It's Halloween, bitches | Evento Global

El acostumbrado estado deplorable de la fraternidad presentaba el ambiente perfecto para llevar a cabo la fiesta, pues lucía como el clásico edificio abandonado, casi en ruinas, que aparecía hasta en las más famosas películas de terror, que además terminaba siendo aúnmás tenebroso gracias a uno que otro rebeal disfrazado que andaban de un lado hacía otro termiando con los últimos detalles antes de comenzar. Aunque no era algo que tuviera planeado hacer, aquella fiesta no le venía mal después de todo. El ingenio Rebeal le permitía por mucho hacer de las suyas en aquella ocasión y era más que obvio que aprovecharía esa oportunidad hasta que no quedara nadie en pie. Estaba de más decir que su presa principal sería Chiara, quien muy seguramente estaría preparada para cualquier dificultad que el líder naranja le pusiese.

Una vez todo terminado, comenzó a andar de aquí a allá, buscando entre la gente alguna chica merecedora de uno de sus dulces del beso, o bien, alguien de la que estuviera segura le rechazaría para dejarle a algún otro invitado una chica ya entrada en el tipo de droga que huviese consumido. Algunos bien podrían ver aquella fiesta como una simple celebración de Halloween, mientras que otros, justo como Logan, como un juego de estrategia para conseguir lo que querían, para provocar más problemas de los que usualmente podían.

REGLAS:

Por fin había llegado el día esperado y con ello la gran fiesta. Nuestra fraternidad era la más idónea para celebrar halloween por su aspecto destartalado y tenebroso que ofrecía el lugar donde vivíamos. Pero eso era lo que más nos gustaba, el encanto que poseía sin tener que poner muchos adornos. Entré en la fraternidad y me encontré con gente ya disfrazada y acabando de decorar algunas cosas y sonreí ampliamente. Había estado con Evander para comprar su disfraz y al final no había mirado nada para mí pero ahora no me importaba mucho porque al llevar un vestido corto en negro no desentonaba nada y no debía preocuparme por pasar frío porque llevaba medias puestas pero cuando la fiesta estuviera en su máximo esplendor nadie iba a pasar frío.

Me habían dado tres dulces de beso y tres dulces de salvación y sin duda pensaba utilizarlos correctamente y no pensaba desaprovechar ninguno. Tenía asuntos pendientes con un rebeal y aunque pudiera meterlo en algún problema esta noche no iba a importarme. Esto era una fiesta pero también el modo de conseguir cosas que en otras ocasiones no íbamos a obtener. Iba caminando por la sala y vi a Logan y cuando pase por su lado le alborote un poco el pelo y le saqué la lengua y luego seguí caminando. De normal era él quien me molestaba pero hoy me había apetecido hacerlo a mí.

La gran noche había llegado. Chiara, a pesar de no ser demasiado fan de lo terrorífico, llevaba esperando toda la semana aquella noche. Cualquier excusa era buena para ella para pasar un buen rato, y el juego que se planteaba aquella noche lo hacía aún más interesante. No sabía en quien gastaría sus caramelos, ni si tendría que hacer un gustoso uso de los que contenían algún narcótico, y le importaba más bien poco.

Se enfundó en la 002 de Rebeal su disfraz de Chewaka, que por suerte Aeryn le había conseguido en un último momento. Aunque era un poco... abierto para ser de Chewaka, se lo puso por no tener nada mejor. Apuró a Coralie, que se cambiaba también con ella, mientras vaciaba el contenido de su Elmo-mula en una especie de cartuchera que venía con el disfraz - ¡Vamos! Se van a acabar todos los caramelos buenos y nos darán los mas mierda... - dijo, antes de salir corriendo en dirección a la Sala, donde ya había varios compañeros disfrutando la fiesta. Se acercó a una de las múltiples neveras repletas de bebida aportada por los Rebeal y sacó de ella unas 5 cervezas, para ella, Cors y quien pudiera aparecer. - A ver, hora del cotilleo. ¿A por quién vas? - preguntó a su mejor amiga, sonriendo. Sabía que no le diría nada, pero por preguntar no perdía nada.

La noche más terrorífica del año ya había llegado y por suerte tenía un disfraz perfecto para ella. Siempre he sido fan de Tim Burton y no podía evitar ir de novia cadáver. Estuve un par de horas para prepararme el disfraz, pero lo que más me costó fue esconder mi cabellera pelirroja en el tinte azul. Adoraba mi pelo y por eso encontré un tinte que se quitaba fácilmente con el agua. Nada más llegar a la fiesta me sorprendí con la decoración, parecía un castillo encantado. Me habían facilitado tres dulces que les llamaban “dulces del beso” y otros tres que les decían “dulces de salvación”. Los dulces de salvación serían mi última opción, no quiero desaprovechar ninguno.
 
Después de inspeccionar la zona pude ver a Xenia a un lado, así que me acerqué a ella y le dije – Xenia, cariño ¿Qué tal te va todo? – Le di dos besos de saludo y miré que no llevaba ningún disfraz, pero aun así iba preciosa – Joder Xenia, ojala tuviera yo tu tipo. Estás preciosa, que lo sepas. – Le guiñé el ojo, ella siempre iba espectacular en cualquier momento. - ¿Ya has gastado algún dulce? – Le pregunté curiosa, quizá ya no tenía dulces de los buenos.

3 dulces del beso, 3 dulces de salvación.

No era necesario ser demasiado cuerdo para saber que algo saldría mal en esa fiesta, y que ir no era la mejor de las ideas, pero tampoco quería quedarse como hongo en su habitación, ya bastantes libros se había tragado en la semana. Tenía planeado usar ese disfraz desde el año pasado, pero lo dejo nuevo cuando prefirió juntarse con Rebecca como bien era debido, así que no necesitó pensárselo mucho, simplemente cogió el disfraz, se arregló tan rápido como pudo y salió en dirección a la fiesta, con un sueter encima para cubrirse del gélido aire que corría afuera.

Su recorrido fue como un desfile de personajes en la misma dirección a la que ella iba, y al llegar a la fraternidad no pudo evitar reír ante la mayoría de los disfraces, especialmente los masculinos, que eran lejos lo más divertido de ver. Empezando por Sid que parecía tener la necesidad de captar la atención de todos con tremendo traje, hasta Kyle, cuyo atuendo esperaba no estar entendiendo. — ¿Eres acaso una especie de sacerdote? — Cuestionó ya cerca de él soltando una leve risa, porque si estaba en lo cierto aquella risa sería el comienzo de una carcajada.

Bajó las escaleras que le separaban de su dormitorio en Rebeal cuando terminó de ponerse el disfraz. No se lo tomó con estrés, pese a que sabía que la fiesta hacía un rato que había comenzado. Tenía entendido que la gente con la que convivía no era muy dada a llegar a los eventos puntual, y por su parte no iba a ser el raro que llegara antes simplemente porque podía. Así que simplemente se presentó tan pronto llegó de nuevo a Evesham y se disfrazó de Ichabod Crane, conocido por ser uno de los personajes de Sleepy Hollow.

De todos los que estaban presentes no podía decir que conociera a mucha gente, pero reconocía rostros conocidos de su fraternidad. Entre ellos su compañera de cuarto o Sid. Silencioso, como de costumbre, se adentró entre la multitud y no tardó mucho en encontrarse con Kendall, quien a todas luces había decidido ir de la mujer maravilla. La miró varias veces intentando descifrar el mensaje oculto que debía de estar tras su peculiar elección. — Si así lo quieres ver. — respondió. — ¿Cuánto cobras tú por los servicios? — inquirió dejando entrever la verdadera pregunta: si iba de puta o similares. Como era evidente, pese a no ser muy fan de los cómics, sabía distinguir a la única mujer de la liga de la justicia.

Höhgner le tendió el cigarrillo nuevamente a Evander, quien no demoro en recibir el porro a punto de consumirse y quemarle la yema de los dedos. Hace una hora estaban a unos metros del edificio en donde la fiesta de Halloween se efectuaría, sentados en el capot del automóvil de algún extraño, como si les perteneciera. La cajetilla con esos extraños cigarrillos que Madelleine había traído, y las botellas de cerveza junto a las de licor que se suponía que compartirían en la fiesta, ya estaban bebidas. No quedaba nada, excepto sus disfraces que no causaban risa a diferencia del desfile de invitados que vestidos ridículamente empezaban a acudir a la fiestecilla Rebeal. El objetivo era pasar un buen rato, besar a una desconocida o desconocido, y drogar a todos los que se sentían los mejores por rechazar el restriegue de labios de parte de alguien no deseado. El escoses se bajó del capot del coche, dejando encima las botellas, y jalando el brazo de la chica para que se saliese y fueran a la fiesta. –Animate Höhgner, en la fiesta ha de haber más tragos, y mejores  –Insinuó con una sonrisa entre dientes, caminando junto a la chica hacia el edificio con fachada de abandono y descuido. Vestía de pirata, sin un sombrero claro, pero hasta llevaba su ojo diestro cubierto de un parche que encima traía estampada una calavera.

A cada uno se le cedieron seis dulces, algunos para besarse, y otros para literalmente escapar, sin embargo acabarían jodidos igual. Los que contenían droga eran más tentadores que un beso, pero no cabía duda que si alguna chica estaba buena, entonces recibiría o daría besos. Andaba en busca de una tía que le cayese como el culo, para ser rechazado, y para encajarle aquel dulce, pero no encontraba a la muchacha de la clase de astronomía.

—Oh, boy... —murmuró, dando una última calada a su cigarrillo. Honestamente para lo último que tenía ganas en esas fechas era para una fiesta de disfraces, pero después se puso a pensar qué sería de octubre con ella y como no palpitó una respuesta válida, se resignó. Quiso volver a disfrazarse de Jack Sparrow, pero recordó haber perdido la mayor parte del disfraz durante la toma Swaney (no preguntes, en serio) y tuvo que volver a ingeniárselas antes de decidir su nuevo disfraz sin un mínimo de tiempo disponible porque, oh sorpresa, no había pensado que aquel año atendería una fiesta como aquella, mucho menos ofrecida por los de su fraternidad. Vicious cada día tenía ideas más retorcidas; esto era mil veces peor que la kissing party que habían dado las moradas. En verdad tenia que empezar a trabajar junto con Jack en la propuesta de una fiesta con el BDSM como tema o algo así. Mira que eso era lo único que faltaba en esa universidad.

Tiró la colilla del cigarro en el interior del cráter en el medio de la escalera, terminando de bajar los escalones para de una vez por todas integrarse al grupo de gente que crecía cada vez más conforme los minutos pasaban. Un año lejos de las fiestas organizadas por los naranjas le había servido para olvidarse vagamente de la magnitud de estas, pero estaba segura de que no tardaría mucho en volver a acostumbrarse. Se hizo con una Heineken, observando justo a tiempo cómo Sid empezaba el asunto de los besos sin detenimiento alguno. Se alejó riendo entre dientes, por poco chocando después con lo que parecía ser una pared humana. —¡Hey! —protestó mientras procuraba que su peluca no se moviera de su lugar, pero al poner más atención al disfraz ajeno, no pudo evitar sonreír abiertamente. —Qué desgraciado. Haberme avisado antes y habría venido de Loki —reclamó divertida al ver que se giraba hacia ella—. Hola, Redex.

Una fiesta. Eso era sin duda alguna lo que le apetecía, y además, lo que llevaba haciéndole falta desde hacía muchísimo tiempo a Robyn. Una fiesta en la que, de alguna manera, pudiese desfogarse un poco —claro que siempre tenía que contar con no acabar tan súmamente mal como en aquella de la que el mismo recuerdo se había instalado en su mente desde por la mañana—. No era una fiesta de Halloween cualquiera, pues a parte del disfraz, el resto había quedado transformado en un intento algo macabro y picantillo de pillar cacho aquella noche como fuese posible. Y sin duda, alguno estaba apostando todo lo que tenía.

Entró a la fiesta enfundada con su disfraz de ángel negro, que consistía básicamente en unas medias negras, unos zapatos del mismo color y un pequeño vestido de manga tres cuartos lo suficientemente largo como para que aquello fuese la noche de las brujas y no la noche de las putas. Paseó su mirada alrededor de la sala en la que se había instalado el evento festivo. De primeras reconoció un par de rostros, y sin embargo, decidió primero pasarse a por algo de bebida. Una cerveza bien fría es lo que primero probaron sus labios, a diferencia de otras muchas veces en las que prefería un cóctel o un cubata antes que nada. Poco a poco, se dijo, y fue adentrándose de lleno en la fiesta, esperando que aquellos tres dulces de salvación fuesen suficientes. Y los del beso, también.

3 dulces de beso, 3 dulces de salvación

La fiesta de Halloween que los rebeals habían liado ya había comenzado. Cora se había ido antes para dicha fraternidad ya que había quedado de disfrazarse con Chiara. Se enfundó sudisfraz de calabaza, aunque sí, prescindió del gorrito para recoger su pelo en una coleta, para su mayor comodidad. Ayudó a su amiga con los detalles de su disfraz, aunque no la dejara hacer mucho, y partieron hacía la sala donde se celebraría la fiesta. La fiesta que a saber de quién había sido la idea, pero que a la francesa le resultaba, como no, de lo más divertido. Tres caramelitos de cada, y no tenía ni la mínima idea de con quien los quería gastar. Así que cuando Chiara le preguntó sobre ello la joven encogió sus hombros e hizo una mueca. - Quién sabe. La verdad... No tengo ni idea. Bueno, quizá tengo un par de nombres por ahí... .- Dijo haciéndose la interesante. -¿Y tú?- Justo antes de que Chiara pudiera responder a su pregunta, una persona con disfraz molestosos se interpuso entre ambas amigas. No le hizo falta voltear la cabeza para saber que se trataba de Sid, a lo que Cora rodó los ojos y medio rió. -Hace como dos semanas que estás escribiendo la lista de las chicas a las que quieres besar. Y sólo tienes tres besos, y todas tienen tres oportunidades de librarse... No los malgastes.-  No había terminado de decir aquello cuando el joven rebeal ya le estaba ofreciendo un beso a su mejor amiga. Cora no pudo evitar echarse a reír, por lo incrédulo de la situación. -Bésale, Chiara, por favor. Tú también, conserva tus venenos. -Sugirió, aunque descojonada de la risa. Tampoco le iba a ser tan malo besar a Sid a fin de cuentas. La rubia se separó de ellos y se colocó junto a Lena, que había llegado justa para presenciar el primer espectáculo, cogiendo una cerveza para ella misma, y otra para la líder.

La italiana daba largos tragos a su cerveza, apoyando el trasero sobre una destartalada mesa mientras tarareaba la melodía de la canción. Estaba a punto de abrir su cartuchera atiborrada de maría y comenzar el ritual habitual con Coralie, cuando la aparición de Sid y su disfraz de ducha le arrancó una carcajada de lo más estruendosa. - Algo así, pero no me quiere decir nada... se lo calla todo la muy... - se quejó, pues la francesa no había dicho ni mu sobre sus planes de con quién gastar sus caramelos del beso. Estaba abriendo una nueva lata de cerveza para ir calentando la noche, cuando la frase de Sid la pilló desprevenida.

"Tu ya sabes quien". Automáticamente, giró la cabeza y su vista se paseó por el salón de Rebeal, atestado de gente... pero seguro que él estaba en alguna parte. Frunció el ceño, mirando el caramelo en la mano de Sid. Conociendo a Logan como le conocía, después de todo lo que le había hecho... podía hacerse una idea más que clara de sus intenciones usando a su amigo de aquel modo. Y no pensaba permitir que jugara con ella como había hecho años atrás y la obligara a gastar sus caramelos-comodín. Así que la única opción que quedaba era... - Échale la culpa a Logan de esto, ok? ¡Ni una risa! ¡Y menos fotitos! - exclamó, viendo que Lena también había hecho acto de presencia y Coralie trataba de aguantar las carcajadas. Hizo un gesto para que el austríaco se agachara -era una torre comparado con ella-, y tomó el caramelo de su mano, indicando que aceptaba el beso. Y simplemente lo correspondió, sin la vergüenza estúpida que la solía caracterizar un año atrás. Aunque sí, se sintió rara. Muy, muy rara. Pero prefería aquello a dejar que Mackintosh se saliera con la suya. Cuando el beso terminó, simplemente se recompuso y miró al grupo que había alrededor. - No me miréis así... - murmuró, porque la cara de Cors era todo un poema, y la de Sid prefería ni mirarla. Se llevó el caramelo que había ganado a la boca, al menos tenía un premio por hacer aquello.

Por alguna razón el universo había alineado sus planetas para que se presentará de aquella guisa en ese lugar. No solía intercambiar demasiadas palabras con los miembrs de Rebeal, aunque tampoco tenía problemas en particular con ninguno de ellos, así que sintió que era la oportunidad para estar en una fiesta de la hermandad más naranja de Evesham. El pretexto de la fiesta no le pareció demasiado interesante, por no decir que le importaba realmente poco pero lo que le interesaba era comprobar que su hermana no se metía en lios y que todo iba maravillosa. Y sí, para los que opinéis que era un auténtico maniáco, y casi acosador de su propia hermana era completamente cierto, pero Gab aprende de la experiencia, y ahora mismo la experiencia estaba durmiendo en una cuna con su abuela. El disfraz le iba completamente al pego, parecía que lo había echo a propósito, y asi era. De negro y oculto bajo unas gafas completamente opacas entro en el lugar, con la intención de rastrear hasta el último rincón y poner a su hermana a salvo. La idea de que pudieras negarte a recibir depende que tipo de beso le gustaba, ahora ya no le hacía tanta gracia la consecuencia que tenía. 

Léa  podría estar en cualquier parte se dijo asi mismo mientras caminaba entre un grupo de personas bastante grande. No se conocía aquel lugar, asi que necesitaba encontrar o un mapa o alguien que le guiará. Estaba dispusto ha hacer cualquier cosa menos tomar un éxtasis aquella noche. Las semanas le estaban pasando demasiada factura y no era el momento para hacer lo que nunca hacía: drogarse. Sin querer queriendo, se topó con la quien creía ser una cara conocida, hasta que enseguida descubrió a dos. Chiara y Cora. Se mantuvo a sus sombras mientras una situación bastante rápida tuvo lugar. Cora se separó de su inseparable  para dejar que la italiana gastará su primer dulce de la noche. Su cara era completamente de asombro y mientras todo el mundo miraba a Chiara y al chico, Gariel se colocaba al lado de Cora y observaba que había alguien más a su lado. -¿Que pasa hoy repartes tu las calabazas? - le susurró al oído para depués mirarla de arriba a bajo su disfraz.

Byron se caracterizaba por ser de esos muchachos que cuándo van a una fiesta, no te das cuenta de él sin qué te tropieces con el muchacho. Suspiró hondo antes de entrar a la fraternidad naranja con su disfraz de indio, qué consistía de un taparrabos (debajo de este estaba la ropa interior del verde) y un sombrero de un jefe indio. No era que odiase las fiestas de Halloween, sino qué con la pelea que había tenido con su mejor amiga, podía estar seguro que ella estaría presente ahí, se le fueron entregados seis caramelos al pasar, reconoció algunos rostros, sin embargo, no tenía los suficientes ánimos como para adentrarse en la fiesta en sí.

Recostado en una pared cercana a la puerta principal de la morada, con una cerveza en su mano, se limitó a observar a los presentes y a sonreír a aquellos que pasaban enfrente de él, sin embargo, su mirada solamente clavaba en la rubia, líder de las bithaen. Tratando de olvidarla, simplemente ahogaba sus recuerdos con el alcohol de una manera muy moderada, no quería amanecer nuevamente en alguna otra casa universitaria y mucho menos en la de ella. —Al carajo todo. —masculló, la verdad era qué Byron ni quería venir acá.

Caminé por la habitación y contemplé el lugar y todos los disfraces que había en la fiesta. Vi que se acercaba a mí una novia cadáver y si no hubiera escuchado su voz al saludarme no habría reconocido que se trataba de Sam- Hola- le dije sonriendo y dándole dos besos- Me encanta tu disfraz, ni siquiera te había reconocido al principio- le dije sonriendo ampliamente- Ni siquiera me dio tiempo a ponerme disfraz porque tuve que acompañar a Evander a por el suyo- le comente. Aunque había pensado de ir de un personaje de cluedo no había podido llevarlo a cabo, pero tampoco le importaba porque una vez todos estuvieran borrachos no importaría si iba disfrazada o solo vestía de negro. Parecía que alguien había comenzado con Kiss Or Treat puesto que los que habían podido ver lo sucedido estaban murmurando ya y para mi sorpresa no habían sido otros que Chiara y Sid, nuestros compañeros de cuarto-¿Ya sabes con quien los utilizaras?- le pregunte refiriendome a los caramelos de beso.

Le sonrió a Sam y mirando quien había por allí vio aparecer a Evander y a Maddie y se encaminó hacia ellos- Sam vamos- le dijo para que fueran juntas. Antes de llegar consiguió una botella de vodka y unos vasos para que pudieran tomarse un par de chupitos. Cuando llegó el saludo sonriendo- Hola Maddie, Evander veo que te queda bien el disfraz- le dijo. Habían estado un rato en la tienda para encontrarlo. Con la ayuda de Sam sirvió los tragos para que cada uno tomase uno-¿Brindamos?- pregunto sonriendo mientras dejaba la botella en una mesa cercana.

Le devolví la sonrisa a Xenia y le dije - ¿De verdad no se me reconoce? Mejor, así puedo ir besándome con quien quiera sin ningún compromiso. – Le guiñé el ojo y me reí, la verdad que si Xenia no me había reconocido significaba que el disfraz estaba muy bien logrado. – Para la próxima te secuestro y te llevo de compras a por uno. – Le saqué la lengua y entonces fue cuando vi como Sid le ofreció un dulce a Chiara y no pude evitar reírme – Mira, Sid los aprovecha muy bien por lo que veo. – Encogí los hombros ante su pregunta y dije – Quien sabe, puede que con el primer chico que vea por aquí. – Me volví a reír, obviamente esta fiesta era para divertirnos y no me importaba malgastar mis caramelos de beso, solo me interesaba mantener los de salvación.
 
Entonces fue cuando vimos aparecer a Evan y a Maddie, Xenia me dijo que fuéramos hacía ellos y no me negué a eso. – Dulce de Magdalena y Evan ¿Qué tal todo? – Dije saludándolos a los dos con un par de besos. Ayudé a Xenia a servir los chupitos y dije – Brindemos por esta terrorífica noche. – Entonces miré a nuestro alrededor en busca de alguna presa para ofrecerle un dulce. Así que para animar un poco la fiesta decidí empezar a dar un dulce a nuestro líder. – Ahora vengo, voy a ver si el líder le apetece algún caramelito. – Me acerqué a donde estaba situado Logan y le dije dándole un caramelo – Hey Logan, ¿Me das un besito? –.
 

Dulce del beso con Logan A. Mackintosh

Sabes que tú hija está enojada contigo en el momento en qué después de preguntarle de que deberías disfrazarte, te responde que de Mickey Mouse. En serio, ¿la niña que se disfrazó de princesa zombie con sus amigas? Es una alerta de que has metido la pata hasta el fondo y tienes que arreglarlo. Y lo primero que debes hacer es darle el gusto ¿No? La madre de Evan le pegaría por la nuca si supiese que pensó eso, y mucho peor si supiese que en realidad lo hizo. Así que ahí estaba, entrando en Rebeal disfrazado de Mickey Mouse, un ratono que a él se le antojaba bastante gay si se lo preguntas. Lo bueno es que no había hecho la gran cosa y había dejado a una niña de siete años contenta.

Le causó gracia que le entregase un puñado de dulces al entrar, aunque tuvo mucho más sentido luego – Esto es mejor que salir a pedir, eh. – le sonrió a la chica que hacía las concesiones, no la conocía pero estaba seguro de haberla visto por ahí cuando aún estudiaba en Nightove. Oh, esta era la primera fiesta a la que Evan acudía como profesor, en realidad no pensaba que fuese la gran cosa ya que más allá de todo, tenía un montón de amigos que estarían allí. Y no es como que el realmente se sintiese como profesor. La música sonaba alto dentro y la gente parecía estar pasándola bien. Realmente creía que la mecánica de juego los dejaría besando a un montón de personas de manera indirecta, lo que lo hacía recordar algunas cosas.

Cuando supo que Rebeal organizaba una fiesta, Matthias supo que no podía perdérsela. La fama que tenía esa fraternidad había sido ganada a pulso y las promesas de diversión, alcohol y drogas resultaban demasiado tentadoras como para ignorarlas. La idea de disfrazarse no le apetecía tanto como la perspectiva de ver los disfraces de los demás, ya fuera por burlarse o por simple y sencillamente deleitar su sentido de la vista. Al final, se decantó por el único disfraz con el que contaba, algo que a pesar de ser un poco esperado le quedaba perfectamente. El humor negro tras su decisión era imposible de ignorar cuando se aseguró de que era una buena opción. Si estuviera en Alemania, habría más de uno ofendido con su uniforme de oficial alemán, pero como no se encontraba en su país natal y la opinión de los demás le importaba un bledo de igual forma…

Pronto se encontraba ya entrando a la fraternidad naranja, llevando consigo una caja de botellas de whisky como parte de cierto cover que habían implementado. Si le preguntaban, no estaba mal; al contrario, así sería bastante difícil que el alcohol se terminara como solía suceder en más de una fiesta masiva. Tomó un vaso ya servido con whisky y su mirada se paseó por las personas que se encontraban allí, identificando uno que otro rostro conocido, buscando a alguna de esas tres chicas afortunadas a las que podría hacer merecedoras de uno de esos tres dulces. Pronto encontró dos. Sólo faltaba una más. Poco a poco, poco a poco. La noche era corta pero tenía tiempo de sobra. ¿Por quién empezar? Esa era la interrogante por el momento. Esbozó una sutil sonrisa y se percató de la presencia de Prescott. Su sonrisa se ensanchó.