Swaney Moon Party — TRAMA GLOBAL.

Recuerdo del primer mensaje :

Moon Party

trama global swaney

El día había llegado. Las chicas parecían un tanto nerviosas y agitadas, pero mientras Aimée deslizaba las manos por el vestido blanco que estaba usando ese día, sólo rogó a todo lo que estuviera allá arriba que las cosas salieran bien. El cuarto cero gravedad ya estaba en funcionamiento. Las lámparas estaban en un nivel de alumbramiento mínimo para no opacar a la bóveda celeste que se desplegaba por el techo del salón principal Swaney y sus compañeras encargadas de recibir a los invitados ya permanecían en la entrada de la fraternidad con sonrisas tan grandes que a la líder se le apretaba el corazón de simple emoción. Era su primera fiesta como líder, sí, pero esperaba no fuera la última y que al menos todo eso saliera bien. Fue a asomarse a la cocina, donde todos los encargados de los aperitivos y demás comida durante la noche estaban trabajando duro, rodando los ojos al ver que un mesero se arreglaba la corbata con el reflejo que le otorgaba el microondas.

Hasta el momento no había llegado nadie, pero el reloj ya marcaba la hora acordada en la invitación general que había hecho a todos los integrantes de las cinco fraternidades y sabía que en cualquier momento las puertas darían paso a los veteranos y los nuevos alumnos. Pasó a ver a las chicas que estaban a cargo de la música y sonrió al notar que todo estaba en orden. Lo mismo con las chicas de la decoración que habían hecho un excelente trabajo. No quedaba más que esperar. Aimée se acercó a su sublíder, quitándole la tabla donde mantenía sus apuntes. —Deja eso ya, Moira. Las cosas saldrán bien —le aseguró con cierta reticencia. No eran las mejores amigas, pero solían dejar a un lado sus disputas por el bien de la fraternidad. —Y si no sale bien, aun así, ¿qué es lo peor que pueda pasar?

Fue entonces que la música comenzó y la sonrisa de pelirroja adoptó un cariz de mayor tranquilidad. La fiesta había empezado.

• NO SE PERMITEN TABLILLAS.
• Los posts son longitud INS (no más de 20 líneas).
• Se pueden elaborar diversos posts personales dentro de la Fraternidad Swaney o el cuarto Cero Gravedad.
• Les rogamos que no nos dejen tirado el tema, puesto que su longitud off-rol será de sólo quince días. (Empieza el 1 de Julio y termina el 15 del mismo mes.)
• No hay un orden específico para postear, pero sí es preferible esperar que DOS PERSONAS posteen antes que tú para volver a hacerlo.
• A los LÍDERES de fraternidad, ya se les ha informado el orden de las participaciones, pero tendrán que esperar a que Moira Kavanagh o yo les anunciemos para dar sus palabras.
• En nombre de la fraternidad Swaney, muchas gracias por participar.

Mucho ruido y pocas nueces. Era una de sus obras teatrales favoritas -siendo extraño que le apasionará algo de ese género - le había servido muchas veces para la vida real, sobre todo ese intrigante título que a la vez sonaba como una especie de insulto a aquella fiesta. No era su intención, pero Aingeal a pesar de su relación con innumerables rosas - entre ellas sus dos mejores amigas - no solía adoptar una posición cómoda allí, el motivo era por la devoción a su fraternidad, muchas veces era más apasionada que otras Bithaen con menos años a sus espaldas o simplemente algunas novatas -aunque todavía recuerda las batallas perdidas con aquella novata que no sabía nada y hoy parece saber de todo - a pesar del aparente resentimiento, era una morada por encima de cualquier cosa y esa forma de ser le había perjudicado en algunas ocasiones que no merece la pena mencionar.

Tras unas cuantas copas de alcohol antes de pisar aquella fraternidad, había estado divisando la sala, observando el decorado demasiado excéntrico para su gusto e intentando bailar sin ser pisada por cualquier persona que fuera más bebida que ella - lo cual no era muy difícil - no porqué no le gustará, al contrario, porqué le costaba más que a la mayoría que el alcohol le afectará. Entre sus pensamientos levantó la mirada y se encontró de lleno con su hermano. La última vez que lo había visto estaban subidos en una moto dispuestos a ganar una copa, desde entonces no había sabido nada de él en llegar a la universidad, se acercó intentando que no pareciera una situación forzada y le golpeó en la espalda mientras gritaba para que le escuchará algo -¡Cuánto tiempo querido! Pensé que no volverías a la Universidad dijo casi asombrada

Aimée realmente necesitaba unas clases sobre lo esencial en una fiesta, es decir, la música era bastante buena, pero la falta de alcohol era algo de lo que pronto todos se quejarían. Recibió el saludo de la chica y esbozó una pequeña sonrisa cuando se presentó. —Sé quien eres —replicó, divertida, Blake le había hablado un par de veces de ella y la había visto por twitter—. Me quieres robar a mi chica. Scarlett, por cierto —se cruzó de brazos y entonces frunció el ceño. Alguien tenía que salvar esa fiesta pronto. Las tomó de la mano y las arrastró consigo hasta la mesa de los snacks y el... ¿ponche? Tomó unas fresas y las introdujo en la fuente del chocolate, soltando un gemido cuando sintió el delicioso sabor en su boca—. Manjar de los Dioses.

Entonces giró sobre sí misma y vio a Steven, sonrió antes de introducir un dedo en la fuente de chocolate y colocarlo sobre la mejilla del chico como él había hecho uno de los días de su estadía en Gold Coast. —Así te ves mucho más guapo, Gallagher —se burló, volviendo a sus fresas y soltando un hondo suspiro. Todo sea por salvar la fiesta de Bloussy—. De acuerdo, todos empezarán a tener episodios de síndrome de abstinencia si no hacemos algo rápido, ¿quién viene conmigo a buscar algo para ese ponche?

Hoy nuestra fraternidad Swanley había preparado una fiesta y todos estaban invitados al parecer. Yo como era nueva no conocía a nadie ni mucho menos la líder y los miembros de mi fraternidad Swanley.
Me encontraba un poco nerviosa pero bastante alegre y contesta porque finalmente ya no tenía que sentirme aburrida por ahí.
Rápidamente me preparé poniendo un vestido bastante guapo y dentro de la moda, me maquillé debidamente para quedar bella y me peiné.

Una vez que me miré al espejo y vi lo cuanto guapa me encontraba con aquél vestido sonreí poniendo mis zapatos de tacó alto y agarré en mi maleta a condecir y salí de mi habitación caminando hasta la fiesta.
Una vez que había llegado a la dicha fiesta pude ver la cuantidad de gente que se encontraba ya en la fiesta hasta que me fijé en una pelirroja y presentí que esa podría ser mi líder de fraternidad.

Sonriendo y caminando con glamour ya que mi trabajo de modelo y me acerqué a mi líder Aimeé Bloussard.

-Hola…soy Nina Juliett Sweett nuevo miembro de tú fraternidad encantada de conocerte – dije sonriendo con simpatía y alegría.

{Vestido de Nina 8)}:

No pudo hacer más que reír entre dientes ante el comentario algo preocupado de Moira, aunque al alzar la mirada y echar un rápido vistazo a su alrededor supo que estaba en lo cierto, a su alrededor se empezaban a oír comentarios, o más bien quejidos, sobre la falta de alcohol en el lugar. Y él mismo se hubiese convertido en uno de ellos si no estuviese intentando tranquilizar a Moira. Pero hey, la música era buena, algo era algo, tan conformista como sonaba. —No te preocupes por eso, el ponche no tardará en convertirse en otra cosa —dijo con convicción. Asintió al recibir su doble agradecimiento, depositando un beso en su sien antes de empezar a caminar a su lado aún con el brazo en sus hombros. Negó con la cabeza antes de hablar, no era cansancio, era más bien pereza después de haber tenido tanto tiempo de vacaciones—. No creas que esto te va a salir gratis, Moira Kavanagh.

Con su brazo libre señaló a Carrie junto a Killian una vez los vio pasar hacia la mesa donde se encontraban todas las bebidas y la comida, si se los encontraban les presentaría a su acompañante para que dejaran de joder todos los días al respecto. —Mi prima y el idiota que está perdidamente enamorado de mí pero finge con ella —asintió, bajando la vista hacia Moira con una ceja arqueada—. ¿Tienes hambre o con qué quieres empezar? Y chequear que todo siga marchando bien no es una opción.

Evidentemente, Nixon no estaba preparado para el impacto de rosa en su retina, pero bien que si no asistía posiblemente estaría castrado semanas después y... no gracias. Pero vamos, tampoco es que fuese del todo obligatorio, que él no era de quienes no apreciaban el trabajo del resto como para hacer oídos sordos a las invitaciones correspondientes, bien sabía cuanto había trabajado la pelirroja en ese asunto, inclusive en los últimos días de vacaciones no había dejado de pensar en cómo debía organizar todo y en cómo no podía llegar tarde y dejar que otros hiciesen el trabajo que a ella le correspondía. A penas y podía conversarle del asunto, estallaba cual fósforo, irónicamente. Sin mencionar que en el viaje no intercambiaron una sola palabra, ¿nerviosismo quizás? ella era demasiado orgullosa para haberlo admitido en algún momento, pero era más que correcto pensarlo.

Y como era de esperar ahí estaba él con Wilhelm. Ambos ingresaron algo lentos entre la muchedumbre esparcida entre cada rincón de la dependencia de las Swaney. Claro, su mínimo retraso provocó que varios ya cubrieran la entrada y se les hicieran un tanto dificultoso ingresar y creía que sería aun peor encontrar a Aimée, pero afortunadamente su llegada se topó con el mismo momento en que la chica decidió subir al escenario y dar la presentación de la fiesta. Siguió al castaño cuando la mujer bajó y no fue una gran acrobacia acudir a su encuentro. —Yo quiero ir a eso de la cero gravedad, qué cosa más rara. —articuló mientras se acercaba y saludaba del mismo modo a su amiga. —¿Qué tal te ha ido todo? ¿Estás un poco más tranquila? —y le dedicó una sonrisa cerrada, dejando su diestra descansar en el hombro femenino.

No pudo evitar que su rostro girara de inmediato al escuchar la declaración de Jules. Aimée tenía estándares que cumplir, siendo Swaney no podía simplemente ingresar alcohol a la fraternidad. Casi podía escuchar la voz de Drew llamándole la atención y... suspiró, dejándolo pasar. Extrajo su móvil y envió un mensaje a las personas de la cocina. «Saquen las botellas», decía simplemente. Se había encargado de pedir champagne y vino rosa para la ocasión, pero también se había hecho de oídos sordos cuando sus otras hermanas agregaban vodka y ron a la lista a distribuir. Sonrió al ver a las dos torres que solía llamar mejores amigos, saludando a cada uno por separado. Pensó en responder a la pregunta de Wilhelm, pero éste ya se encontraba gritando como si la vida se le fuera en ello. Abrió los ojos sobremanera, mirando alrededor, pero no encontró a quién le estaba gritando el chico. Lo que fuera, prefirió enfocarse en Nixon. —Pues hasta el momento no ha sido un desastre. Es más de lo que podría pedir —sonrió, recargando con pesadez la frente sobre el pecho del chico. Soltó un profundo suspiro, cerrando los ojos por sólo unos segundos. —Terminando ésto, dormiré por tres días —murmuró, pero se apartó de inmediato al escuchar que alguien le hablaba a sus espaldas. 

Una novata. —¡Hola, Nina! Por supuesto, recuerdo tu aplicación —respondió con amabilidad, asociando el nombre al rostro que había visto en aquél expediente. —¡Bienvenida! Qué bueno que bajaste, espero te estés divirtiendo. Si me disculpas... —dio un apretón a su brazo, mirando a Nixon en un silencioso «ya regreso». —No te pierdas —le pidió al Besten, abriéndose paso entre la gente tras la señal de Juliette. 

Era hora de empezar. Se acercó a las encargadas de la decoración y la visualización, subiendo con tranquilidad al estrado mientras la música cesaba y las luces se apagaban, dejando que lo único que brillara fuera el escudo de las Bithaen en el techo. Esperó a que la luz sobre ella se encendiera y entonces habló al micrófono. —Como Swaneys, queremos dar la bienvenida a nuestras hermanas moradas. Estamos encantadas de tenerlas con nosotras, aportando elegancia y encanto en cada uno de sus movimientos. Dejo el tiempo así a la líder de ésta casa, Rebecca Gallagher —dio un paso atrás y comenzó a aplaudir, bajando del estrado.

Sonrió a la Nadmean que en ese momento se colocaba a su lado. —Hola, Bambú —saludó, sin muchos ánimos de moverse. La pereza que comenzaba a apoderarse de ella en ese momento era completamente irracional. Hizo un pequeño puchero ante la información que la chica las brindaba sobre la ausencia de alcohol que ya conocían. Se despegó de Scar para corresponder al saludo de su otra amiga, riendo entre dientes al oír las presentaciones de ambas. Iba a contestar a lo último que Bambi dijo, pero Scar arrastrando a ambas hasta la comida terminó por impedírselo.

Observó con ojos curiosos todos los bocadillos y postres sobre la mesa, llevándose una fresa al natural a la boca para comenzar a comer sin muchas ganas. Cuando alzó la vista, rodó los ojos al ver por qué Scar había salido corriendo hasta aquella mesa. —Un poco de respeto, Grimaldi. ¿Piropeando a otros casi en mis narices? Rude —dijo, mirándola divertida. —Gallagher, dime que traes algo escondido en tus bolsillos que haga este menjurge rosa algo soportable —masculló, arrugando la nariz al ver el ponche. —Yo iría, pero Aimée amenzó con hacernos algo malo si nos veía salir por esas puertas antes de medianoche y honestamente no tengo ganas de andar en malos términos con ella —miró a Bambi—. ¿Algún plan? —pero sus palabras se vieron de nuevo ahogadas por las de Aimée al micrófono, diciéndo quién sabe qué y al final llamando a la hermana de Steven al estrado.

Embozo una sonrisa cuando la chica que acompañaba a Blake anunció que sabía quien era y por supuesto, ella sabía quien era ella, pero no venía nada mal presentarse. Miró fugaz a la joven y luego regreso la mirada a Scarlett, puesto que la joven había tomado a ambas y las llevó hasta aquella mesa de snacks. Miro aquella mesa con poco agrado, podía decir que ni la comida se veía apetecible, pero peor era a nada. Tomo de aquella mesa una fresa, tal como lo hicieron las otras chicas y se giro poco sobre sus talones mientras se metía la misma dentro de la boca y comenzaba a masticar, degustando de el sabor dulce y ácido de la misma.
Era claro, Bambi no era la única con deseos de alcohol en el lugar y debía hacer algo, al menos ella que no tenía un lazo muy apegado a ninguna Swaney, un poco de travesura podría estar bien. Blake le miro y preguntó que si había algún plan, por lo que la pelirroja se volvió a rascar la mejilla -Tengo uno- Apretó los labios y embozo una sonrisa -En mi habitación, bajo mi cama, hay una botella nueva de Vodka. Puedo traerla y bueno, podemos echarla en el ponche o solo así- Sonrió ampliamente y se acomodo todo el cabello para atrás -A menos que puedan soportar hasta las doce, creo que esta es una buena idea- No había escuchado para nada lo que la líder Swaney dijo, pero cuando todos aplaudieron, la chica hizo lo mismo, llevando ahora su mirada hacía aquel lugar.

Constance rodó los ojos. Déborah siempre pensando en el bien de los demás, pero jamás en el de Constance. ¡Se había despertado a las siete de la mañana para llegar a su primera clase! Merecía alcohol y no, no estaba bromeando. Se separó de su amiga, cruzando los brazos para empezar a protestar, pero su rostro serio se deshizo cuando escuchó el grito que soltó. Constance comenzó a reír con ganas, cubriendo su boca con una mano, pero era muy tarde porque a los pocos segundos escuchó una respuesta con una voz en extremo conocida. La rubia miró a Déborah con sorpresa, sobresaltándose un poco cuando la voz del sublíder verde sonó a su lado. —Já, por supuesto que no. Cuando termine ésto quiero llegar a dormir, no a hacer otra fiesta. Que lo hagan los Rebeal o los Besten... Los Besten de preferencia, quiero conocer a los novatos —comenzó a sonreír hasta que la curvatura de sus labios se expandió sobremanera, a pesar de haber soltado lo último como un susurro. Sin perder la sonrisa, giró a tiempo para encontrar a Wilhelm entre la multitud.

—¡Pastelito! —exclamó con júbilo, extendiendo una mano hacia él para posarla sobre su pecho y besar su mejilla. Hacía tanto que no veía a su amigo, que la fiesta Swaney fue el último lugar en que imaginó encontrarlo, aunque siendo amigo cercano de la líder, bueno, no era tan ilógico. Líder que en ese momento subía al estrado con su miserable altura para hablar de Dios sabrá qué; lo único que distinguió al final fue el nombre de su excuñada y aplaudió con el resto de las personas. —Déb miente —dijo al polaco, negando con la cabeza hacia rubia como acusándola de herejía. —Sabes que nadie te puede quitar mi amor —pero en ese momento notó que los meseros sacaban botellas de champagne y tomó la mano de Mason para jalarlo hasta la mesa. —¡Finalmente! Vengan —dijo a Déb y Wil por encima de su hombro, sin soltar la del Gordo.

Estaban locas, pero de remate. Se repitió por decimo cuarta vez aquella noche al salir de la ducha y vestirse, no pensó dos veces en cómo saldría, si las jodidas rosaditas le estaban invitando que no esperaran gran presentación de su parte. Una camiseta negra de Johnny Walker, unos shorts oscuros y su desgastada chaqueta de cuero. Quiso profundamente usar una camiseta de Jude de los Ramones que se fue por equivocación en su maleta pero terminó por convencerse que lo mejor era que se mantuviera alejada de la ropa ajena por un tiempo. Se enfundó en sus botas mugrosas de todos los días y se dirigió a la fraternidad a la cual hacía tan solo un par de meses habían destruido hasta los cimientos. Nótese la enorme ironía de que hoy estuviera en camino a ella para dar un par de palabras en público.

Una vez llegó al sitio su rostro se deformó en un gesto de incomodidad, todo era tan… Swaney y rosa. Tensa de hombros se adentró en el sitio mirando hacia la tarima y un sinfín de hermosos recuerdos venían a ella con respecto a la trama swaney, los gritos y los muebles rotos… fue épico. Ahora todo parecía una versión afelpada de Bithaen con distintos colores. Arrugó la nariz e hizo una inspección del sitio buscando algo de beber. — Oh por dios, tienen ponche — masculló restregando las cuencas de sus ojos. Genial, una fiesta con ponche. Se apresuró a sacar su móvil y teclearle un par de palabras a diferentes conocidos rogándoles que vinieran a su rescate.

No hizo ningún tipo de comentario cuando oyó las palabras de William. De hecho, simplemente fingió que no había dicho absolutamente nada a cerca de su vestido o las vistas, y -por supuesto- ignoró completamente que desviara sus vistas más de lo debido. "Por favor, dime porqué nos hicimos amigas de este par de depravados." saludó a su mejor amiga al verla entre la multitud junto a Adam. Al último le pellizcó la mejilla con gesto burlón como si fuera una abuelita. Sonrió a ambos, teniendo que bajarse el bajo del vestido para acomodarlo y dio un paso hacia Will cuando un par de personas pasaron por su lado para seguir su camino hacia lo que parecía la mesa de bebidas. "Will, no me habías dicho que ibas a subir a Adam de invitado para el discurso." bromeó.

Pero las bromas se quedaron prácticamente en el aire porque las luces cambiaron a un tono morado y en el techo el escudo de su hermandad apareció de la nada. Rebecca frunció ligeramente el ceño y le dio su bolso de mano a Kendall. "Hazme un favor, y guárdamelo. Show time." murmuró con gesto de fastidio, pero de todas formas subió al escenario con una sonrisa, agradeciéndole con un ademán a Aimée por cederle el atrio.

"Esto ya empieza a ser una costumbre." bromeó con una simpática sonrisa hacia el público. "Lo primero de todo, agradecer a Aimée su invitación a esta fantástica fiesta y, por supuesto por sus palabras hacia la fraternidad Bithaen." volvió el rostro e hizo un ademán hacia la pelirroja que no se encontraba muy lejos del estrado; seguramente no tardaría mucho en volver a subir aquellas escaleras. "Con el comienzo de un nuevo año universitario, también comienza una nueva era; una nueva generación de novicios y novicias llegan a nuestras puertas expectantes por saber qué les deparará estos próximos años en Nightove." hizo una breve pausa."En nombre de la hermandad Bithaen, deseo que este recorrido que hacéis junto a la casa morada esté lleno de sueños alcanzados, experiencias y personas que jamás podáis olvidar. Ser una Bithaen es una carga pesada, pero es algo que hay que llevar con orgullo, elegancia y unos Louis Vuitton." podía parecer una broma, pero estaba lejos de serlo realmente aunque su rostro diera la sensación de serlo. "Bienvenidas a la familia Bithaen y a Nightove. Gracias." cesó su discurso y bajó del estrado sin más dilación.

Intentaba buscarle el gusto al ponche, pero no había manera, eso estaba dulzón y era una mierda. Sus disculpas a las rosas que estaba seguro que todo lo estaban haciendo con mucho amor, pero un whisky o vodka, no estaría de más. ¡Hasta bebería una cerveza! Había elegido mal posición, porque ahora tenía las mejillas de chocolate, se quedó quieto y luego miró a Scarlett con una ceja enarcada. —¿Y ahora me lo vas a quitar tú este pringue de la cara o se lo tengo que pedir a otra? — dijo con tono burlón.

— Si me hubieses avisado antes de que era una fiesta de abstinencia, me habría hecho con un par de botellas de algo, Turner. — pero no, no llevaba absolutamente nada. Negó con la cabeza, sacando el forro de su bolsillo para que comprobara que no había nada. Tampoco tenía muchos sitios donde guardar alcohol, ojalá tuviera una petaca en ese momento. Se pasó un dedo por una de las mejillas manchadas y luego se chupó el chocolate de la yema comprobando que estaba bueno. — ¿Y dónde guardan exactamente el alco...? — fue a terminar de hablar, pero entonces vio a su hermana subida en el escenario y tuvo que callar. Se inclinó hacia Grimaldi y Turner y bajando la voz, preguntó: — ¿Qué carajo son unos loius vuitton, se come? — luego después aplaudió como el que más y silbó con fuerza. Que bonito, que bonito... siguiente por favor. — Que alguien se caiga o algo, no sé, ¿podemos tirar cosas a los del escenario? — preguntó a la pelirroja, pero había desaparecido de su vista. Bloussard, ¿dónde estaba cuándo se la necesitaba? O Moira. Seguro que la segunda le dejaba tirar arroz o alguna legumbre a la peña del escenario.

Rió junto con Aaron. Tenía razón, pronto el ponche terminaría siendo cualquier cosa menos la bebida inofensiva que algunas de sus compañeras habían preparado. Sonrió un poco al sentir el pequeño beso contra su sien. Se sentía un poco reconfortada, al menos tenía a un buen amigo haciéndole compañía esa noche. Suspiró. —Las formas en las que me haces pagar mis deudas contigo son realmente extrañas, Aaron. Dejarte hacer el almuerzo, dejarte ayudarme con Física, permitirte traerme hasta acá desde el Hospital otra vez... Esos pagos, a mis ojos, son generadores de más deudas —le informó, frunciendo ligeramente el ceño. Estaba segura de que existía una pequeña anomalía en ese extravagante sistema de debe y haber, pero ya lo discutirían después.

Sonrió divertida ante las presentaciones lejanas que hizo el Nadmean. No conocía a ninguno de los dos mencionados, pero quizá más tarde podría acercarse a saluda como era debido. Hizo un pequeño mohín cuando escuchó a Aaron negarle la opción que tenía en mente. —¿Qué tal si...? —pero se vio interrumpida por la voz de la líder rosa al micrófono. Escuchó la presentación y posteriormente el discurso de Lena, aplaudiendo como todos los demás cuando finalizó. Fue entonces que se dio cuenta de que los meseros comenzaban a destapar champagne y vino rosa. Sin pensarlo dos veces, subió al estrado y ocupó el micrófono.

—A todos aquellos que pensaron que esta era una fiesta de abstinencia, me complace informarles que, de acercarse a la mesa de bocadillos y bebidas, los encargados muy amablemente podrán servirles champagne o vino rosa, según lo que ustedes gusten —dijo, bajando después, tratando de hacer oídos sordos a cualquier comentario que se hiciera al respecto y evitando las miradas que alguno le dirigían.

Se apresuró para volver a lado de Aaron, tomando aire. —Hola de nuevo —mumuró—. ¿Tienes sed? —preguntó entre divertida y un poco nerviosa, haciendo alusión al alcohol recién traído.

Estúpidas bromas de celos de Blake, estúpidas bromas de Steven y ella lamiendo el chocolate y bendita sea la reserva de Vodka de Bambi. Ben-di-ta.  Le iba a responder cuando se vio interrumpida por las dulces palabras de Aimée (se burlaría de ello toda la semana con sonrisas hipócritas y discursos como: "I just want to say thank you so much, not only to God but to Jesus") seguidas por el pequeño discurso de Lena. Aplaudió cuando terminó, mirando con incredulidad a Steven ante su estúpido comentario. —Sí, cariño, se comen, algún día te invitaré a probarlos —respondió rodando los ojos antes de dirigirse hacia Bambi—. ¿Te importaría traer la botella, por favoooor? Salvarías un montón de vidas, te esperaremos aquí. Blake, dale un beso o algo.  

Suspiró acercándose de nuevo a la mesa donde se encontraba la fuente de chocolate y dejó que éste cayera sobre sus dos palmas antes de girar sobre sí misma y ensuciar el rostro tanto de Blake como de Steven, llenándolos de chocolate, echándose a reír una vez pudo contemplar su obra de arte. Una vez lo hizo retrocedió algunos pasos con las manos en alto en señal de paz. —De acuerdo, mala idea, guerra de comida no —Aimée la estrangularía si se enteraba de que había empezado algo que destruyera algo que tardó semanas en preparar—. Busquen quien lama sus rostros mientras se me ocurre algún mejor método de diversión.

Si debe ser completamente honesto, la razón por la que había ido ahí en primer lugar era porque una chica Swaney lo había invitado esa mañana. No es que le gustara la chica, pero la había visto constantemente con una amiga de cabello castaño y rizado. Los rasgos delicados de la segunda le habían llamado la atención y mientras entraba a la fraternidad Swaney con dos de sus mejores amigos nadmean, miró alrededor, esperando encontrar aquél rostro desconocido, pero no fue así. Suspiró, posando una mano en la espalda de Carrie para avanzar por la multitud sin perderla. Pensó en decir algo a Aaron, pero éste ya había desaparecido para encontrar a Dios sabría quién. (Bueno, sí sabía a quién: o era Aimée o era Moira; nada tonto el muchacho, se ligaba a la líder y a la sublíder de la misma fraternidad. Era un idiota.) Escuchó la pregunta de Carrie y asintió. —Por supuesto. —La acompañó a la mesa del ponche pero en ese momento ya estaban sacando las botellas de vino y champagne. Bendito fuera Buda.

—Hasta el vino es rosa en éste lugar —rió suavemente, tomando dos copas, una para Carrie y otra para él. La alzó con tranquilidad, sonriendo. —Por la buena música —brindó, riendo mientras daba un sorbo y se posicionaba junto a ella, mirando toda la decoración. —Dios santo, cuánto no habrán gastado las chicas para poner ésto en funcionamiento. ¿Y dónde esta tu primo, por cierto? —masculló, mirando alrededor hasta encontrar que Aaron hablaba con la rubia. Aprovechó en ese momento para señalarlos con disimulo, susurrando en el oído de Carrie: —Ah, mira, ella es Moira —se separó, pretendiendo que no estaba cuchicheando cual niño pequeño y volvió a tomar de su bebida. —¿Qué obsesión tiene con las Swaney?

Mi líder Aimeé me había saludado y dedicado una sonrisa simpática de su parte, dándome la bienvenida a su fraternidad.
Le sonreí de igual forma dejando un beso en una de sus mejilla y riendo con su broma “No te pierdas “. Yo perderme en este tipo de fiestas? Nunca ajajá
Cuando ella me dejó sola en la fiesta sin conocer a nadie, empecé a caminar sola por la fiesta fuera hasta acercarme a la mesa sirviéndome un poco de ponche.

Empecé a beber lentamente el ponche y que por cierto estaba delicioso. Me senté en una silla y dejé salir un suspiro quitando mi cuaderno de dibujos de moda y me puse a dibujar lentamente mientras me surgían ideas bellísimas para nuevas colecciones. Un nuevo año en la universidad empezara y no quería estropear nada en mi primer día que empezaba muy bien con esta fiesta de bienvenida en mi fraternidad.

Miré un poco la fiesta viendo a todos con sus acompañantes y parejas que se encontraban justas. Sonreí un poco ante toda aquella gente que se encontraba divirtiendo muchísimo y yo ahí sentada dibujando sin conocer a nadie. Bueno pero la noche aún era una niña por eso…podría aún haber muchas sorpresas.

Y lo que tanto habían demandado llegó sin mas, tal cual lo había anunciado. La música continuó sonando y Juliette se animó aún más a servirse otra bebida. Quizás una de las razones por la que se estaba divirtiendo tanto era ese transparente liquido que había estado circulando por sus sistema desde que comenzó la fiesta, estar atrás del sonido significaba no sólo poner buena música, sino poner el ambiente con su actitud, y eso lo había estado haciendo bastante bien.

Momentos después de que el licor se colocará en las mesas correspondientes y las personas se sirvieran un buen y necesitado trago, puso un poco de música de fondo una vez que Aimée le diera la señal de que era tiempo de dar las bienvenidas respectivas de algunas de las fraternidades. No prestó mucha atención, pero logro rescatar lo importante, lo cual no era nada substancial. El coro de palmadas se unió una vez que la sub-lider aclarara nuevamente la situación del alcohol, dándole pauta para volver a subir el volumen y continuar con el evento.

― Animemos el ambiente chicas~ ―susurró, mientras la nueva melodía inundaba de apoco el salón, entusiasmándose al ver una que otra persona bailando al fin. Kim aún no llegaba, pero sentía que lo estaba manejando todo bastante bien.

La distancia entre Swaney y Nadmean era algo larga, pero se hizo rápida entre las bromas que nos gastábamos Geremy y yo. El chico me había pedido que lo acompañara, pues aún no conocía a muchas personas. Al acércanos a la fraternidad pude escuchar la voz de la líder bithaen por encima de la música, seguro ya habían empezado los discursos. Nos apresuramos un poco  y entramos justo en el momento en el que Moira se apoderaba del micrófono. - ¿Vino rosa? Ugh, será una larga noche. – Mencioné dirigiéndome a mi acompañante con una sonrisa. La decoración era exactamente como me la imaginaba, con ese toque rosa de las Swaneys. Cuando se me diera la oportunidad, felicitaría a Aimeé sin duda, pues se notaba su esfuerzo y el empeño que habían puesto en esto. Pasé por enfrente de la puerta de la habitación de gravedad cero y maldije por dentro ¿Cómo iba a entrar ahí con ese vestido? Se me había olvidado por completo que tendrían una cosa de esas. Quién sabe como rayos funcionaría, pero un vestido no me iba a impedir la entrada para probarlo.

Moira terminó de hablar y la música subió el volumen de nuevo. Con la mirada busqué al respectivo DJ por simple curiosidad. Al encontrar a la persona, alcé ambas cejas y contuve una carcajada ¿Quién mierda le había encargado la música a mi hermana? Sacudí con la cabeza y continué caminando, asegurándome que mi amigo siguiera a mi lado. Divisé a lo lejos a un grupo que reconocería a millas y tomé a Geremy de la muñeca, jalándolo hasta donde se encontraban Constance, Dèb, Mason y Wil. Llegué por detrás y abracé a las dos chicas al tiempo. – Dios, en serio creí que sólo había vino rosa. – Comenté luego de notar que también había champagne y luego de ver que a lo lejos se acercaban meseros con botellas de vodka y ron. Gracias al Señor, había llegado en el momento justo. – Por cierto, les presentó a Geremy. – Le di paso al chico y procedí a saludar a Wil con una sonrisa, para después abrazar a Mason con una sonrisa más grande.

Habría aplaudido a la hermana de Steven si no hubiera estado muy ocupada probando otros pocos bocadillos. No era de las que comían por puro ocio, pero al parecer ese día todo era extraño y la verdad sólo tenía ganas de hacerse la noche lo más amena posible. Hubo un momento en que recordó algo y comenzó a reír entre dientes. —Deberías subir al estrado e imitar a Bieber dando un discurso —le susurró a Scar al oído, riendo aún más después. Aún podía recordar cómo ambas se partieron de risa cuando aquel idiota dijo estupideces durante una entrega de premios. Soltó un sonido para nada elegante que indicaba risa contenida ante la pregunta de Steven. —Hasta yo sé lo que significa ese nombre, Gallagher —se burló.

Enarcó una ceja ante la orden de Scar, encogiéndose de hombros antes de sonreírle a Bambi e inclinarse hacia a ella para robarle un corto beso. Había decidido que la acompañaría por el vodka, pero entonces Scarlett le marcó en las mejillas las palmas de sus manos llenas de chocolate. —Hija de tu italiana madre —dijo—. Sin ofender a mi suegra —añadió, intentando acercarse a ella para llenarla también de dulce. Sin embargo se contuvo; no quería sufrir la furia del fósforo asesino. Suspiró cansinamente, girándose hacia Steven. —¿Mejilla por mejilla? Así no tendremos que buscar tanto.

Al menos el alcohol comenzaba a llegar. Ir por la botella de vodka, sin embargo, le seguía pareciendo una fantástica idea.

No iba a negar el hecho de que le había llamado la atención la temática de la fiestas que querían abordar las swaneys, pero más aún el hecho de que iban acondicionar una habitación simulando la atmósfera espacial, o bueno, no tanto así, pero era antigravedad y eso era algo; en su niñez y adolescencia tuvo la oportunidad de ir junto con Bonnie y otro par de compañeros del colegio, a la estación espacial de Bulgaria, en reconocimiento por ocupar el primer puesto en su trabajo de ciencias,; así que la única razón por la que se animaba a asistir a ese evento social era más que todo la habitación antigravedad, la otra porque Bonnie ya le había llenado el buzón de mensajes con todo tipo de peticiones y amenazas de que le acompañara, el único problema es que precisamente tenía trabajo en el starbucks y llegaría un poco tarde al evento. Miró el reloj y ya terminaba su turno en el café, así que sin más sólo se cambio de camisa y se dirigió hasta la universidad, trayecto algo corto a decir verdad, en el que la  mayoría de veces iba caminando, pero que esta vez tomó un taxi para agilizar, ya Bonnie le estaba poniendo de nervios con tantos mensajes.

Entró por fin a la fraternidad, y realmente la expresión en su rostro era de incredulidad por la forma en que la mayoría de chicas estaba vestida, negó con la cabeza y desvió su mirada a su celular que justo vibraba por un nuevo mensaje de Bonnie, ya que había vaciado la bandeja de entrada, hizo una inspección rápida y no fue difícil hallarla en la mesa de los bocadillos, al lado del ponche, sin dudar se dirigió hasta quedar al lado de ella -esto parece más un desfile de modas- bufó tomando en sus manos algunos aperitivos -En qué jodida mierda piensan las mujeres, hay una habitación antigravedad, ya las veré con sus miradas mojigatas y mejillas sonrosadas bajándose el vestido- agregó metiendo en su boca los bocadillos

Si se hubiera quedado en Nueva York seguro el mundo seria un lugar mejor y claro, no le había pasado nada preocupante, era simplemente el dramatismo que tenía para si misma al molestar a sus amigas. Había llegado de clases para encontrarse con Constance queriendo ir a la famosa fiesta lunar, la verdad era que no tenia nada en contra, pero tampoco le entusiasmaba la idea aun cuando su voz estaba resentida de dos días antes no poder hablar siquiera, preferiría ponerse su pijama y meterse a la cama así fuera apenas media tarde. Pero no, aquello no pasaría en sus más remotos sueños, simplemente se las había arreglado para casi echar a Constance y jurarle que en un rato saldría ella hacia la fiesta. Bien quisiera decir que se había puesto lo primero que había encontrado pero aquello seria mentir y quitarle el crédito a una de las tres rubias con quienes compartía habitación, específicamente a Jackie, quien había insistido hasta el cansancio de que debía ponerse el vestido negro y no otra cosa, bien, habían bromeado con que debían ir ambas de negro pero para cuando menos pensó ya era obligatorio usarlo.

¿Para que mentir si realmente había estado a punto de ponerse la pijama cuando casi podía sentir a Constance en la habitación jodiendo para que se arreglara? Ni hablar, pensaba asistir un rato, mínimo no estaría sola cuando podía irse a reír de cualquier estupidez con sus amigos. Observo su teléfono rápidamente mientras entraba para notar que llegaba tarde. Bien, entre más tiempo mejor. No fue difícil encontrar las tres cabelleras rubias, no cuando tenían un revuelo como solo ellas sabían hacerlo, sin contar que la estatura de Wil, las risas de Mason y las miradas al chico nuevo en el circulo llamaban la atención. Se acerco primero a Constance por detrás para poder susurrarle algo sin que los demás lo notaran. —Hiciste mal tu trabajo al cuidarla, la niña consiguió una cita para la fiesta. —elevó las cejas divertida, esperando que le hubiera entendido por la poca voz que tenia y la música que sonaba, seguido de saludar a todos, incluido el chico que acompañaba a Jackie.