja sangrando, un par de moretones, cabellos arrancados y arañazos. No importa, qué más da, vamos a tomar una copa y luego si eso hablamos de follar o no. Le gusta tener la última palabra y que lo que ella opina vaya a misa, porque si, porque es así. ¿Por qué tienen que intentar hacerle cambiar de parecer? ¿Prejuiciosa? Depende del momento, pero es posible. ¿Y si por un casual le interesa alguien sentimentalmente? Primeo comprobemos que no sea homosexual y luego hablamos. Una mala experiencia en el pasado puede cambiar la personalidad de las personas a mejor o a peor... Néeka se siente mucho mejor consigo misma desde entonces.

▲ Gustos:
✖ Algunas drogas.
✖ El alcohol.
✖ Las fiestas.
✖ Los polvos casuales.
✖ Desvelarse hasta las tantas de la madrugada.
✖ Practicar el boxeo en su tiempo libre.
✖ La pintura.

▲ Disgustos:
✖ Los hombres.
✖ Las mentiras.
✖ La falsedad.
✖ El color verde.
✖ Los insectos.
✖ Que le llamen por su segundo nombre.

▲ Debilidades:
✖ Alérgica a las fresas.
✖ A veces le dan taquicardias, por ello no puede practicar todo el boxeo que quisiera.
✖ Su mejor amigo Willy.

▲ Fortalezas:
✖ El boxeo.
✖ Su autoestima.
✖ La pintura le hace superarse a sí misma.
✖ Es buena estudiante.

▲ Manias:

✖ Se muerde el cabello cuando está nerviosa.
✖ Le gusta mover el pie derecho antes de dormirse o cuando se despierta.

▲ Fobias:

✖ Ninguna por el momento.

→ Nacida en un caluroso verano de Munich, Alemania. La mayor de un joven matrimonio alemán. Su padre, Augustus Diermissen, un importante boxeador alemán, uno de los más famosos y renombrados; su madre, Klara Diermissen, una joven y hermosa periodista de un periódico alemán. Ambos se conocieron, se enamoraron y tuvieron una hermosa hija.

→ Pero dado a que la economía en Munich no era muy buena, se mudaron cuando la pequeña tenía apenas cuatro años hasta Londres, Inglaterra. Allí fue donde la pequeña conoció a su vecino y mejor amigo, William.

→ Cuando Néeka cumplió los ocho años su padre empezó a llevarla consigo a sus entrenamientos de boxeo, y la pequeña quedaba maravillada por los movimientos que hacía su padre. Quedó encantada con ese mundo, el mundo del boxeo. Intentó imitar a su padre desde entonces pero, al ser mujer, no le dejaban entrenarse con hombres y eso siempre le hacía sentirse mal, pues ella quería superarse sin distinción de sexos.

→ Con el tiempo el padre de la morena empezó a perder sus combates, y eso hizo que la joven se preocupara y fuera a preguntarle, pero el hombre intentó calmar a su hija con dulces palabras para que no se preocupara. Esa misma noche escuchó a sus padres hablar en el salón, cuando supuestamente ella debía estar durmiendo, sobre que tenían amenazado a su padre. Al ser ya tan mayor querían que se jubilase y él no quería, por lo que le obligaban a perder las peleas o le darían una paliza de muerte. Eso horrorizó a Néeka.

→ Con el sueldo de Klara era imposible que los tres viviesen bien, así que Augustus terminó por escuchar los ánimos de su pequeña hija y su esposa, que le decían que no debía rendirse y pelear sí o sí, demostrar que valía. Él aceptó y volvió a pelear, ganando cada uno de los combates y volviendo a colocarse en la lista de los mejores boxeadores europeos.

→ Todo parecía ir bien hasta el momento, con el paso de los años todo iba a mejor. Néeka, con ya su mayoría de edad, empezó a estudiar Artes Plásticas en Nightove, dado a que se le daba muy bien el dibujo, además de que en su tiempo libre iba a entrenar boxeo con su padre y sus amigos.

→ Conoció a un joven llamado Hugo, del cual quedó totalmente prendada, le gustaba muchísimo y boxeaban juntos. Empezaron una relación seria y, tiempo después, se enteró de que él era gay y que no tenía clara su sexualidad, por lo que decidió empezar a salir con Néeka para aclararse él mismo. Aquello dejó destrozada a la alemana y decidió que no volvería a enamorarse ni a tener una relación seria pues todos eran unos mentirosos que usaban a las mujeres por su propia conveniencia.

→ Después de ese fatídico momento, llegó otro peor. A pesar de que pasaron varios años, la amenaza hacia su padre se terminó cumpliendo. Una noche que acababa de ganar otro combate, unos matones contratados le metieron tal paliza que terminó muriendo por hemorragias internas. Nadie supo realmente quién fue el culpable, quién fue el que contrató esos hombres. Todo aquello favoreció a que el débil corazón de Néeka fallase y le diesen ciertas taquicardias cada X tiempo.

→ Su madre, Klara, destrozada por la pérdida de su marido, trató de continuar trabajando para que su hija pudiera continuar con sus estudios y sus vidas, pero había caído en tal depresión que terminaron dándole el alta por enfermedad y únicamente le daban un pago mensual que no es muy alto para mantenerse.

→ Ante todo aquello, Néeka decidió actuar. Debía sacar adelante a su madre. Con veinte años decidió que debía buscar trabajo a media jornada quitarle el peso de encima a su madre que bastante tenía ella y así pagarse sus estudios, no quería darle problemas. Además contaba con la ayuda y apoyo incondicional de su mejor amigo Willy.

→ Encontró un trabajo en una tienda de Sexshop y desde entonces se siente muy cómoda. Vive en la Universidad para no darle problemas a su madre, le manda dinero de vez en cuando y suelen hablar por teléfono. Klara parece estar mejor y consiguió un nuevo novio incluso pensó en casarse, cosa que alegró mucho a la morena, dado a que su madre merecía ser feliz.

▲ Familia:

• Padre: Augustus Diermissen.
  
• Madre: Klara Diermissen.
  
• Otros: William Harvey Sparks (Su mejor amigo de la infancia.)
  
  

→  En su tiempo libre va al gimnasio para hacer boxeo y no perder la costumbre, aunque cada vez lo hace menos al recordarle a su padre y por sus problemas de corazón.

→ Cuando se siente inspirada suele dibujar retratos o paisajes a mano alzada con tan sólo un lápiz, una goma y papel. No necesita nada más. Aunque no le gusta que nadie vea sus dibujos pues considera que no son muy buenos. Su padre era al único que permitía que los viera.