Swaney Moon Party — TRAMA GLOBAL.

Recuerdo del primer mensaje :

Moon Party

trama global swaney

El día había llegado. Las chicas parecían un tanto nerviosas y agitadas, pero mientras Aimée deslizaba las manos por el vestido blanco que estaba usando ese día, sólo rogó a todo lo que estuviera allá arriba que las cosas salieran bien. El cuarto cero gravedad ya estaba en funcionamiento. Las lámparas estaban en un nivel de alumbramiento mínimo para no opacar a la bóveda celeste que se desplegaba por el techo del salón principal Swaney y sus compañeras encargadas de recibir a los invitados ya permanecían en la entrada de la fraternidad con sonrisas tan grandes que a la líder se le apretaba el corazón de simple emoción. Era su primera fiesta como líder, sí, pero esperaba no fuera la última y que al menos todo eso saliera bien. Fue a asomarse a la cocina, donde todos los encargados de los aperitivos y demás comida durante la noche estaban trabajando duro, rodando los ojos al ver que un mesero se arreglaba la corbata con el reflejo que le otorgaba el microondas.

Hasta el momento no había llegado nadie, pero el reloj ya marcaba la hora acordada en la invitación general que había hecho a todos los integrantes de las cinco fraternidades y sabía que en cualquier momento las puertas darían paso a los veteranos y los nuevos alumnos. Pasó a ver a las chicas que estaban a cargo de la música y sonrió al notar que todo estaba en orden. Lo mismo con las chicas de la decoración que habían hecho un excelente trabajo. No quedaba más que esperar. Aimée se acercó a su sublíder, quitándole la tabla donde mantenía sus apuntes. —Deja eso ya, Moira. Las cosas saldrán bien —le aseguró con cierta reticencia. No eran las mejores amigas, pero solían dejar a un lado sus disputas por el bien de la fraternidad. —Y si no sale bien, aun así, ¿qué es lo peor que pueda pasar?

Fue entonces que la música comenzó y la sonrisa de pelirroja adoptó un cariz de mayor tranquilidad. La fiesta había empezado.

• NO SE PERMITEN TABLILLAS.
• Los posts son longitud INS (no más de 20 líneas).
• Se pueden elaborar diversos posts personales dentro de la Fraternidad Swaney o el cuarto Cero Gravedad.
• Les rogamos que no nos dejen tirado el tema, puesto que su longitud off-rol será de sólo quince días. (Empieza el 1 de Julio y termina el 15 del mismo mes.)
• No hay un orden específico para postear, pero sí es preferible esperar que DOS PERSONAS posteen antes que tú para volver a hacerlo.
• A los LÍDERES de fraternidad, ya se les ha informado el orden de las participaciones, pero tendrán que esperar a que Moira Kavanagh o yo les anunciemos para dar sus palabras.
• En nombre de la fraternidad Swaney, muchas gracias por participar.

Cuando sintió los labios de Blake sobre los mismos sonrió ampliamente y mordió su propio labio luego de que se separo. Miro primero a los lados y se acomodo el bolso que colgaba de su hombro -Bien, en quince minutos regreso con el Vodka- La palabra Vodka hizo eco en su cabeza y comenzó a caminar entre las personas que estaban ahí y finalmente llegar a la salida, le hizo una seña a quien cuidaba la entrada de que en breve regresaba y, cuando se alejo lo suficiente de la fraternidad rosada, comenzó a correr, con el cuidado claro de no caer por los tacones que llevaba puestos y llego a la entrada de la fraternidad azul y se dirigió hasta su habitación, se asomo bajo la cama y de ahí saco una maleta. Abrió esa maleta y finalmente saco aquella gran botella y le saco el papel que decía "En momentos de desesperación" y lo guardo entonces en su bolso.
Regreso a toda prisa y a poca distancia de la fiesta comenzó a caminar con tranquilidad y cruzó aquella puerta con una sonrisa, volviendo su camino hasta donde las chicas -Llegó por quien lloraban nenas- De su bolso, asomo la botella de Vodka y soltó una risa -En serio, deben amarme por esto-

Y la locura continuaba, aunque no sabía con exactitud si a eso debía llamarlo locura. Era la primer fiesta que tenía desde que había dejado Londres y comenzaba a sentir la nostalgia entre la efusividad de la música, aunque no se atrevería a dejar ese hueco apartado de la gente dónde podía simplemente olvidarse de todo y sumirse en una de las tantas cosas que tanto amaba. Apenas lograba percibir a la gente ir y venir, incluso en una de esas logró percibir a su hermana en la distancia, ¿sería bueno ir a hablarle? Deshecho la idea cuando la vio rodeada de su grupo de amigos, pero probablemente si aún continuaba ahí más tarde, se animaría a hacerlo. Además no recordaba la última vez que se había puesto ebria cerca de Lily, incluso sentía que nunca lo había hecho. Eso sería interesante.

Entre señas de humo pidió a una de sus hermanas que le trajera algo de comer, llevaba por lo menos ya una hora atrás de la tornamesa y alcohol había sido lo único que había ingerido en casi todo el día. Después de todo, acababan de empezar las clases y ella no acostumbraba a comer cuando estaba concentrada.

Con los audífonos puestos, observando a la gente bajó el juego de luces y el ruido de sus voces, se aferró a su cóctel de fresas con crema -sí, eso-, y continuo con algo más dance para la ocasión, era tiempo de bajar un poco el ritmo y ya pensaría en la manera para subirlo después. En verdad necesitaba ese cigarrillo, en un rato más iría.

El ambiente estaba tenso, pero era más por los invitados que por la música, la gemela de Jackie tenía un buen gusto en música y la gente se lo estaba perdiendo por la falta de alcohol, no fue hasta que las bebidas comenzaron a circular que el ambiente se aligero un poco. Constance los jalo a todos hacia una mesa, había llegado su "pastelito pastelero" y estaba más emocionada que de costumbre, Mason no lo conocía muy bien pero le agradaba nada más por tener a la rubia de esa manera. Seguía buscando entre la gente, a excepción de las dos veces en las que las líderes de fraternidad hablaron. Justo cuando terminaron, llego Jackie, a la que abrazo en cuanto le sonrió de la misma manera dándole un sonoro beso en la mejilla, estaba acompañada del Nadmean novato que las chicas habían tomado como protegido, pobre chico. -Bubbles, tenemos que ir a esa habitación de cero gravedad cuando acabe todas estas presentaciones. Promételo.- Bromeo, usando su mejor cara de seriedad, sabía que el vestido negro y corto que usaba esa noche no la detendría para probar la atracción principal.

Por el rabillo del ojo encontró a la chica Swaney, la saludo con la mano, antes de levantarse de la mesa excusándose con todos justo cuando llegaba Reese, la abrazo y beso su mejilla. - Ahora vuelvo - le dijo en el oído ya que era la única forma en la que lo escucharía con la música tan alta. Se acercó a la mesa de Caitlín, sonriéndole, agradeciendo por que existiera un asiento vacío junto a ella. La tomo de la mano y la obligo a levantarse para poder abrazarla con fuerza - Pensé que Irlanda se había tragado a mi mejor amiga - bromeo - Te vez preciosa, Caitlín- le dijo en cuanto se separaron y poder apreciar su vestido. Era verdad. - Creo incluso un poco más alta, casi me llegas al hombro - Bromeo, estaba de un magnifico humor. De su chaqueta saco el pequeño paquete y se lo entrego. - Lo vi en Irlanda, no pude resistir en comprártelo - La insto con los ojos para que abriera su regalo.

— ¿Especialidad de la chef Grimaldi, eh? — dijo con tono burlón y bebió lo que le quedaba del ponche. Los vasitos eran tan pequeños que se lo había bebido sin darse cuenta, pero ahora que veía a todas comer, como que a él también le había entrado el hambre. Se inclinó entre las dos muchachas y cogió un par de bocaditos –eran tan pequeños (todo ahí era enano, no entendía porqué)- y se los metió de golpe en la boca. Pues sería muy chic y todo eso, pero no estaba mal. — Oh, discúlpame Turner por no ser diestro en moda y cosas de moradas. — levantó ambas manos en señal de rendición, haciendo todo de forma muy teatrera y burlona.

¿Cómo mierda había acabado pareciendo un puto conguito? Buenísima pregunta. — Me cago en todos tus muertos fantasmales, ojalá te persigan. — por no decir algo peor que había niños delante. O debería decir niñas. Vaya pringue, y encima se estaba manchando la ropa. Le había prometido a Aimée que iría bien vestido por no hacerle el feo y ahora la otra manchándole de chocolate. — Podemos tirarle toda la fuente encima, no pasa nada, nadie lo notará. — le dijo a Blake. Seguidamente agarró a Scarlett por la cintura, la atrajo hacia así y le restregó todo el chocolate de una de las mejillas por la cara, haciendo movimientos circulares, sin dejar que se alejara. Luego se separó riendo entre dientes.

Se volvió hacia Blake con una amplia sonrisa y aceptó sin mucho que pensar, la verdad. Tomó a la chica por la nuca, la hizo ladear la cabeza ligeramente y utilizando labios y lengua, le limpió una de las mejillas hasta dejarla sin rastro de chocolate. — No es que seas una fresa, pero sabes bien a chocolate. — bromeó.

—Champagne, por favor —dijo en cuanto tuvo cerca al mesero, acabándose la copa en tres tragos. Volvió a dársela y repitió la petición. Ahora sí le ofreció una seca sonrisa, mirando alrededor. —Empiecen a circular, no esperen que las personas vengan hasta acá por sus bebidas. Movidos muchachos —ordenó, caminando con tranquilidad al distinguir el cabello castaño (con luces rubias gracias a Clark, su estilista) de Scarlett, rodeando su cintura por detrás para recargar la mejilla en su hombro. Pero se separó de inmediato al ver que tenía el rostro lleno de chocolate. —¿¡Qué carajo!? Más vale que no estén haciendo guerritas de comida —dijo severamente, mirando restos de chocolate en la cara de Steven Gallagher. Pero a él se lo perdonó porque hombre, había tenido la decencia de no ir en bermuda y playera cualquiera. Se acercó a él con una sonrisa creciente, poniéndose de puntitas para besar su mejilla en un saludo. —Qué bueno que viniste. ¿Llegaste con tu hermana? Y mira qué bien te ves —alisó las solapas de su saco, dándole dos palmaditas en el pecho. —Pensaré en invitarte más seguido a fiestas para que Scar no vaya sola —le guiñó un ojo en broma y finalmente se giró a su mejor amiga, mirándola con el ceño levemente fruncido.

—¿Ya notaste con quién esta? —masculló rapidamente, moviendo la cabeza hacia el lugar en que Aaron y Moira hablaban de algo estúpido como el clima o el primer día de clases. Par de imbéciles. Bufó y se pasó una mano por el cabello, rodando los ojos. —Ésto es estúpido, enserio —dio un trago a su vaso de licor. —Voy a buscar a mis amigos —pero cuando giró notó que Wil ya se había acoplado a la mesa de los Nadmean y la cabellera rubia de Nixon no se veía por ningún lado. —O no... —completó—. Me quedaré aquí un ratito.

Giró el rostro cuando escuchó que la menor de las 505 llegaba acompañada de un chico que Constance desconocía. Enarcó ambas cejas al escuchar la presentación, sólo retirando el rostro de serenidad cuando la implicada se acercó a saludarla. —Hey, Jackie Oh —sonrió, acunando su rostro al besar su mejilla. Pero entonces Reese llegó a encender aun más la hoguera y Constance se cruzó de brazos. —Así que Geremy, ¿huh? ¿Qué fraternidad? ¿Qué facultad? ¿Cuántos años tienes? ¿Cómo conoces a Jackie-Oh? ¿Qué intenciones tienes para con ella? —frunció profundamente el ceño, pero justo en ese momento notó que las personas traían una botella de vodka y alzó un dedo frente al chico. —Guarda tus respuestas, ya regreso. —Cuando se levantó notó que Mason también lo hacía y enarcó ambas cejas, siguiéndolo con la mirada hasta ver que alcanzaba a una chica castaña. ¿Caitlín se llamaba? De lo único de lo que estaba segura era de la fraternidad: Swaney. Ese rostro de extrema dulzura era inconfundible.

—Vodka, por favor, cuatro vasos —pidió, sonriendo. Una vez que los tuvo regresó a la mesa, pasándole uno a Déb, uno a Reese y el otro al pastelito, quedándose sólo con uno. —¿Qué pasa con Gordo, por cierto? —se inclinó a preguntarle a su mejor amiga. —¿Ahora esta saliendo con una Swaney? Hasta hace tres días estaba devastado por Mithian —enarcó ambas cejas y entonces regresó toda la atención al acompañante de Jackie. —¿Me decías?

Cuando Steven empezó a restregarle todo el asqueroso chocolate en la cara sus intentos de zafarse fueron en vano pues al separarse tenía el rostro completamente lleno de chocolate. Gimió mientras tomaba una servilleta para limpiarse y al alzar la mirada vio como él lamía toda la cara de Blake de una manera casi pornográfica. No supo porqué (y honestamente no quería saberlo) pero ésto le molestó. Tenía una posible razón del porqué pero tan pronto como acudió a su mente la desechó aterrada. Gallagher era un amigo. Amigo.

Se acercó a Bambi mientras Aimée hablaba con Steven y sin pensarlo dos veces le arrebató la botella de Vodka y bebió dos tragos de ella, devolviéndosela con una sonrisa. —Nadie sabe lo mucho que te agradezco esto, me has salvado la vida, mujer —asintió y volvió con Aimée, escuchando su queja sobre Moira. Enganchó su brazo con el de la chica y se inclinó un poco hacia ella para susurrar en su oído—. Steven lamió a Blake ¿y pudo haberme molestado? Necesito un golpe. ¿Por qué demonios no hay alcohol? No, necesito distracción. Y tú también —y dicho esto se volvió hacia Blake, Bambi y Steven para hablar por última vez—. Los veo al rato.

Empezó a caminar rapidamente al lado de Aimée (gracias, años al lado de la pelirroja practicando el correr en los malditos tacones) hacia el cuarto de Cero Gravedad. —Vamos a disfrutar de esto, Bloussy. Llama a Nixon al móvil o algo y no me dejes pensar demasiado.

Escuchó la explicación acertada sobre como sus formas de pago en realidad causaban más deudas por parte de la rubia y asintió en silencio, encogiéndose de hombros antes de hablar. —Entonces dime tú cuál será tu forma de pago, Mo —replicó con tranquilidad. Alzó la mirada al ver a Aimée de nuevo sobre el ¿escenario? lo que fuera, anunciando a Lena mientras el escudo de las Bithaen se formaba en la oscuridad, debía admitir que hasta ahora había hecho un gran trabajo. Aplaudió una vez Lena terminó su discurso rodando los ojos ante su mención de Louis... lo que fuera, esa marca.

Dejó ir los hombros de Moira una vez ella decidió que sería un buen momento para tomar el micrófono y sonrió ante sus palabras, sin dejar el gesto cuando la chica volvió a su lado. —No creo que lo que todos esperan sea vino rosa —bromeó en un susurro, sacudiendo levemente la cabeza ante su pregunta—. No realmente —y dudaba que el vino rosa fuese la más deliciosa de las bebidas del Olimpo, no quería probar esa cosa, estaba bastante seguro de que su sabor era similar al del jarabe más que a cualquier otra cosa—, vamos al cuarto Cero Gravedad, necesitas despejar un poco tu mente. Además... —señaló la mesa donde se encontraba la comida y el ponche donde una chica Nadmean de la cual no recordaba muy bien el nombre sostenía una botella de Vodka—, el alcohol ha llegado. Vamos, Mo. Por unos segundos que dejes de preocuparte por todo no va a suceder nada.

Aeryn había estado un buen rato bailando, distraída. Sin ni siquiera fijarse en lo que ocurría a su alrededor. A veces necesitaba desconectar, sentir que no había nada ni nadie que pudiera molestarla.Pero una voz femenina que reconoció al instante se hizo presente en los altavoces que colocados estratégicamente por la sala a penas se veían. Aplaudió a Lena de manera mecánica, ya que no había escuchado el discurso. Su cabeza dispersa se lo había impedido. Algo sedienta y acalorada, barrió el espacio buscando algo que saciera su sed y que no fuera el ponche de tono rojizo que había visto nada más entrar. Tras hacerse con una napolitana en miniatura caminó moviéndose aún al ritmo de la canción que sonaba en aquel momento hasta llegar a uno de los camareros y pedir una ronda de chupitos que sirvieron en una bandeja.

Caminando con cuidado, sin querer estamparse con la bandeja, se acercó al pequeño grupo que parecía estar vaciando una botella de vodka en el ponche.-No digo que esa mezcla no vaya a estar bien pero teniendo lo que parece una barra libre ¿Para qué desperdiciar una botella a la que podríamos dar un mejor uso?-preguntó alzando una ceja mientras miraba a la pelirroja al mismo tiempo que dejaba la bandeja sobre la mesa dejando que ellos se sirvieran, no sin antes adueñarse de uno de los chupitos-Por cierto...¿dónde está esa habitación antigravedad?-preguntó con la cabeza ligeramente ladeada-Va a ser un show ver como intentan mantener los vestidos en su sitio-añadió bebiéndose el contenido del vaso de un golpe seco.

Vio rostros conocidos pero todos parecían estar en sus pequeñas sectas lo que la desanimó a participar en alguna. Solo iría a restregarles su humor de mierda en la cara y bien ya se había ganado un par de incordios por malos días. Solo era subir, dar un par de palabras y largarse. Prestó atención a Lena cuando subió al escenario y dio un discurso bien… Rebecca Gallagher. No escuchó ni la mitad de lo que dijo, no por grosería sino por amargura. Un mesero pasó por enfrente suyo y le ofreció vino rosado, la expresión en el rostro de la búlgara fue imperdible ¿vino rosadito y ponche? Tenían que estar de broma. Eso era demasiado, hasta para ellas. La rubiesita amiga de Jude subió al escenario y dio un par de palabras sosas, rodó los ojos en blanco, ella conocía a ese tipo de rubias y no le agradaban en nada. Suspiró exasperada y siguió tecleando como endemoniada mientras comía un canapé de los bocadillos. Aquel sitio era como revivir las fiesta de su escuela en Francia, ugh.

Alguien no tardó en llegar a su rescate, y porque Dios era grande no se hizo pipi de la emoción. — ¡Fifi mi amor! — exclamó la búlgara brincando sobre el chico encaramándose en su espalda, le dio un sonoro beso en la mejilla y le zarandeó el cuello agradecida que alguien había llegado a sacarle de su miseria. No es que ella fuera cariñosa, de hecho no lo era. Pero por esa ocasión fastidiaría a la piedra que tenía por mejor amigo y le demostraría su agradecimiento. — Ugh, ni me lo digas — comparando su vestimenta con la de las demás se sentía como un trozo de paja entre plumas, pero esto no le cohibió, era descuidada porque quería. — Dime que me trajiste algo con qué pasar la noche, por favor — aun que fuera un mísero porro.

Tenían que estar jodiendo, de verdad que sí. Veía a la gente llegar y era como si pudiese leer las mentes de todos y cada uno de los presentes. Por lo menos la mayoría ya se esperaba todo esto. Correspondió aquel corto beso y seguidamente soltó un suspiro. — En serio detesto estas fiestas. — Dijo fastidiada, mientras se adentraban en el lugar, reconociendo realmente a la mayoría de las caras que se cruzaban por ahí, incluso a los novatos, más que nada a los de su fraternidad. Su cerebro captó entonces un común denominador bastante peculiar. ¿Acaso aquello era un desfile de prostitutas? Esperaba que todas aquellas faldas no fueran con la intención de entrar a la estúpida habitación de gravedad cero. Una de sus cejas se arqueó al ver la minifalda más hija de puta de la noche. — Muy bien, éste es el plan: Escuchamos los discursos y nos largamos. — Y un carajo con la maldita habitación. Estaba de más decir lo mucho que le fastidiaba a la búlgara el bulto de prostitutas.

— Pues verás: Nos drogaron, eso fue. — Aseguró intentando disimular su molestia frente a Rebecca y Will, aunque le costaba y por lo menos esos dos no tardarían en notarlo. Los saludó a ambos y sonrió divertida ante la broma de su mejor amiga hasta que todo se tornó literalmente color violeta y a la morocha le recorrió un escalofrío por toda la columna. Mierda si esa podía ser ella en cualquier momento. Negó suavemente y tomó el bolso de la rubia. Estaba por demás desearle suerte, eso era más algo que necesitaría ella en su momento. Prestó atención a todo el discurso, además de la gran actuación, Rebecca hacía parecer como si de verdad quisiera estar ahí. — ¿Louis Vuitton? You gotta be kiddin’ me. — Le devolvió el bolso y rogó porque el siguiente acto tardara una hora en ser anunciado, golpeándose la cara seguidamente por las palabras de Moira. Vino rosa… ¿Qué estaba haciendo ahí?

Definitivamente llegaba tarde, bueno, ¿Qué tarde? Llegaba más bien tardísimo. Pero había recibido una llamada un tanto peculiar, de su madre, y eso había hecho que se retrasase en vestirse más de lo que debía. Cuando colgó el teléfono, y aún un poco extrañado por aquella repentina llamada sin sentido de su madre, miró su móvil y vió que la hora se le había echado encima de una manera que no debía de haberse permitido. Ahora iba a tener que correr, que correr muchísimo, o de lo contrario cuando llegase a la fiesta aquello estaría más que acabado. Samuel salió de su fraternidad corriendo, terminándose de abrochar los últimos botones de su camisa mientras que no dejaba de caminar, con paso ligero y apresurado. Se oía música proveniente de la fraternidad de las rosas, y, tan solo de oírla, el chico notaba que sus ganas de fiesta iban en aumento, se acentuaba, al igual que lo hacia una sonrisa en sus labios al imaginar lo grande que podría llegar a ser esa noche.

Al fin llegó a la puerta de la fraternidad, y, afortunadamente, había conseguido terminar de vestirse por el camino. Entró por aquella enorme puerta y se vió en una gran sala, en con un enorme escenario del que se bajaba la sublíder de la fraternidad anfitriona. Samuel camino por toda la estancia con tranquilidad, saludando a aquellos que conocía y fijándose en las caras nuevas, parándose incluso a charlar con algunos. Pero su objetivo era directo. Desde que había entrado en la sala había visto a Bambi, una chica Nadmean con la que realmente congeniaba muy bien, con una botella de vodka en la mano. Y eso era lo que necesitaba él ahora mismo. Alcohol. Se dirigió hasta ella, quedando a su espalda y con una sonrisa en los labios.- no pensaras beberte eso tu sola ¿no?.-dijo en voz lo suficientemente alta para que la chica lo escuchase, enarcando una ceja de manera comica. No conocía a las demás chicas que estaban con ella, excepto a la otra pelirroja, Aeryn.

Finalmente, y tras un largo día, llegó la noche de la fiesta lunar que habían preparado ella y las chicas de la fraternidad. La habían planeado durante un tiempo y ya la tenían. Audrey entró al salón después de haberse cambiado y haberse colocado su vestimenta. Arregló un poco su cabello, aunque no había hecho con él ningún peinado fuera de lo habitual, y se había retocado el maquillaje. Entró a mitad del discurso que la líder de las moradas tenía que dar, lo que significaba que se había retrasado ligeramente. Le había pedido a Kurt que viniera con ella como invitado, pero aunque tras vario insistir dijo que lo pensaría más tarde, no tenía cara de hacerle mucha gracia la idea de aparecer por allí, quizá por no encontrarse con Pressia, y porque no tenía ganas de verse atrapado de nuevo en aquel mundo universitario del cual él había salido años atrás.

Era satisfactorio ver que el trabajo realizado había cumplido con las expectativas, aunque caminando entre las masas de alumnos se escuchasen diversos comentarios respecto a la fiesta, el ponche y la falta de alcohol. Aunque esta recibió una copa de champagne nada más entrar por la puerta. Caminó entre la gente, saludando a algunos presentes como Steven, o a William a quien saludó de lejos con una gesto de cabeza, puesto que este se encontraba a pie de escenario, probablemente esperando que Lena terminara su discurso. Visualizó a Aingeal  y se acercó hasta ella. - ¡Ey! Dime que no has bebido antes de venir. -Preguntó tras saludarla con un corto abrazo. También con ella había estado aquella misma mañana tras unos meses sin verse a causa de las vacaciones, ya que cada uno había estado en una punta distinta del mundo y a penas habían tenido tiempo de verse.

No había salido tan mal, después de todo. Suponía que tantos años viviendo entre ellas, algo se le había pegado después de todo. Si era sincera había asistido a demasiadas fiestas de bienvenida como para sentirse nerviosa o creer que no podía con ello. Ser la primera, quizás no había sido del todo una desgracia, después de todo se había quitado la carga de encima rápidamente. "Sí, porque dudo mucho que todas puedan conseguir un Roger Viever." el zapato más caro fabricado jamás, y además era un escarpín, lo que no le hacía muy vistoso realmente para su uso. "Además he dejado implícito que al menos unos Louis; la mitad de la casa llevan siempre Louboutin." que se diferencia por su suela roja.

Al ver a los camareros empezara moverse con las bebidas alcohólicas, Rebecca estiró un brazo y tomó un par de copas llena de champán. En la gala no pudo beber, pero allí: ¿quién decía que no? "Toma, bebe, y relájate." le pasó la copa a su mejor amiga con un gesto entre burlón y severo. "Recuerda que destrozaste la casa y fuiste expulsada, y no queremos que eso vuelva a pasar." elevó ligeramente la copa al aire y luego bebió, echando una mirada circular. "Y Will, no creas que no te estoy viendo." murmuró hacia su novio con los ojos entrecerrados. Mira que se estaba poniendo las botas mirándola la baja falda como si le fuera la vida en ello.

Supo que había sido una mala idea en cuanto sintió la mano de Steven afianzarse en su nuca, atrayéndola para comenzar a quitar el chocolate en su mejilla. Se quedó quieta, esperando pacientemente mientras el Besten le limpiaba. Estaba segura de que la expresión en su rostro era completamente neutra. De haber sido cualquier otra chica, probablemente se estaría derritiendo ahí mismo, pero eso era lo último que tenía en mente. Fue cuando Steven se separó que alcanzó a ver cómo Scar apartaba la mirada ellos, no muy contenta. —Oh, mierda —masculló. Se quitó de en medio cuando apareció Aimée. Le sonrió a Bambi cuando la vio llegar con el vodka, pero se apartó, buscando servilletas sobre la mesa. Pidió agua natiral a uno de los meseros y metió la servilleta ahí, limpiándose con el papel humedecido la mejilla que le faltaba y todo por completo.

Se quedó callada ante la despedida de Scar y echó la cabeza hacia atrás, soltando un gran sonido de hastio. —Con un carajo. Empiezo a arreglar la cosas con una y después se enfada la otra —tomó la botella de vodka y bebió un largo trago, mirando a Steven—. Creo que nos metimos en problemas. Yo por mi fabulosa idea y tú por querer hacer tu debut como estrella porno justo enfrente de la mujer que intentas quitarme —se quejó. Aunque, mierda, ¡sólo se estaban ayudando limpiarse! No era como si él le hubiera prácticamente violado la mejilla con un propósito diferente a ese. Le extendió un par de servilletas humedecidas para que él también pudiera asearse como la gente normal. —Recuérdame no volver a tener amigas mujeres en mi siguiente vida, por favor.

Se había, literalmente, manchado completamente de chocolate y bien si lo hacías quizás en la intimidad, pero en una fiesta no había sido muy buena idea. No importaba ya, había cogido unas cuantas servilletas se estaba limpiando cuando hizo su aparición Aimée. — A Scar le ha dado por el arte contemporáneo. — señaló con un cabeceó a la morena con un gesto de cabeza. Como estaba ya limpio, el beso de la pelirroja no le pilló desprevenido, así que lo aceptó con una sonrisa. — ¿Con mi hermana? No, que va. He venido solo y también he vestido sin ayuda, por si te interesa. — le guiñó un ojo a Bloussard y se echó un vistazo intentando no darle importancia al hecho de que, efectivamente, tenía cierto gusto para vestirse cuando le venía en gana. — A ver si es verdad. — dijo, devolviéndole el guiño a la pelirroja.

Observó a Scarlett por el rabillo del ojo cuando ésta parecía estar enfadada. ¿Exactamente por qué? La idea había sido de ella, en primer lugar, y Blake se había ofrecido. Eran amigos, no había porqué hacer un drama, pero para variar que o él no se enteraba o siempre metía la pata. La vio marchar y soltó un resoplido, cuadrando los hombros mientras cruzaba los brazos por el pecho. — No intento quitarte a nadie. — respondió con pesadez a Blake. Resopló de nuevo. — Hablaré con ella. — decidió y cogió no una, ni dos, ni tres; una botella entera del champán a uno de los meseros y dio un buen trago. Si encima ahora se iban a enfadar con él, había que joderse. — Sólo si tú me lo recuerdas primero, porque joder… — entornó la mirada.

Había dejado que las chicas disfrutaran de el vodka, todos lo necesitaban pero aparentemente ellos junto con Bambi, le tenían un amor especial al alcohol. Cuando tuvo finalmente la botella entre sus manos, se giro sobre sus propios talones para mirar a Aeryn, quien apenas había visto por culpa de la música tan alta. Le estiro la botella, estaba segura que la joven también deseaba un trago de este y mostró una sonrisa -Mi amor- Le hablo luego de soltar una risa -Ya estaba pensando que no ibas a venir- Cuando la joven hizo lo que tenía que hacer con la botella y la tuvo de nuevo, dio un gran sorbo, sintiendo lo caliente de la misma en su garganta -¿No has visto a Annie?- Ladeo un poco la cabeza y dio un sorbo mas.
La voz de Samuel hizo eco por su cabeza cuando este le habló y soltó una pequeña risa mientras se volteaba lentamente y se fijaba en el Besten, manteniendo su cuerpo de tal manera que no diera la espalda a Aeryn -Claro que no, ¿Por quien me tomas?, ¿Una tacaña?- Negó con la cabeza, dio un sorbo mas y le paso la botella a Samuel también, sonriendo con levedad -Creo que si en unas dos horas no se pone mas interesante, me iré a otro lado a tomar- Mostró una sonrisa y se acomodo el cabello, suspirando con pesadez -¿Que dicen?, ¿Vienen conmigo?- Miró a Aeryn y a Samuel, esperando a que dijeran que si porque, al final, de todos modos, se los iba a llevar.

Drama, drama, drama, y ella era capaz de notarlo todo, pero prefería simplemente concentrarse en lo suyo. Para unos la noche ya estaba por acabar, pero para ella aún faltaba mucho. Decididamente colocó unas cuantas canciones en automático y se quitó lo audífonos, pidiendo exclusivamente a uno de los meseros que cuidara el lugar, no fuera a ser que a alguien más se le diera por hacer el ridículo esa noche a costa suya, y no quería dar más armas para lograrlo. Suponía que dentro de poco se daría el siguiente discurso, pero mucho no terminaba por interesarle, los efectos del alcohol ya le habían cambiado la actitud.

Se bajó del improvisado escenario dónde se había estado refugiando y se abrió paso entre la gente, agradeciendo no haber usado un vestido esa noche, además de que no era su estilo. Caminó esquivando cuidadosamente a las personas, ahora su único objetivo era encontrar la salida y llenar sus pulmones de nicotina, algo que podría haber hecho adentro pero no quería provocar aún más la furia de Aimée.

Finalmente llegó a la salida y  se apartó un poco de la fiesta, sólo para lograr atrapar algo de aire fresco y aún así poder sentirse parte de todo el evento social que se estaba gestando dentro de la casa. Con el cigarrillo ya en mano, se lo llevó a la boca y lo encendió sin más preámbulo, quitando anteriormente el filtro para más comodidad; ya estaba en esos momentos en lo que deseaba que las caladas le provocaran un cosquilleo intenso en la garganta. Expulsó el aire y respiró al fin, delineando una sonrisa tonta mientras observaba todo el barullo en el interior. «Aguafiestas» pensó.

Eso de los discursos… no. Estaba pensando seriamente en fingir una enfermedad y hacer cargar a Adam con el muerto, después de todo, él era el sub-líder. Dar la bienvenida a los de su fraternidad en una fiesta rosa era una mariconada, prefería llenarles sus respectivos cuartos llenos de bichos por la noche para que, por la mañana, disfrutasen del gran saludo de las cucarachas entre sus sábanas. Arrugó la nariz, ni siquiera el alcohol valía la pena. ¿Qué era eso de vino rosa? Prefería mil veces el rojo. Saludó a quién le llegó a saludar, realmente algo distraído. Ni habló, ni nada. Sólo se entretuvo mirando el ambiente con un vaso de ponche en la mano que al menos le quitaba el hambre. Ahora tenía ganas de una pizza. Escuchó y, al mismo tiempo, no escuchó el discurso de Rebecca, y no tenía excusas para ello. Simplemente estaba en su mundo.

Bebió del ponche una vez volvió, y sus ojos bajaron ligeramente de nuevo a donde llevaba toda la noche mirándola. Culpa del vestido, él hace un momento estaba entretenido con la gente, ahora con su trasero. Alzó la vista rápidamente con una sonrisa burlona cuando le pilló. —Mierda— musitó, intentando no reírse. Delante suya tenía a su genial mejor amigo que parecía burlarse por que le había pillado en pleno acto ‘’criminal’’. —¿Qué? Como si tú no lo hicieras con Kendall— no de forma tan… previsible y brusca, pero seguro que de forma disimulada alguna vez. Pensó entonces en la zona de gravedad cero y, por supuesto, en el vestido que llevaba Lena así que lo descartó sin pensárselo dos veces. —Adam, podrías dar el discurso por mí— frunció los labios, sabiendo que no estaba cómodo con eso de hablar en público.

No pudo negarse a dar un trago de aquella botella que le tendió Bambi para segundos después devolvérsela. El vodka siempre había sido una de sus bebidas preferidas. Lo que no entendía era cómo no se había hecho aún inmune a sus efectos-¿No venir?¿Y perderme esta fiesta desenfrenada?-dijo poniendo los ojos en blanco-Espero que tengas otra de esas botellas para más tarde si no quieres que muramos entre tanto desfile-añadió viendo a la mayoría de las presentes caminando de un lado a otro con vestidos que posiblemente les habría costado su sueldo de dos meses. Frunció el ceño cuando la pelirroja le preguntó por Annie.¿Dónde se había metido la peliazul?Negó con la cabeza-¿Dónde mierda se habrá metido?-preguntó antes de que una voz masculina hiciera acto de presencia.Genial.Aprovechó ese momento en el que Bambi hablaba con Crawfert para buscar a Annie por el lugar. Fue entonces cuando vio el color caractyerístico de su cabello cerca de la entrada. Llevó sus dedos a los labios y silvó para atraer la atención de su amigo-¡Annie!¡Estamos aquí!-alzó la voz para intentar hacerse oír sobre la música, aunque no estaba segura de si lo había conseguido.

Volvió la mirada a Bambi tras escucha su último comentario-Cuenta conmigo. No creo que aguante aquí mucho más tiempo-respondió cogiendo otra fresa-Al menos tienen buena comida-se encogió de hombros para después darle un mordisco, preguntándose por qué había decidido ir a la fiesta.