¡Puesto de Besos NADMEAN! 1313 ─ TRAMA GLOBAL

Los besos iban y venían, se vendían labios como pan caliente y yo estaba perplejo ante como todo se desenvolvía tan rápido frente a mis ojos. Mi cerebro destacó algunos momentos como los más preciados en un lapso de treinta minutos que se esfumó cuando pestañeé un par de veces. La forma en la que Kendall besaba a Lena, los regaños de Bonnie a Jude quien parecía más que superado por la situación y yo en medio de todo aquello, me sentía tan desafortunado que de haber comprado un puto pez se me hubiese muerto ahogado, podía sentirlo pero a pesar de aquello ver como la gente se divertía y tonteaba entre ella sin vergüenza alguna era motivo suficiente para mantener un semblante jocoso y esperar por lo mejor. Bufé por lo bajo, la bocanada de aire que solté fue por demás prolongada y comenzaba a sentir el antojo de algo que me animara, fumar no era una opción ya que si me iban a tener aquí sentado entonces no mucha gente estaría con forme con besar a un tipo que sabe a cenicero.

Hice una vista gorda por encima de la multitud que se había algomerado en el escandaloso puesto Nadmean, la idea era atractiva, la voz se corría rápido como todo en la universidad y los clientes se apiñaban uno detrás de otro para besar a las azuladas quienes bien predispuestas a repartir dulzura con el fin de reunir un poco de dinero, aunque todavía me quedaba la duda pues no tenía idea de que tipo de beneficencia era. Muchas caras se me hacían familiares, otras no tanto pero de entre la multitud me llamó la atención una en particular, una joven que se encontraba con una gran cámara de fotos entre sus finos dedos y sonreía ante el circo de besos que se había montado en el campus, recordaba la expresión de su rostro por haberla visto repetidas veces por el campus tomando fotos y paseando por ahí pero no había sido hasta ahora que pude contemplarla con mayor detenimiento. Me salí del hechizo de aquellos ojos verdosos cuando la voz de Kendall irrumpió exigiendo que me pusiese a "trabajar" si es que esa era la definición de lo que me habían arrastrado a hacer hasta aquí. Revolví mis cabellos y me incorporé, haciendo a un lado la silla en la que estaba sentado para mirar de reojo a la líder. — Espera un segundo — respondí con la vista perdida en Lyanna, alejándome de las tres líderes y compañía para dirigirme con paso acelerado hacia donde se encontraba ella. En el camino rebusqué en el interior de mi bolsillo trasero y encontré unas veinte o treinta libras, las cuales sostuve en mis manos hasta estar a una distancia prudente de ella. Sin pensarlo dos veces ni anunciarme me pegué a ella de manera imponente, deslicé el dinero dentro de uno de los bolsillos delanteros de sus jeans y con la otra mano la tomé por la cintura para adosarla junto a mi y partirle la boca con un escandaloso beso, fundiendo sus labios contra los míos de la manera más súbita y excitante posible. Deshice lentamente aquella unión, relamiendo cuidadosamente la comisura de mis labios para saborear los remanentes de aquel beso. — Wow...gracias— solté con una sonrisa descarada, sin apartar los ojos de aquellos orbes jade ni un segundo, para marcharme sin más, contemplando por varios instantes su agraciada figura hasta volver a donde mis empleadoras por el día se encontraban.

Seguía esperando, pero estaba atestado de gente, la fila avanzaba lento y seguía esperando a ver si me decían a alguien, mientras me había tocado observar a las lideres y su "actuación". Eran las únicas que conocía allí y solo de vista, conocía a todos los lideres de las fraternidades. Veía varios ricos reclamando sus respectivos besos pagados y todo el asunto, mientras pensaba que a la fraternidad le hacían falta chicos, habían dos y uno estaba fuera de juego. Me pareció extraño ver a la líder de los Rebeal allí y al sub-líder colaborando en la labor de los nadmean, seguramente algo paso antes que llegase aquí.

Miraba a todos lados de hito en hito. Hasta que una voz familiar me hizo voltear - Hola Ale - sonreí al ver por fin a alguien conocido - Vine a colaborar - amplié la sonrisa en mi rostro - ¿también vienes a lo mismo? - pregunte curiosa mientras ella también llegaba a la mesa y ponía sus monedas encima, volví a mirar a todos allí y tome del brazo a Alessia y la moví al lado del único chico vende besos de allí - Hemos venido por algo de eso que dice en el anunció - dije sacando coraje de no se donde, supongo que mis mejillas tiene que haberse sonrosado, eso ya era habitual. Además ¿no podía ser más obvio lo que dije? ... Entonces puse las cuatro monedas en su mesa.

Los besos iban y venían, la jovialidad se había instalado en el ambiente, resultando de lo más ameno para la asistencia, pero no para él. Jude solo deseaba largarse de allí cuanto antes, dedicarse a pasar la tarde encerrado en algún bar, lejos de los berrinches de Bonnie y de su estúpida actitud. Si aún no se había marchado era porque quería a su fraternidad y a Kendall lo suficiente como para hacer acto de presencia, aún luego de ser vilmente cambiado por unas cuantas libras y un Rebeal musculoso. La expresión de su rostro desentonaba, furibunda y tensa, testimonio fehaciente de su malhumor. Cualquiera que se tomara un segundo para reparar en él, de pie e inmóvil junto a la silla que antes ocupó, sabría que el muchacho estaba allí obligado. Hizo oídos sordos a las directivas de Bonnie, y en lugar de sentarse saludó a Liam estrechando la mano que el muchacho le ofrecía. La simpatía que sentía por el Reaben era escasa, por no decir inexistente, pero estaba tan enfadado por otros motivos en aquel momento, que el desagrado quedó completamente opacado.

Los siguientes minutos se resumieron en un silencio implacable entre la morena y él, hasta que su mismo enfado le llevó a romperlo. Ocupó la silla libre al costado de la chica, y se recargó sobre sus propias piernas, inclinándose levemente hacia ella. —Así que éste es tu único propósito, quedarte sentada sin decir nada— murmuró con la mandíbula tensa. Sus ojos llegaron a captar el beso entre Simon y Lyanna, mientras hablaba. —¿Qué es esto? ¿Una demostración de cariño o solo te empeñas en cagarme el día?— inquirió lo suficientemente bajo como para que solo ella llegara a oírlo. —Con lo acontecido la última vez seguro comprenderás mi confusión— añadió, señalando la herida en su frente que aún no acababa de sanar, la que le hizo después de decirle que le amaba.

Se cruzó de brazos y clavó la mirada en el suelo ignorando por completo lo que ocurría a su alrededor, escuchaba risas aisladas y el ajetreo del salón. Risas, besos, bromas y sonrisas afloraban por la estancia y ella seguía igual o peor de malgeniada a medida que avanzaban los minutos. La barrera incómoda de silencio era tan densa como insoportable, él decidió atravesarla y ella le dio una mirada de reojo — Probablemente — respondió con sequedad, podría quedarse toda la tarde allí, sentada de mala gana por sus enfermizos celos que aún por encima de su orgullo podían con ella. Distinguió a su particular amigo dirigirse a la indeseada número uno y fornicarla con boca, sus facciones se endurecieron con molestia y la cólera hirvió bajo sus mejillas encendidas ¿qué mierdas tenía ella que todo el puto mundo se la quería tirar?

Retiró la mirada y la clavo en Jude, aún debajo de los desordenados mechones veía una brusca herida cicatrizante maquillada con un espantoso moretón que ella había ocasionado — Tómalo como quieras— respondió irritada — Igual apenas esto termine no demorarás en ir corriendo tras tu pozo de consuelo ¿no? — le replicó con una sonrisa tensa arqueando las cejas — Al fin de cuentas a ti te gustan las fáciles — y no, no se exentaba de aquella afirmación. Es más se ponía evidencia tan solo con el afán de desviar el tema de su confesión, no quería aclarar absolutamente nada que tuviera que ver con eso.

Chiar volvía de clase, y había pensado pasarse por el edificio de los azules para saludar a Aeryn. Hacía bastante que no la veía, además, quería enseñarle que ya no tenía que utilizar la silla de ruedas y podía caminar por sí sola, al fin. Se llevó una sorpresa al ver que frente a la Fraternidad habían instalado una larga mesa con un cartel que rezaba "Puesto de Besos". Ni siquiera se había enterado de que iban a organizar algo así, así que se acercó. Tal vez su amiga se encontrara entre los presentes.

Y sí, precisamente al cabo de unos metros divisó la cabellera pelirroja de su amiga. A su lado también estaban Freyja, Kendall... y Sid. Jude se hallaba enzarzado en una acalorada discusión con Bonnie, pero prefirió no entrometerse, o saldría mal parada. - Se puede saber qué tenéis montado aquí? - preguntó, curiosa, al conjunto de los que se encontraban tras la mesa.

Después de un rato las filas comenzaban a formarse delante de mis narices, el humor me había cambiado después de haber pagado por el primer beso el cual había valido cada una de aquellas arrugadas libras que tomé del bolsillo para hacerme acreedor de los labios de la agraciada rubia Nadmean. Mucho antes de que Kendall pudiese abrir la boca para regañarme por haber abandonado el puesto algunos minutos me ubiqué en la silla detrás del pequeño mostrador con un semblante más aceptable, algo que normalmente le molestaría porque se interponía a su plan con Bonnie y demoraba su negocio al tener ausente al único voluntario hombre para una universidad en la que la relación hombres y mujeres era de uno por cada tres del género femenino.

Comencé a vender los besos como quien vende una flor en una estación de tren, bastaban algunas monedas o un billete para que me inclinara por encima de la tabla de madera que me separaba de las clientas para que juntara mis labios con los de ellas, algo que totalmente encontraba por demás entretenido y gustoso a pesar de que me habían arrastrado a aquel lugar. Podía oír los pensamientos de Kendall estallando de felicidad ante la cantidad de gente que se agrupaba para conseguir un beso y por miedo a confirmar las sospechas no tuve el valor de voltearme a ver su cara, seguramente con aquella sonrisa de oreja a oreja y una presencia de vendedora de carne. Próximas en la fila que avanzaba un tanto lento debido a la demanda había dos chicas, una rubia y otra de cabello azabache, ambas depositaron el dinero sobre la mesa y sonreí ante la situación. — No le digan nada a la "jefa" pero por ser ustedes estoy dispuesto a hacer un dos por uno — comenté por lo bajo con una amlpia sonrisa, pude notal el rubor en las mejillas de la blonda lo cual volvió el ambiente más interesante. Tomé las monedas y me incliné hacia adelante, tomando a Fiorella por detrás del cuello para acercarla a mi boca y atraparla con mis labios, saboreando éstos por algunos segundos de manera descarada y apasionada para después apartarme, aguantando las ganas de mordisquear aquella boca belfa, tan pulposa y a la espera del turno de su compañera quien ya tenía su beso pago y solo debía acercarse un poco más para reclamarlo.

Estaba de buen humor, eran bastante divertidas las reacciones de un puesto de besos como aquel. Desde Bonnie haciendo trata de esclavos para con Jude, hasta otros echando fotos con el móvil aprovechando que dos chicas se estaban dando el lote.
Le guiñaba el ojo a Areyn, como pequeña broma por su clientela y como disculpa por casi escupirle un chicle a modo de proyectil. Pero se volvió a centrar en el muchacho que tenía delante, aquello era una especie de negocio donde el cliente siempre tenía la razón. Como siempre que escuchaba un cumplido, ya tenía las mejillas coloreadas aunque eso de la timidez y el recato no fueran con ella. — Oh, vaya... me esforzaré por cumplir tus expectativas. — comentó pestañeando exageradamente un par de veces mientras inclinaba su cuerpo sobre la mesa para acercarse al moreno.
Cuando se notó lo suficientemente cerca, posó su mano en la nuca del chico, más que nada porque no sabía bine que hacer con ellas. Cerró los ojos y se entregó al beso, porque ella por los azules lo que hiciera falta ¡y qué cojones, ¿cuándo había desagradado a nadie un beso?!

Se separó lentamente volviendo a sonreír, repasando sus labios con la lengua en un gesto no demasiado pensado. — Bien, creo que aún te quedan dos libras. — apostó mirando el revuelo que estaba creando el puesto, hasta que dio con la mirada de Chiara, poniéndole una sonrisa tímida, lo cierto es que no le faltaban ganas de salir de la mesa y darle un abrazo como dios manda.

Todo estaba resultando perfectamente bien, la gente iba y venía, los besos se vendían ‘como pan caliente’ y la búlgara tenía una cara de satisfacción y orgullo por el logro que nadie podía arrebatarle. Divertida y perdida entre sus pensamientos triunfales y por supuesto, la interacción con Evan y Becca ni siquiera le dio tiempo de razonar lo que se aproximaba. Un par de manos tomaron el rostro de la Nadmean y de un momento a otro sus labios se hallaron aprisionados entre los de alguien más. ¿Qué carajos? Pero los labios de quiénseaquelabesaba eran demandantes y simplemente respondió, casi al finalizar, para después tratar de enfocar al chico que ahora se presentaba frente a ella de la manera más formal que encontró. De nuevo, ¿qué carajos? ¿Él era el hermano de su mejor amiga? Ay mierda.

Una de las cejas de la castaña se alzó al escuchar el comentario de Evan y rodó sus ojos, captando entonces el tremendo beso que le plantó Sid a Lyanna. Regresó su mirada y alzó su mano, estrechando con desconcierto la de Steven para seguidamente reír divertida. — Lo siento, pero no puedo adjudicarme tal declaración… Kendall Hammerschmidt, Mr. Kisser. — Se aguantaba la risa y todavía estaba algo aturdida por tan inesperada situación hasta que la voz del Rebeal que reemplazaba a Jude llegó a sus oídos y simplemente reaccionó. — ¿Cómo has dicho, Isidoro? — Lo fulminó con la mirada. — OJO con lo que haces, Müller. — Amenazó sólo audible para el austriaco. Volteó nuevamente su rostro. — Entonces Evan, ¿te has venido de periodista al puesto Nadmean, o harás honor a tu título Besten? —

Me quede para un momento esperando, había visto el desfile de chicas pasar por el puesto, el chico debería de estar feliz, al ser el único hombre vende besos, le tocaban la mayoría de las chicas. Reí bajito por la "promo" que nos había ofrecido y mire de reojo a la "jefa" que en ese momento no estaba pendiente del Rebeal. Al volver a mirar al frente el chico hizo su trabajo, también respondí el beso que se podía catalogar como descarado y apasionado, lo que hizo que me ruborizara el doble, ahora estaba segura que parecía un tomate. Al separarse me quede un segundo más en la posición en la que estaba mi cabeza, medio inclinada y luego rápidamente volví a adquirir mi posición inicial pero ahora mirando el suelo y luego volví a mirar arriba al chico - Vaya no pensé que por esas monedas iba a obtener eso - comente para luego mirar a mi amiga y tratar de tranquilizarme.

Por alguna extraña razón parecía que el tiempo estaba pasando lentamente, mis mejillas aun ardían y solo quería salir luego de allí. Se que es un asunto lo más común del mundo y así, pero aun era del tipo de cosas que me hacia poner colorada, las desventajas de la tímides, he hecho un gran esfuerzo por dejar eso en Italia, pero me sigue costando, creí que estaría preparada para afrontar un episodio de esto con naturalidad, pero veo que me equivoque. Aun no era el momento, pero bueno ya esta hecho y lo bueno es que no había captado la atención de nadie, o eso pensaba, me rehusaba a mirar a mi alrededor. - Bueno te toca - dije a Ale para distraerme - o vas a dejar al chico esperando - añadí sonriendo ya que el rebeal ya estaba listo para la "acción" nuevamente.

Pasó de estar riéndose con Evan a mirar con cara de alucinada como su hermano le comía la boca de Kendall. ¿Qué? ¿En qué momento había pasado algo así? No obstante lo único que pudo hacer fue reírse y mirar a su mejor amigo con cara de sorpresa. "¿Qué habéis hecho con él? ¿Qué coño coméis en Besten?" testosterona en forma de filete o algo por el estilo, por lo menos. Negó con la cabeza sin poder creérselo, pero ahí estaba viendo el momentazo de su hermano. Si es que los Gallagher sabían hacer entradas triunfales, estaba claro. Le sacó la lengua a su hermano pequeño cuando vio que Kendall no tiraba ni por uno, ni por otro y sonrió satisfecha. Guiñó un ojo a su mejor amiga confidentemente, por librarse de la respuesta y echó un vistazo alrededor. "En fin, que os cunda la tarde." dijo finalmente.

"Échale un vistazo que todavía se gasta la herencia en besar a todas." le dijo a Evan con referencia a su hermano. Evidentemente era una broma, no creía que fuera a hacer algo así, pero visto el desenfreno que había visto de Steven cualquier cosa. Le dio un abrazo a Streubel a modo despedida y simplemente se despidió del resto con un gesto. Si había visto a Chiara no dio muestra de ello, a fin de cuentas la última vez que la vio la dejó en su casa borracha. Comenzó a andar y se marchó de la fraternidad Nadmean, sin más.

Como era de esperarse Kendall había oído mis palabras y no tardó en acercarse para lanzar una reprimenda, no era mi líder pero sí la prima de Bonnie por lo que debía tratar de mantener cierto límite con las cosas que normalmente haría, hacer caso no era una de ellas pero por esta vez trataría de conservar la situación dentro de un parámetro neutral con la Nadmean. Volví mi vista a Fiorella, quien un tanto desconcertada se volvía hacia su amiga y comenzaban a hablar entre ellas, tenía entendido de que las Swaneys eran jóvenes delicadas y me resultó un tanto extraño que a pesar de su atractivo se hubiese sonrojado de tal manera ante el beso, sí éste había sido un poco más atrevido de lo que uno normalmente esperaría pero ya no había reembolso alguno, y mucho menos después de las palabras de capitana azul.

Mis ojos se fijaron en el frente, un perfume invadió mis sentidos y pertenecía a la otra Swaney frente a mi, Alessia si la memoria no me fallaba y rara vez lo hacía a la hora de recordar nombres de las bellezas de la universidad. Se acercó segura y demandante, sin dudar ni un momento de que venía a por lo que había pagado, y era mi labor atender a todas y cada unas de las clientas. — Y bien — imité sus palabras, noté cierta tensión de su parte por lo que me levanté del lugar y dí la vuelta a la pequeña mesada que tenía de por medio para quedar frente a ella, si bien la morena era alta aún más lo era yo por lo que cuando me incliné hacia adelante para atrapar mis labios contra los suyos en frente de la larga hilera de mujeres a sus espaldas.

Recargó la espalda sobre la silla, y nuevamente adoptó la la postura de cruzar los brazos sobre el pecho, decidido a no decir nada más. Le daría el gusto, se sentaría a su lado durante el tiempo que el evento durara, con la incomodidad a flor de piel y la peor de las caras. La única manera de contenerse era ciñendo con fuerza los puños y dejando que el constante repiqueteo de su pie contra el suelo fuera la válvula de escape de su rabia. Sus ojos escrutaron a la búlgara con penetrante insistencia y sin atisbo alguno de buenos sentimientos, en aquel momento había olvidado por completo lo que le gustaba de ella. El mejor remedio sería ignorarla, perderse entre los estallidos de las carcajadas y las caras que recién llegaban o se iban, sí, habría sido lo mejor de poder hacerlo. Esas ideas no servían para nada, él solo deseaba zarandear algo, soltar un par de bramidos furiosos, o por lo menos quejarse.

Se mordió la lengua, luchó contra el impertinente deseo de replicar decidido a no seguir dándole importancia al tema, que la imperiosa molestia le permitiera enfundarse en la indiferencia, como tenía costumbre de hacer. —Deja de escudarte— escupió sin poder retenerlo. —Tienes la valentía suficiente como para venir hasta aquí y montar una escena, pero sigues siendo incapaz de reconocer en voz alta porqué lo haces— sus palabras no arreglarían el desastre en el que estaban metidos, todo lo que surgía cuando estaban juntos era caótico y destructivo. —Te ves tan prepotente y autoritaria, pero solo estás siendo cobarde— no era momento ni lugar para hablar de ello, así que después de lo dicho volvió a guardar silencio y perdió la vista entre los presentes.

Mis manos estaban sobre la mesa mientras los labios de Allison se unían a los míos. Mis labios se movían de forma lenta, sin nada de prisa mordiendo su labio inferior justo antes que ella se separara. Me acerque de nuevo y pose mis labios sobre los suyos tan solo un instante para después besar su mejilla mientras esculcaba en mis bolsillos dejando cinco libras más sobre la mesa – No soy tacaño, solo sigo las reglas y allá dice que son dos libras- señale al letrero donde anunciaban esta fabulosa idea de los Nadmean, el pueso de besos y toda la información que necesitábamos para participar. – Me alegro verte Allí – dije mirando sus ojos mientras le dedicaba una sonrisa y encogía mis hombros puesto que estaba un poco apenado por aquel beso, no era normal pagar por que me besaran pero no iba a desperdiciar esta oportunidad. Aeryn y freyja, las chicas del bar. – ¡Chica misteriosa! ¡freyja¡– dije mirando a la peliroja para después posar cinco libras sobre la mesa y mirar a la rubia que se encontraba cerca – Como quiero colaborar con la causa, quiero un beso de las dos – señale mis mejillas esperando que me dieran un beso en la mejilla cada una para después irme…Tenia clase y no solía llegar tarde pero el puesto de besos había llamado mi atención y era un buen motivo para sonrojarme delante de todo el salón y pasar por medio de mis compañeros con mis mejillas color carmesí de la vergüenza de haber llegado a clase.

Volvió a jalar por la solapa de la chaqueta a Oliver dándole el décimo beso de despedida, hacía varios minutos ambos andaban en una discusión sobre la necesidad de Emma en ir a comprar un beso en el evento de los Nadmean, en realidad su objetivo no era en besar a alguien en particular, sólo quería molestar, ya que al único que en realidad deseaba regalarle cada uno de sus besos lo tenía junto a ella y no necesitaba más, por eso le explicó infinidades de veces sobre el porqué iba a comprar un beso, y no sólo un beso, si no el beso de su mejor amigo, si al principio ni siquiera había contemplado ir, pero luego de la noticia de la gossip donde informaba que su mejor amiga había comprado a Jude, su cerebro empezó a trabajar en maquinaciones de cómo joderle la vida a ese par. Tal vez nadie, en especial Oliver, no comprendían las razones por la cual la castaña sufría tanto por esos dos.

Se bajó de su auto asegurándose de que en su cartera tuviera efectivo suficiente, sabía que esto le iba a costar mucho más que dinero, y que tal vez no lograra su propósito, pero el intento iba a ser divertido. La gente se abarrotaba, en especial un grupo grande de chicas Swaneys haciendo cola para besar a Sid, miró con asco el puesto y se dirigió a su objetivo, visualizó entre la gente a Kendall en medio de una conversación con Evan, pero poco le dió importancia, sólo saludó con un gesto de mano y allí estaban justamente a los que buscaba. Llegó de forma imponente y segura —Ah que hacía falta mi presencia por estos lares— dijo de forma arrogante, observó a Jude y luego volvió su mirada a Bonnie —Seré clara e iré al grano, te compro por lo que quieras un beso de Jude— sentenció de manera firma

Cobarde, sí, lo era y aun así los pocos momentos de valentía no le habían servido en lo absoluto. -¿Para qué carajos me preguntas entonces lo que ya sabes?- tenía clarísimo que la memoria no le fallaba en esta ocasión al castaño. Cogió su bolso con un movimiento brusco y exagerado y se colocó de pie iracunda, Jude y todo lo que venía con él se había tornado francamente agotador y exhaustivo. Le quemaba los pocos cartuchos de buen humor que tenía. – Me harté de ti- tenía el descaro de decir aquello aun cuando ella era la que había ido hasta allá. Se arrepentía auténticamente de haber dejado la comodidad de un almuerzo con River por irse a amargar la existencia en semejante bochorno, encima que el anterior la aniquilaría apenas se enterara de lo que había hecho.

Emma llegó de la nada y se plantó con prepotencia, nada extraño para ser sinceros. La búlgara le dedicó una pésima mirada -¿Sabes qué? ¡Haz lo que se te dé la puta gana!- le bramó molesta a Jude, ya poco le importaba las doscientas libras que había gastado. Se colgó el bolso al hombre y camino furibunda en dirección a su prima y el líder Besten – Yo me largo Rose, y tú- y dijo señalando a Evan – Bésala y deja la maricada, ten cojones hombre – en medio de la cólera la morena sujetó los bordes de los pantalones de Evan y de un fuerte tirón, los bajó. Dio media vuelta ignorando los comentarios y se encaminó a salida.

Lena querida: Challenge accepted & achieved

El chico se entretuvo ondando en la suavidad de los labios de la chica, su mano se había posado sobre la barbilla de la chica sosteniéndola entre sus dedos. La chica había reiterado el sentido de aquel evento, a nadie le caía mal un beso por la mañana. Una vez separados le ofreció una media sonrisa sin apartarse de a mucho, arqueó las cejas recordando el saldo pendiente y volvió a inclinarse sobre la chica depositando un beso corto sobre las pecas en sus mejillas. – Guárdame el que queda para el campamento- susurró contra sus pómulos acariciando las pecas rubias con su aliento. Se levantó del sitio y dejó otras dos libras en el puesto de la pelirroja al lado de la chica. -Y tu no te escapas pelirroja maja- dijo dándole un sonoro beso en la mejilla a la chica con toda la confianza del mundo aún cuando no le conocía.

De lo poco que había observado del par de amigas le habían simpatizado, su aura jovial y descomplicada era contagiosa. Quizó quedarse un poco más y socializar un poco, pero la hora titilando en la pantalla de su móvil le indicó que el deber llamaba. Se alejó y se despidió con la mano de las dos tomando rumbo a su habitación, tenía un par de trabajos que atender que no se resolverían solos y le tomarían como mínimo toda la tarde. Lastimosamente, para él la diversión se acaba allí por ahora, aun faltaba el viaje.

Arqueó una ceja cruzándose de brazos, venía preparada para todo tipo de reacción de la morena, por lo que no le importó el repentino "desinterés" de Bonnie, sacó su billetera y varios billetes poniéndolos en la mesa, sabía que ahora venía la parte más difícil y que seguramente Jude le recordaría a su madre de no muy buena forma después de lo que haría ─Muy bien Jude, acabo de comprar un beso tuyo─ le dijo acercándose al castaño mirándolo de forma escrutadora, sin embargo un pequeño alboroto le distrajo, era Bonnie quién le había acabado de bajar los pantalones a Evan ─Y como dueña de ese beso, puedo hacer lo que me venga en gana en relación a este─ sonrió de forma maliciosa, dejando ver que sus intensiones no eran tan simples como aparentaban, volviendo rápidamente al plan que originariamente tenía pensado ─Así que besa a Bonnie─ ordenó de forma tan concreta que no dejaba una negativa en respuesta ─¡hazlo ya vamos!─ animó insistiendo y al tiempo chasqueando los dedos, eso iba a ser épico si por algun milagro cósmico llegara a ocurrir

En ningún momento pensé que el daría la vuelta a aquella mesa que se interponía quedando frente a mi, lo miré un tanto asombrada ante aquello, ya que además se mostraba muy decidido. No me dio tiempo de decir nada, ninguna palabra más, cuando ya había atrapado mis labios entre los suyos, correspondí de igual manera aquel beso durante unos segundos, el cual pronto fue amagado por mi al separarme de sus labios lentamente.

- Haces bien tu trabajo- Dije en un tono un tanto bromista, pero con cierta simpatía, voltee a mirar a mi compañera quien me estaba esperando un poco más allá de donde yo me encontraba. -Un placer hacer negocios contigo- Dije sonriendo de forma leve al rebeal, quizás ya era momento de marcharnos ya que Fiorella aun se mostraba incomoda ante lo que le había sucedido anteriormente. En cuanto nos íbamos del lugar algo extraño había sucedido con un chico al cual la líder rebeal, quien se mostraba algo molesta, le había bajado los pantalones, no pude evitar reír de forma silenciosa, sin mas me voltee para continuar caminando.

Nunca se había considerado del tipo de tío que hacía esas cosas, quizás porque no había tenido la oportunidad antes, pero la experiencia tampoco le desagrado. Por lo menos no había quedado mal, viendo como Kendall se apartaba de él con cara de asco o peor. Y lo cierto era que disfrutó del beso, igual que lo había hecho con Aeryn. Sonrió a la Nadmean cuando estrechó su mano y no pudo evitar reírse al ver que se lavaba las manos. Seguro que no quería hacer quedar mal a Rebecca y por ello se había callado, pero quien calla otorga, ¿no? - Un placer conocerte por fin.- dijo encontrando gracioso el nuevo mote que le había dado la muchacha y asintió.

Visto que había más gente, se apartó y se hizo a un lado justo para ver como su hermana se había marchado y al líder de su fraternidad le bajaban los pantalones. Abrió los ojos, sorprendido por el alarde de la morena que se marchaba y fingió no haber visto nada. Intentó no reírse, pero la situación lo merecía que no veas. - Streubel, la tienes loquita, ¿eh?- comentó con tono burlón. Todavía se llevaba un castigo de novato por meterse con su líder, pero no había podido evitarlo. Negó con la cabeza y sacó otras dos libras con total desparpajo del bolsillo. ¿A por quién ir ahora? Observó a la muchacha que estaba sentada al lado de Aeryn, sí la que lanzaba chicles y visto que estaba libre en ese momento, se acercó hasta Freyja. - Pensarás que soy un aprovechado, pero en realidad es que soy muy caritativo.- le dijo a la muchacha, que no había visto nunca, pero de todas formas él era así de sociable. Al oír la voz de Chiara se giró y levantó la mano para saludarla, ya que al parecer llevaba un tiempo por ahí y ni se había percatado de su presencia. No obstante, volvió a concentrarse a la nadmean por la que iba a pagar. - Dos libras y una de propina porque me siento generoso.- le dio el dinero a la chica para contribuir a la causa y le guiñó un ojo a Aeryn, como la tenía al lado.