× Elections party || Trama Global

La nobleza de los verdes, la dulzura de las rosas, la vanidad morada, el espíritu de los azules, la pasión de los naranjas y la certeza de los rojos. Cualidades y características de cada una de las fraternidades, hermandades legendarias que han sobrevivido a través de los años en la universidad, los últimos círculos que permanecen desde la fundación de Nightove. Todos con un lema, una identidad, un idealismo que les une y les mantiene en pie cada vez más fuertes. No existen dudas del porque han perpetuado en la historia de Nightove. Mas este legado no continuaría sino fuese por los líderes, cada uno elegido minuciosamente con el fin de asegurarse que mantendrán la integridad de la fraternidad y que personifican su espíritu y esencia. Es por esto, que la elección y nombramiento de los mismos se ha convertido más que en una tradición, una celebración, un ritual.

La fiesta más esperada de año, una tradición de Nightove, por fin, había llegado. Una ocasión única donde todas las fraternidades; Reaben, Swaney, Nadmean, Bithaen, Besten y Rebeal, se reunían por un solo motivo, despedir un reinado y darle la bienvenida al siguiente. El salón de eventos fue reservado para dicha fecha, no había gran decoración más que un par de pancartas alusivas a las fraternidades y la principal colgada a la entrada que anunciaba la entrega de llaves a los nuevos líderes de las fraternidades, las mesas habían sido distribuidas a los costados del salón dejando el espacio suficiente en el centro del mismo para situar la pista de baile, una pequeña tarima se dispone al lado de la mesa del DJ para anunciar a los nuevos cabecillas de la universidad. La iluminación es escasa, el lugar se torna visible ante las luces multicolores del DJ y un par de lámparas encendidas. Altas cantidades de alcohol, ponche y drogas pasadas por debajo de las mesas habían causado efecto en los estudiantes que acompañados por el estruendoso equipo de sonido habían disparado el ambiente fiestero entre ellos.

Faltan quince minutos para la media noche, pronto los líderes de fraternidad subirán a la tarima a dar un par de palabras de despedida y a anunciar a sus sucesores y entregarles las llaves de cada universidad como símbolo de liderazgo. La expectativa se genera y se torna densa en el ambiente, se les ve inquieto a un par de nominados, el resto permanecen tranquilos. El salón se mantiene cálido a pesar del frío cortante del exterior, La música golpea contra las paredes de manera estruendosa, la mayoría de los presentes se encuentran de pie, ya sea dándose lote contra las paredes, o chocándose al bailar apretujados en la pista. Cada quién hace de las suyas, las barreras se rompen por una noche, las reglas se disuelven, una noche para perderse, una noche para festejar hasta el amanecer. Pero te sorprenderás, aquí nada nunca es lo que aparenta.



× Todos son bienvenidos a la fiesta sin importar sin pertenecen o no a alguna fraternidad.
× El mínimo de líneas por post es 10 y el máximo 25, queremos hacer esta trama lo más ágil y dinámica posible.
× No hay orden de turno mientras que esperes dos o tres turnos después de tu post antes de volver a contestar para no monopolizar el tema.
× Por cuestiones de agilidad y estética, quedan prohibidas las tablillas de rol.
× Pedimos que únicamente en su primer post coloquen al comienzo, su nombre, el orden en que han posteado y su fraternidad, por ejemplo: “Joanne Marlow, #1, Bithaen.” Este sistema tiene como fin un sorteo que se hará para tomar participación en un suceso dentro de la trama.
× La logia intervendrá en algún momento de la trama, los afectados serán elegidos al azar -por el sistema mencionado anteriormente- por lo cual queremos recordarles que absolutamente todos aquellos que posteen corren el riesgo de ser atacados.
× Sin más roleen mucho y esperamos que se diviertan (:

Se encontraba bastante ansiosa y emocionada al mismo tiempo, pues para nadie era un secreto que justo esa noche se elegiría a los líderes de cada fraternidad, y el ser parte de este "ritual" para ella era halagador y hasta un privilegio, ya que le daba gracias a todo lo santo y sagrado que existiese, que justo el año en que ella entra a la universidad le recibe con tan dichosa fiesta tradicional. Se vistió de un ceñido, corto y sencillo vestido morado de mangas largas el cual tenía la espalda descubierta, el cual combinó con unas medias de seda negras y unos botines del mismo color y para agregar un toque excentricidad, su preciada chaqueta de cuero negra, Olivia, Heather y Raina, ya habían intentado que se despojara de ella, pero Emma sólo se aferraba más y siempre sacaba una buena excusa para usarla, es por eso que fue una de las primeras en alistarse y dejando una nota, decidió irse sola a la fiesta, no quería escuchar el sermón una vez más, sobre el glamour y eso.

Luego de varios minutos por fin llegó al salón de eventos, dio a guardar su preciada chaqueta y se introdujo dentro de las personas que ya habían llegado, encontró una mesa y decidió tomar asiento mientras buscaba con su mirada algún rostro familiar, pero sólo se encontró con un camarero que le entregó una copa de champang, la cual recibió y se sentó a esperar jugando con su celular.

Podía sentir el bullicio mientras resonaba en mi ventana bajo el palpito de la música a todo volumen en el salón del evento. Suspiro. La última elección que me aventuraba a probar; había guardado esa ropa para otra ocasión quizás. Esperaba ocuparla para la visita de mi padre, o si algún día encontraría a un chico que no fuera por los estúpidos compromisos que el Señor Heinrich quería otorgarle a su única hija. Yo. Así entonces, guardaba con ilusión, poder usarla para que a ese "él" imaginario, me dijera; "te queda muy bien". Reí de mi misma. Ya estaba segura, que nada me haría sentir más cómoda, así que, acepté mi blusa de encajes violeta y mi falda marrón que me hacía más libre a la hora de bailar. Ya. No sé si tampoco estén las ganas de bailar.
Me asomé por la ventana apoyando ambas manos en su cristal y tomé aire para expulsarlo con dificultad entre mis labios semi-cerrados.

-... es tarde Heinrich-me dije a mi misma casi en un tono de lástima, de "Tranquila, puedo entenderte"- anda, te hará bien distraerte.

El bolso. Las llaves de la habitación. El móvil. Y mis pocas ganas estaban saliendo por la puerta, para recorrer el pasillo y llegar lo más pronto -irse más rápido igual- a la fiesta y la celebración que haría mi informe sobre quiénes eran los nuevos líderes que debíamos seguir. Frente a mi, un grupo de nerviosos, otros más enganchados, gente bailando, otros bebiendo y yo en el umbral, queriendo decir tanto, pero no saber qué exactamente decir. Fueron así, unos ¿5 pasos? y me apoyé en la barra para pedir una soda con limón. La acerqué a mis labios y me refresqué con sus componentes que, incluso me otorgaron un leve dolor de cabeza.

-...el frío. ¡Ah! no traje ni chaqueta...-estúpida noche.

#7, Kendall R. Gallow, Nadmean <3

Silencio. El cual se vio interrumpido por el suspiro de la Nadmean. – Bonnie. – Llamó la voz marcada con ese tan peculiar acento francés que parecía no desaparecer. – ¿Alguna predicción? – Cuestionó seguidamente al dirigir los orbes azulados hasta el armario, donde la castaña terminaba de arreglarse. Los azules volvieron hasta donde se encontraban en un principio, perdidos en la pared donde Kendall recargaba sus botas negras, pues se encontraba recostada en la cama. Aquella noche se decidirían los nuevos líderes y sublíderes de las distintas fraternidades, y por obviedad ese suceso era de suma importancia para en general, toda la universidad, pero aunque muchos anticipaban resultados, era difícil de igual manera hacerse a la idea sobre los nuevos cabecillas, quiénes serían, cómo serían y por sobretodo, el cómo eso afectaría al futuro de las seis casas. Los dientes de la Nadmean aprisionaron su labio inferior y poco después se incorporó al ver salir a Bonnie del vestidor, dejando atrás el tema por un rato, mientras se dirigían al salón de eventos.

Una vez en el salón soltó un bufido al notar la decoración, ¿qué era? ¿Graduación de pubertos? Por lo menos eso parecía hasta que sus ojos se encontraron con el bendito alcohol en la barra de bebidas y se sintió lo suficientemente satisfecha. – Que empiece la fiesta. – Dijo esbozando una media sonrisa, dedicándole una mirada a la Rebeal en indicación para que la acompañara por un trago.

Se observó una vez más en el espejo alisando las inexistentes arrugas de su vestido, se detuvo un poco más distrayéndose en cada detalle de su atuendo, el color verde monte de su vestido, su cuello en v, la forma en cómo la cinta naranja se ceñía debajo de su busto, dándole un femenino y delicado contraste, a los pliegues que caían ampliamente hasta arriba de sus rodillas, sus largas piernas se veían estilizadas gracias a las zapatillas negras de tacón alto que llevaba puestas, tomó el chaleco negro de manga corta y cuello alto completaba su atuendo, ladeó la cabeza organizando su pulcra cabellera rubia. Su madre tenía razón, parecía una muñeca, sacudió su cabeza ante los recuerdos que traían el inminente silencio de la habitación, necesitaba ruido, y era por eso que esa noche había dejado a un lado su cita con los libros y iron maiden, distraerse un rato en la fiesta del nombramiento de los nuevos líderes de fraternidad, tomó su cartera de mano en la cual metió las llaves de su habitación y su teléfono móvil y partió al salón de eventos.

Llegó a la entrada y estuvo renuente en entrar, no era muy amante a los eventos sociales, pero se la había pasado casi todo ese tiempo en la universidad escondida en los rincones, sin hablar casi con nadie, sólo del aula de clases a su dormitorio, o la biblioteca, algunas que otras veces que salía con aquel mejor amigo, y contados fines de semanas se aventuraba a ir alguna fiesta o pub, se limitaba a tomar algo, bailar, tener conversaciones banales, hacer de psicóloga de los demás, y volver a su fiel cama, pero hoy tomó un profundo respiro y con su barbilla en alto caminó por el salón, deteniéndose en la barra y pidiendo algo de tomar se sentó en una butaca observando como siempre, todo a su alrededor.

Aún no estaba seguro sobre cual había sido el motivo que lo había llevado a ese lugar. Lo suyo jamás habían sido las relaciones sociales, las personas no le gustaban , es más, esa había sido precisamente la razón por la que había elegido esa carrera y no otra. No sabia de donde había salido ese instinto que le decía que su presencia sería el detonante de algo más grande, de algo que haría que tanto su vida como la de otras personas cambiaran. No era ego, sino más bien algo tan simple como increíble para alguien como él, que no creía en las cosas intangibles. Iba con pantalón de tela, porque no tenía de otros, de camisa porque odiaba las camisetas y era lo único que quizás se vería pasable en una reunión de ese tipo, porque l gorro de lana que cubría su cabello desteñía tanto como un físico culturista en un concurso de belleza. Encendió un cigarrillo justo en la puerta de entrada y una mueca de asco adorno su rostro cuando comenzaba a entrar al salón en el que desarrollaría esa reunión que ni siquiera sabía el motivo de ella.

Caminó con calma, como acostumbraba a hacer cuando sabía que buscaba algo, cuando no tenía ni la más mínima idea sobre qué sería, peor que lo encontraría tarde o temprano. Di una calada a su cigarrillo intentado sin saber la razón una mueca de desprecio hacia todos los que disfrutaban de aquella noche, mostrando tanta muestra de grosería como petulancia. Necesitaba encontrar algo, pronto, o de lo contrario lo más seguro es que es reunión terminaría pronto gracias a él. Cerró los ojos con fuerza y dando media vuelta hacia la barra que ya había fichado en su cabeza se encamino hacia ella, cuando una vez abierto los ojos la vio. Ignoraba su nombre, no le interesaba su carrera y mucho menos la fraternidad en la que estaba, lo que si llamó su atención, fue que aún bajo todo ese juego ridículo de iluminación, logró captar algo que él mismo poseía y que lograba ver cada vez que sus ojos le eran reflejados gracias al espejo de su habitación. Se acercó más rápido cuando ella desvió la mirada y se sentó a su lado pidiendo una copa. Sin hablarle, sin mirarla, solo tentando a algo que sabía surgiría.

Eso de arreglarse no era lo suyo, Bonnie se encontraba sentada en el vestidor observando de manera desconfiada un vestido corto de lentejuelas en tono berenjena que Olivia y Heather habían elegido para ella aquella noche. Ellas arbitrariamente se habían tomado el atrevimiento de elegir las vestimentas que iría a usar al escuchar la petición de su líder de fraternidad, al ser nominada le pidió el favor de que no se fuera a la fiesta en una de sus camisetas desteñidas al parecer Bithaen al poder se lo tomó un poco a pecho. Suspiró de manera pesada – Si Brightmore gana en Bithaen, iré a hacerle exorcismo a las Barbies – le respondió a Kendall asomando el rostro por la puerta, dejó el vestido tal cual donde estaba al igual del par de tacones que iban a juego y salió tal cual había llegado. Jeans, una blusa de botones azul marino y un par de botas altas, tomó su chaqueta de cuero consigo y salió del vestidor. – Ni de coña me pondré esa cosa – le aclaró a Kendall. Revisó un par de mensajes que tenía en el celular y tomaron rumbo al sitio.

Una vez allí el ambiente estaba bastante animado, saludó a un par de personas por aquí, un par de codazos por allá y su paradero fue a dar con el bar. – Dos martinis por favor- le dijo con una sonrisa ladina al barman, el muchacho le correspondió la sonrisa y se fue atolondrado a preparar las bebidas – Esta ronda va a cuenta mía – le dijo en tono divertido a Kendall dándole un guiño rápido. Buscó a alguna de sus amigas con la mirada y alcanzó a distinguir a Emma a los lejos, agitó los brazos y la llamó en medio del estruendoso sonido de la música, no estaba segura si le alcanzó a ver. Un par de brazos la rodearon y reconoció el peculiar aroma de Liam, le dio un beso rápido en la mejilla – Si la noche apenas comienza – le replicó – Te apuesto cuarenta libras a quien termine primero en el suelo – le retó con aquel brillo de diversión en sus ojos, aquella chispa de malicia que formaba parte de su sello personal.

Había recibido una llamada de emergencia de Chiara, necesitaba compañía en la noche más importante de la universidad para aquellos elitistas que necesitaban un alto cargo en sus vidas universitarias. Nunca había entendido del todo el por qué había líderes, sublíderes y plebeyos en las universidades. A mí, desde la escuela primaria, me habían enseñado una a tratar por igual a todos. Era colocar barreras de expresión y libertad social a las de menos escala en la pirámide. Y sabía que Chiara odiaba ese tipo de cosas, como mínimo fuera de las paredes de su fraternidad; pero suponía que no tenía más remedio que acatar ese tipo de cosas, si no no podría estar en ella. Seguro de que sus motivos no eran estos, si no que estaría Will y que muchos se preguntarían el por qué tenía arañazos en la cara, además de las preguntas de aquellos que ya sabían lo del accidente.

Esperaba en la puerta de Rebeal, fumando un cigarro mientras llegaba la hora en que había quedado con Chiara. Sentí sus pasos dirigiéndose hacia mí y volteé para verla, pero se lanzó sobre mí para abrazarme y le devolví el achuchón– De nada, pequeña –le sonreí y acaricie una de sus heridas que ya se estaba curando– están bastante bien –dije a la vez que rodeaba sus hombros y besaba su mejilla "buena" con cuidado; por si un caso. Le ofrecí una calada para que se relajara y nos encaminamos a la sala de actos, donde se anunciaban a los líderes de las fraternidades. Sonreí con el comentario de Chiar– ¿Recuerdas que tu también tendrás a alguien que te mande? –alcé una ceja. Entramos a la sala, la cual ya estaba repleta de gente y noté a mi amiga algo inquieta e incómoda bajo mi brazo. Tiré un poco de ella para que entrara– Todo irá bien, no te preocupes –eché un vistazo a la sala. Había mucha gente que no conocía, y otra con la que ya me había topado un par de veces. Nos encaminé a la barra saludando con la cabeza a aquellos que conocía de vista y observando que hacía Chiara, algo preocupado por si no se sentía a gusto.

Y el salón se iba llenando poco a poco, observaba sin interés alguno a los presentes, aunque en realidad lo que quería era cambiar la música de ambientación y colocar algo más movida, pararse en la pista y ponerse a bailar como loca, eso era lo que en realidad quería hacer, ya que todo lo encontraba aburrido, terminó de tomar su copa de vino y comenzó a jugar con una mano jugaba con su anillo y con la otra tamborileaba los dedos al ritmo de la música en la mesa —Pensé que esto iba estar mejor— comentó para sí bastante aburrida,mientras que mentalmente decidía si ir a la barra por una cerveza o algo más fuerte o esperaba que algún milagro mágico le salvara del aburrimiento, cuando sintió la silla a su lado moverse, levantó su vista perezosamente y vio a CJ sentarse junto a ella —uuummm... ¿cuantas veces le ha hecho el tipo de enfrente una exploración de garganta a la chica? o ¿cuanta gente ha estado llegando?— comentó de forma ácida, aunque no fuera la intención de ser grosera con CJ, los allegados a ella sabían muy bien que no era por mal que ella respondiera así la mayoría de las veces.

En definitiva iría a la barra a tomar algo, estaba conteniendo su energía por mucho tiempo y eso no era algo muy bueno para ella, así que sin pensarlo más tomó de la mano a CJ arrastrándolo fuera de su silla y caminando por en medio del salón, cuando se percató de la presencia de Bonnie en la marra agitando sus manos, sonrió de alivió y en poco tiempo se encaminó allí junto con CJ —¡Yo quiero vodka!— exclamó cuando llegó a la barra —Bueno dos, otro aquí para mi amigo— dijo señalando a CJ y uniéndose a los que estaban allí —yo le voy con cincuenta a que la mayoría no llega en pie hasta el nombramiento de los líderes— comentó participando de la apuesta

Un martini, ese fue lo que el barman le sirvió, tomó un sorbo mientas miraba un punto entre la nada, había música, aunque no es que fuera de su favorita, mucho ruido entre las personas que iban entrando, chicas gritando, otras presumiendo de sus vestidos o zapatos, algunas parejas haciendo cosas de pareja, suspiró volviendo la vista a su copa, en realidad no tenía mucho que hacer, no esperaba gran cosa de la noche, sólo ponerse al corriente de quién sería la nueva líder de su fraternidad para luego irse a su habitación, con un poco de alcohol ingerido pero nada que no hubiera hecho antes, ya que siempre se media y controlaba todo, mucho más si tenía que ver con su integridad.

Revisó su cartera de mano buscando su celular, encendió la pantalla solo para mirar la hora, tampoco es que esperara alguna llamada o mensaje, cerró su cartera y volvió a su martini sintiendo la presencia de alguien a su lado, a pesar de todas las personas allí, la cercanía le permitió aspirar su perfume, por lo que giró su rostro enfocando su mirada en aquel hombre, su rostro le pareció familiar, tal vez lo hubiera topado en algún lugar del campus, sin embargo, había algo en él que le llamaba la atención, haciendo imposible el trabajo de desviar la mirada, sí estaba siendo un poco imprudente, ya que lo miraba fijamente, como si su interior reclamara que le viera.

Raina D. Whitmore, #14, Bithaen

Cuanto le molestaban aquellas tediosas festividades, pero eran una buena excusa para ponerse un vestido bonito y pasear por todo el salón con una copa de champagne en la mano. Usaba un vestido corto color vino y aretes dorados. Su cabello estaba sujeto en una coleta y sus ojos perfectamente delineados. En su mano llevaba un bolso con lo mas elemental, diez libras, un celular y spray pimienta, en caso de que las cosas se complicaran. No tenía un buen presentimiento acerca de la noche, a decir verdad nunca lo tenía cuando las fraternidades estaban juntas. Temperamentos distintos.

Revisó una ultima vez su maquillaje antes de bajar del auto. Aun era temprano considerando que aquellos eventos siempre comenzaban un par de horas mas tarde de lo planeado, pero aun así sus estándares quedaron altos al entrar. Podría considerarlo aburrido, no la clase de lugar en la que le gustaría gastar la noche. Visualizó a Emma en la barra, solo ella llevaría un vestido como aquel con una chaqueta de cuero. Raina tenía un particular gusto por las chaquetas de ese material, pero no la combinaría con un vestido de cóctel. Se puso detras de ella en la barra y la tomó por la cintura con la intención de enfadarla. Con un poco de suerte la confundiría con un chico pero no la golpearía.

—Al diablo el champagne—Le sonrió a Emma cuando esta se dio cuenta de que no era un idiota pasado de copas. —Voy a necesitar un poco de vodka si pretendo soportar varias horas de esto.

No le gustaba que lo observaban, no cuando estaba acostumbrado a que ese era su trabajo y no el de los demás. Pero esta vez lo tomó como una invitación, una en que los gestos condenaban y las acciones te enclaustraban en un compromiso que él asumía y que obligaba a lo demás a cumplir, acción que haría que esta chica hiciera. Sí la había visto antes, como a muchas otras personas que fichaba en su cabeza, sabedor que quizás más adelante en una o más ocasiones podría recurrir a ellas, para satisfacer alguna de las tantas necesidades a alas que su cabeza lo enfrentaba. Sacó papel y lápiz de su bolsillo y anotando un par de cosas en ella se la tendió al chico del bar cuando este le trajo su trago y después se giró completamente para enfrentar a la chica que desde hacía un rato lo miraba ya sin disimulo.

- No es buena educación mirar así a la gente –le dijo son una sonrisa torcida mientras sus labios se pegaban a la copa y probada del trago, uno que ya con el tiempo carecía de sabor ante la costumbre de sus papilas. Había observado cuando ella tomaba su teléfono, conocía el gesto, lo había usado millones de veces, por lo que sabía tan bien que ella no quería estar allí, al igual que él- Vamos –se puso de pie y guardó las manos en los bolsillos de su pantalón- No tenemos nada que estar haciendo aquí y tú me lo debes por ofenderme hace unos segundos- Miró hacia un lado a la confirmación del barman y luego a la chica para que esta se pusiera de pie y salieran de allí cuanto antes.

Y de pronto él se giró, no bajó la mirada ante su comentario -Disculpa- respondió un poco avergonzada para luego girar su rostro en frente y tomar un poco de su martini, era raro que con tan solo la voz y una sonrisa se sintiera tan atraída por un hombre, no era de las típicas niñas enamoradizas de cada chico apuesto que conocía, al contrario, ella simplemente pasaba de ellos la mayor parte del tiempo, tal vez si había sentido alguna vez interés y curiosidad por alguno, pero eso era después de entablar una conversación, pero él simplemente le atraía con solo una mirada.

Y como si de una orden directa a su cerebro se tratara ella se levantó de la butaca, todo su sentido común le gritaba "no vayas, aléjate", pero en ese momento eso quedó a un lado -Aún no he entendido porqué la gente se ofende cuando le miran fijamente- articuló poniéndose a un lado del chico -fuera cual fuese el motivo, bueno o malo, es una forma de tener en cuenta a alguien, de decirle sin palabras que sabes que estás allí- terminó diciendo siguiéndolo como si se tratase de alguien de confianza que conocía de toda la vida, ni inclusive a quienes conocía de toda la vida seguía con tanta familiaridad y confianza

El barman volvió apresurado con los dos martinis fue a entregarle el dinero más el muchacho negó sonrojado y sonrió de manera tímida, le dió las gracias y le dedicó una sonrisa a Kendall – La magia de la vagina – dijo arqueando sus cejas complaciente y bebiendo el coctel como si fuese agua de un solo sopetón, sintió un leve cosquilleo recorriéndole la garganta, sus mejillas pálidas se tornaron coloradas. Malditos genes arios que le hacían sonrojar bajo cualquier circunstancia. Vió a Emma acercarse con CJ y Raina les ofreció una mirada cómplice a los recién llegados – Entonces somos… - la muchacha comenzó a contar cabezas y se percató que le hacía falta una - ¿y Rosalinda? – preguntó buscando a Kendall con la mirada, se limitó a encogerse de hombros – Ya qué, somos cinco – dijo con parsimonia, muy seguramente habría escapado como comadreja a otra parte.

-Seis shots de vodka, la morada de la coleta necesita alcohol – le dijo al Barman, no tenía tenia intenciones de emborracharse aquella noche, o quizás un poco, lo suficiente como pasar un buen rato sin perder la memoria. – Sesenta a que las moradas pierden los tacones – le replicó a Emma en tono cómplice. Llegó la ronda de vodka que repartió entre los presentes, a Raina le dio doble ración claro está – Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas – dijo alzando el cristal, chocando su copa con la de los demás para llevarla a sus labios e ingerir el licor que había en él.

Dejó que acariciara una de las cicatrices que marcaban su rostro de lado a lado. La hacían parecer una especie de monstruo, pero nunca se había molestado en disimularlas. Todo el mundo sabía que estaban ahí, aunque se dedicaran a especular sobre la causa. Había quien decía que Will le había pegado. Otra versión era que era tan torpe que simplemente se había caído. Cada cual que pensara lo que quisiera. Dió una calada al cigarro que le ofrecía, dejando atrás todo su nerviosismo. Era una fiesta, nada más. Nadie se fijaría en ella ni en sus cicatrices. Se limitaría a tomarse la copa que necesitaba y a disfrutar de la compañía de Dags. - Sí, pero no le haré mucho caso. - replicó, sonriente. No entendía muy bien todo aquello de las fraternidades y sus líderes, pues en Italia no solía hacerse. Pero ya que pertenecía a Rebeal, acudiría a engrosar las filas de asistentes.

Entró nerviosa, agradeciendo los ánimos que Neal le daba. Para ella, el moreno era como un chaleco salvavidas en medio del océano. Sabía que si estaba a su lado, nada malo podría pasarle. - Eso espero, aquí la gente es tan... no sé. - contestó. Muchas veces se había sentido marginada entre tanto niño rico. Y es que era de las pocas alumnas becadas que asistían a la universidad. Le bastaba echar un rápido vistazo para ver que todas las chicas iban con elegantes vestidos,brillantes joyas y tacones de vértigo. Se podían permitir vestir lujosamente, engalanadas con sortijas de miles de libras. Y ella con sus desgastados vaqueros, su rasta asomando entre el despeinado cabello y sus cicatrices. Siguió a Neal hasta la barra, y se sentó en ella como si sólo llegar hasta allí fuera un gran esfuerzo. - ¿Qué te apetece? - preguntó, tamborileando los dedos sobre la madera. - Yo necesito una cervecita fresca.

Aleister siempre se ha considerado alguien obstinado, por eso cuando esperaba la respuesta de la chica, sabía muy bien que aún cuando ella le dijera que no, haría cualquier otra cosa para convencerla e incluso llegar a la amenaza si ella seguía negándose. Por lo que cuando ella aceptó sin siquiera dudarlo, no pudo más que esbozar una sonrisa de triunfo, que disimulo alzando una manos y ajustar el gorro que adornaba su cabeza y que sabía muy bien que no se había movido de su lugar- No todos los que salimos fuera de nuestros hogares es para lucirnos al resto para que nos miren –le dijo mientras tomaba la bolsa que el mismo chico del bar al que le había entregado el papel le tendía.

- Vamos –volvió decir indicándole el camino por delante de él. Aún no tenía una idea muy clara sobre hacia dónde irían, pero eso para él no sería problema alguno- Por lo demás hay quienes simplemente quieren pasar desapercibidos, pero las cosas no se pueden obtener de la nada –camino con ella hasta la salido y una vez allí, se giró para observar cual de todas eran las mejores alternativas ante lo que pretendía hacer esa noche. No tenía planes solo, pasa el rato a menos que las cosas cambiaran. Sonrió cuando descubrió cual era el mejor lugar y donde nadie podría encontrarlos- Es tiempo de ver la biblioteca con otros ojos ¿Te atreves? –preguntó antes solo por la simple curiosidad de ver hasta dónde podía llegar la chica sin que la presionara.

Una meta: Líder. Tan sólo faltaba una mención, una decisión. La primera fase la había cumplido puesto que la nominación había salido a su favor, y esa noche todo se resolvería. Ella no lo negaba, quería ser líder de su fraternidad y estaba dispuesta a lo que fuera necesario para conseguirlo. No se hablaba de otra cosa en Nightove, las preguntas y las apuestas rondaban en cada esquina del campus y ella creía tener todas las papeletas. Sería una noche especial, confiaba en sí misma y no temía a no ser la elegida, si fuese así el caso, sonreiría falsamente como cuando alguien pierde un Oscar y nadie se daría cuenta, o tal vez sí, pero a ella le era indiferente. Un vestido ceñido hasta media pierna color blanco cubierto de un encaje negro, unos tacones del mismo color y el cabello recogido en una perfecta coleta alta era su atuendo.

Cuando llegó al salón, observó la decoración y echó un rápido vistazo entre los invitados queriendo encontrar a las personas que estaba buscando. Llegaba un poco tarde, pero así era ella, en una fiesta: nunca la primera y nunca la última. Caminó hacia sus amigas, que habían empezado a beber sin ella. – Viendo como va la cosa, yo apuesto porque el primero que cae es el verde. – Comentó a las espaldas de todos. Se acercó un poco más y se colocó entre Emma y Bonnie, la cual miró de reojo arrugando los labios al ver que el vestido que Heather y ella le habían escogido no lo llevaba puesto. – Espero que siga colgado de una percha y no hecho cenizas. - No quiso comentar más sobre el tema, la conocía perfectamente y sabía que las probabilidades de que se pusiera aquel vestido morado eran nulas. – Esta fiesta hay que animarla. ¡Hey! – Chasqueó los dedos en dirección al camarero para que le prestara atención. – Una ronda para todos… - Sonó un tanto autoritaria y no le interesaba, por ello añadió - …Cuchicuchi. – Le hizo una mueca graciosa y luego le sonrió.