Romee G. Atkins ▲ ID.

Si de entrada buscas un no, ella es la persona adecuada. Huraña, de carácter fuerte y contestatario parece una de esas personas que se levantan y se acuestan enfadadas con el mundo. No es el estandarte de la amabilidad, cuando alguien se le acerca ya usa la prevención como escudo. A veces tiene la certeza de que es mejor no molestarse en conocer a nadie, perder ciertas cosas por el camino en lugar de enfrentarse a que alguien acabe por decepcionarla de verdad. Normalmente contestará con monosílabos, o incluso algún ruidito que desaliente a mantener una conversación a la que ya de por sí su cara de malas pulgas no da a lugar.
Aún así tiene que aceptar el levantar la barrera de vez en cuando. No es de esas personas que siempre está rodeada de gente, tal vez por eso aprecia mucho más que el resto lo que tiene. Porque lo considera suyo, su elección y por eso es un tanto posesiva con aquellos que de una u otra manera acaban por entrar por el aro y formar parte de su vida.
Podría mentir y decir que si la conoces, será mucho mejor. No, si la conoces tiene sus pros y sus contras, como todos. Tienes que tomar las cosas como vienen. En confianza, es un toberllino de malas ideas, siempre probando algo para superarse, siempre dispuesta a hacer algo simplemente porque cualquier otro apostó que no podía. Directa, ruda, sincera, todo un ser sin modales que se ríe de todo, lo bueno es que también se aplica esas leyes a sí misma. A su modo es bromista, incluso entre su sarcasmo y su humor negro puedes encontrar un punto de diversión si te lo propones.

Si algo le caracteriza es que pese a todo tiene un sentido de pertenencia, lealtad y honor muy chapado a la antigua. Algo que no parece ir demasiado con su personalidad pero acaba pro salir a relucir de tantas maneras que se ve lo integrado que está en ella. Por ello cuando se la conoce de verdad, cuando hay confianza, fuera de esa rudeza de la primera impresión, lo único que queda es terquedad. Una de esas mujeres que tiene tan claro lo que quiere que arrolla por donde va y no permite que nadie le lleve la contra.
Todo esto le vuelve un cóctel molotov cuando se topa con algo que le desagrada. Es bastante evidente que aquello de la paciencia lo usa solo bajo obligación. Cuando se encuentra con alguien a quien no soporta, no tiene miramientos en ser cruel. Cuando se enfada, pasa del sarcasmo a ser directamente hiriente, a veces se arrepiente y otras no. Si realmente algo le frustra, si alguien es tan idiota como para no saber frenar a tiempo delante de ella, no pedirá ayuda, no tiene el menor problema en resolver por las malas sus propios problemas, incluso si eso le cuesta moratones o un hueso roto. Nada de niña bien ni de damisela en apuros, odia a todo aquello que se pase más de dos minutos frente a un espejo.

Que no sea coqueta ni elegante, que no se pase horas pensando si los zapatos combinan con su chaqueta de cuero o con su color de ojos, que sobre tacones parezca un pato mareado, no significa que no le guste seducir o ser seducida. La morena tiene sus armas o al menos es lo que le gusta creer. Le gusta dominar la situación y como con todo, no encontrarse sorpresas desagradables. No está buscando un amor de por vida, ni un final de cuento. Obviamente ella no cree en esas cosas, nunca se quedará demasiado en ninguna parte cuando pueda pilotar su propio caza, ¿para qué molestarse? No, no es la clase de mujer que se ve como madre de familia, pero eso no quita que deje de lado la diversión del camino.
▲ Gustos:
• La adrenalina. Es adicta a todo lo que le haga hervir la sangre, desde el deporte hasta romper alguna norma.
• Madrugar. Está acostumbrada a levantarse con el toque de diana, con lo cual si no lo hace le parece una sobrenada pérdida de tiempo.
• Los sabores ácidos y amargos.
• El café a casi todas horas, té por la noche.
• El clima frío y tormentoso. Adora mojarse con la lluvia.
▲ Disgustos:
• La presión.
• Las comparaciones.
• Todo aquel ser que se atreva a considerarla una damisela.
• Las niñas huecas.
• El azúcar.
▲ Debilidades:
• Siempre ha estado sometida a mucha presión, por lo que le tiene una especie de terror a las expectativas. Prefiere no saber qué espera el resto de ella para no frustrarse.
• Su familia. Pese a todo, la conciencia del honor pesa sobre ella como una losa de hormigón, es algo que defenderá sobre todas las cosas.
• Es mucho más insegura de lo que aparenta. De eso se trata, aprendió muy rápido a aparentar.
• Las críticas y correcciones, las acepta muy mal.
▲ Fortalezas:
• Astuta y cabezota.
• Poder de convicción, es capaz de negociar hasta la saciedad y obtener lo que quiere.
• Todas las ventajas que le puede aportar el hecho de recibir entrenamiento militar.
▲ Manias:
• Repetir las cosas tres veces cuando algo es muy importante para ella o está frustrada.
• Ir descalza.
▲ Fobias:
• Odia los pájaros, algo realmente curioso si tenemos en cuenta que quiere dedicarse a ser Piloto en las Fuerzas Aéreas.

Para ser sinceros a Romee nadie la esperaba en la casa de los Atkins. Los jóvenes y adorables gemelos de cinco años era la inversión y requerían el suficiente tiempo como para una boca más en casa. Aún así, en el seno de una familia católica y militar, el decir que no a la llegada de un bebé suponía muchos más problemas que la crianza del mismo.
Sin embargo, que no fuera esperada no supuso que no se pusieran en ella las mismas o más altas expectativas de las que tenían depositadas en sus hermanos mayores. Romee creció bajo el amparo de las normas y de todo el dolor y castigo que podía suponer una decepción. Desde pequeña, es cierto que osó a revelarse en muchas ocasiones. Ocasiones en las que fue frenada con castigos que una casa no gobernada bajo el brazo militar, tal vez hubieran parecido sumamente desproporcionados para una pequeña traviesa.

No, su infancia no fue todo lo normal que debería. En cuanto cumplió cinco años fue internada en un colegio elitista para señoritas que huelga decir, detestaba. Mientras sus hermanos estudiaban en una escuela de corte militar, en un principio Tessa Atkins deseó que su única hija fuera toda una señorita que casar con un gran heredero, como en los cuentos. Pero la vida de Romee no estaba hecha para tanto azúcar y en seguida empezaron los problemas. Hasta que la expulsaron de aquella escuela por morder a una niña por llamarla "marimacho".
Tras la primera expulsión, siguieron más internados y otras expulsiones. Hasta una semana mágica con 10 años en la que estuvo recibiendo clases en casa de una profesora supervisada por su madre. Cuando Oman se enteró, la castigó a dormir toda la semana en encerrada en el sótano. Desde aquel día, fue admitida en el primer curso para chicas en el colegio al que asistían sus hermanos y empezó a comprender que sí quería llegar lejos, iba a empezar a tener que competir y someterse a las exigencias. A rebelarse, siempre, pero siendo más astuta para que otros pagaran los platos rotos a poder ser.

Al cumplir doce años, una mañana en la escuela recibió una llamada. Su madre había muerto. No es que fuera algo inesperado, pues llevaba años enferma, lo inesperado fue que la pequeña de la casa no tuviera reacción alguna. Incluso su padre y sus hermanos pasaron por todas las etapas del duelo, ira, tristeza, culpa, negación... mientras la morena los desafiaba con la mirada fría en sus ojos azules, como si con ella hubiera perdido la capacidad de sentir nada. Nunca habla de ello, mucha gente tiene la opinión de que nunca lo asumió ni lo superó.
Desde entonces se forjó aún más la personalidad de la muchacha que es ahora, como si no pudiera demostrar más sensibilidad que el resto y tuviera que retarse a estar por encima. Pasó toda la adolescencia en el colegio militar, los dos primeros años casi en silencio, no más allá de contestar con monosílabos o cuando era estrictamente necesario.

Cuando con 18 años se enteró de que había sido aceptada en el Welbeck Collage, una institución militar, se liberó. Fue como si por fin tuviera algo con lo que darle en los dientes a todos. Tal vez aquellos dos años fueron en los que Romee fue realmente como es, con sus ventajas y sus inconvenientes. Allí era feliz, no teniendo que dar cuentas a papá a o sus hermanos. Lejos de todo y de todos, forjándose su propio destino.
Los dos años se acabaron más rápido de lo que hubiera deseado, pese a su formación y su apellido, precisamente por las manchas negras en su expediente o tal vez porque su padre espera más de ella, todas las puertas a las que llamó para integrarse en formaciones militares le fueron negadas. Una cosa era empezar desde abajo y otra tener que lavar los calzones del resto.
Decepcionada y frustrada, decidió marchar a Evesham a matricularse en Ingeniería Mecánica para mejorar su formación. Hace un par meses que llegó al campus de Nightove, aún se está haciendo al idea de todo esto de la vida universitaria.

▲ Familia:

• Padre:
  Oman H. Atkins: Militar la carrera, retirado con honores. Su relación es complicada, todo un tormento. Presión, exigencia, pero hay una máxima de cariño y respeto entre ellos, innegable de alguna manera.
  
• Madre:
  Tessa J. Stroup-Atkins: Una mujer débil y enfermiza. Nunca tuvieron tiempo de conocerse demasiado. Romee se pasó la vida internada y Tessa murió de cáncer cuando ella tenía 12 años. Nunca habla de ella.
  
• Hermano/as:
  Anton & Oliver Atkins: Hermanos mayores, son gemelos. Ellos son todo lo que Oman hubiera podido desear como hijos. Han seguido sus enseñanzas a pies juntillas. Siempre han considerado a Romee inferior, una especie de bicho con la que ni siquiera merecía la pena competir.
  

▲ Aprendió francés como optativa durante su formación académica. Cuando quiere que alguien no entienda lo que dice, habla francés.
▲ Tiene un tatuaje en la nuca, sobre el karma.