It's Halloween, bitches | Evento Global

por **Logan A. Mackintosh** Sáb Nov 02, 2013 7:09 pm

Recuerdo del primer mensaje :

3 dulces del beso, 3 dulces de salvación.

El acostumbrado estado deplorable de la fraternidad presentaba el ambiente perfecto para llevar a cabo la fiesta, pues lucía como el clásico edificio abandonado, casi en ruinas, que aparecía hasta en las más famosas películas de terror, que además terminaba siendo aúnmás tenebroso gracias a uno que otro rebeal disfrazado que andaban de un lado hacía otro termiando con los últimos detalles antes de comenzar. Aunque no era algo que tuviera planeado hacer, aquella fiesta no le venía mal después de todo. El ingenio Rebeal le permitía por mucho hacer de las suyas en aquella ocasión y era más que obvio que aprovecharía esa oportunidad hasta que no quedara nadie en pie. Estaba de más decir que su presa principal sería Chiara, quien muy seguramente estaría preparada para cualquier dificultad que el líder naranja le pusiese.

Una vez todo terminado, comenzó a andar de aquí a allá, buscando entre la gente alguna chica merecedora de uno de sus dulces del beso, o bien, alguien de la que estuviera segura le rechazaría para dejarle a algún otro invitado una chica ya entrada en el tipo de droga que huviese consumido. Algunos bien podrían ver aquella fiesta como una simple celebración de Halloween, mientras que otros, justo como Logan, como un juego de estrategia para conseguir lo que querían, para provocar más problemas de los que usualmente podían.

REGLAS:

por **R. Lena Gallagher** Sáb Nov 16, 2013 9:43 am

^{2 dulces de beso - 3 dulces de salvación}

Le miró con cara de ofendida o al menos lo intentó porque la risa pudo más con ella y simplemente se echó a reír de las estupideces del inglés o puede que fuera directamente de Evan. " Me frotaba... ¿Cómo? ¿Así?" y acto seguido serpenteó con su costado por el cuerpo del rubio, efectivamente frotándose contra él con el brazo. Y tras unos segundos riéndose de ello, luego paró volviendo a tomar un trago de su cerveza. "Claro que sí." recalcó cuando él le contestó con un sarcasmo que Lena pasó por alto completamente. "Pobre Lilah, menos mal que nos tiene a Kendall y a mí." soltó el aire por la boca de manera pausada medio suspirando. Sabía lo difícil que era para Evan criar solo a su hija, por lo que ella siempre había considerado que cuando estuviera en su mano le ayudaría.

Se frotó los labios aún un poco hinchados por la fricción del beso y enarcó una ceja al escuchar a su mejor amigo. " Te recuerdo que tú me has besado a mí. Es mas, hasta has tenido la deferencia de morderme el labio inferior para quedar como un auténtico experto." recalcó con gesto de sabionda, que lo era por cierto. "Mi parte ha sido dejarme hacer." como era de esperar, aunque bueno en realidad había participado un poco, si no habría sido un beso de verdad pésimo y sentiría la boca húmeda por Evan, más que con el típico hormigueo. "Soy la única que tiene la honestidad suficiente para decirte la verdad, pero vale..." bebió de nuevo de su botella, la dejó en una repisa cercana y se colocó frente a su mejor amigo. Aquello sí que iba a ser raro con ganas y se callaría la boca, aunque seguramente no lo haría porque... seamos honestos es Evan. Abrió uno de los caramelos de dulce que tenía que entregar a una persona y se puso entre los dientes, seguidamente con una simple mirada pidió permiso al pecoso para proceder a besarle. En realidad sin recibir respuesta, colocó una mano sobre la nuca de Streubel y se acercó hasta su boca; rozó primero sus labios con tiento y suavidad, jugando a lo tonto con él sin profundizar nada, y después de un rato, se las ingenió para conseguir que el muchacho entreabriera los labios en el momento oportuno para dejar pasar su lengua el tiempo suficiente para entregarle el caramelo en su boca. Así que cuando el beso parecía irse de madre, Rebecca simplemente cortó el contacto y miró con burla a su mejor amigo. "No te pases Mickey, ya sé que ha sido el mejor beso de tu vida." y le revolvió el pelo con una mano como si fuera un niño pequeño, divirtiéndose con el asunto.

Dulce de beso a Evan A. Streubel.

por **Kyle F. Blackburn** Sáb Nov 16, 2013 10:04 am

No dijo nada porque en su rostro se pudo medio apreciar una superflua sonrisa ladina. Sí, eso significaba que la conversación con Kendall le estaba pareciendo divertida y, Kyle, no era precisamente el tipo de chico que parecía divertirse con cualquier cosa. El hecho de que lo negara de manera tan radical le hacía pensar que sus palabras anteriores habían sido completamente verídicas. Podía ser. ¿Le importaba a Blackburn? No especialmente, ni en general. — Así que tu perro te hace gemir del gusto. Vaya, vaya... ¿Desesperación? — inquirió, aunque no le podía dar mas igual con quien se desfogaba la búlgara. En realidad nunca había sido de su incumbencia y no iba a empezar a planteárselo. Si acaso conocía la existencia de algún novio, era de pura casualidad y no porque realmente le importara. Pero en fin, había tantas cosas que Blackburn sabía y que no necesitaba conocer que le entraban por un oído y le salían por el otro. — Me sorprende que necesites de los lametones de un perro y no haya ningún tío en esta universidad que esté dispuesto a pasar por tu jardín secreto, Hammerschmidt. Te creía popular. — añadió. En su rostro, sin embargo no se podía discernir si era burla, lo decía en serio o la preocupación le carcomía. Ninguna de las tres, pues había sido un comentario completamente banal en la mente de Blackburn.

por **Logan A. Mackintosh** Sáb Nov 16, 2013 11:55 pm

2 dulces del beso, 3 dulces de salvación

Luego de haber conseguido algo de cerveza y de andar de un lado a otro evitando indeseables, permaneció quieto, observando divertido la casi pelea que se había comenzado a formar a distancia, aunque para mala fortuna suya, se disipó rápidamente tras la intervención de Lena y de una chica que nunca había visto, precisamente por ver que los resultados iban demasiado obvios. Nunca estaba de más ver a un par de estúpidos agarrarse a golpes por algo tan ridículo como los celos, y eso habría quedado como uno de los mejores momentos de esa noche. O al menos eso pensó hasta que sintió un dedo ajeno tocar su pecho y se volvió al individuo con una ceja alzada, casi de mal humor. Claro que siendo él, jamás en la vida permitiría que alguien lo tocase sin que tuviera permiso o que al menos estuviera consiente de que lo haría, pero ese gesto de mal humor se tornó una sonrisa victoriosa con un dejo de burla en ella al ver que se trataba de la italiana, algo entrada en alcohol y, por consiguiente, poco consciente de lo que hacía. – ¿Qué plan? – Preguntó sin remover la sonrisa de su rostro, girando su cuerpo para quedar de frente con ella. – ¿Te refieres al que implica conseguir un beso tuyo? Porque la verdad es que ha salido a la perfección. – Añadió en cuanto la Rebeal le ofreció uno de sus dulces, justo antes de tomarla de la cintura para apegarla a su cuerpo, no de manera agresiva ni repentina, y presionar sus labios contra los de ella, haciendo lo posible por hacer que aquel beso le recordara a la italiana el verano que pasó junto con ella en Manarola, alargándolo hasta que la chica decidiera concluirlo.

La fiesta se alargará hasta el día Sábado 23 de Noviembre, en caso de que alguno no tuviera tiempo de gastar sus dulces o abusar de alguien drogado o ebrio.

~~En grande por si están ciegos(?)~~

por **Evan A. Streubel** Mar Nov 19, 2013 9:08 am

A Evan no le quedó más que carcajearse de lo lindo al verla a hacer precisamente eso de lo que la acusaba, frotarse. Como una experta, así que también tuvo que seguir picándola – Ves, no lo has olvidad, te sigue saliendo genial – volvió a reírse, aunque más entre dientes y menos a carcajada, además de estar divertido, cosa que era imposible no estar cuando Lena estaba de por medio. Las constantes peleas o retos de insinuaciones y piques le hacían el día en cualquier momento.
Rodó los ojos por su fingido dramatismo – Pues Lilah tiene una suerte bárbara, pero admitiré que la pobre a veces la necesita – fingió ahora él ser un poco resistente a este hecho, aunque era totalmente cierto, no había manera de que el pudiese manejar a la niña completamente solo y había un montón de cuestiones en las que no tenía ni idea, agradecía por tener a sus mejores amigos por ahí.

Escuchando a Rebecca tratar de dar vuelta sus palabras, hizo u a mueca en evidente desacuerdo – Pero podrías haber hecho algo sino querías un beso simplón, eh – le retó sin que le afectase lo más mínimo, si dejase que lo hiciese cada vez que la chica decía algo en su contra, pues se estaría suicidando en un baño, él tenía mucha, muchísima mejor autoestima que esa. Negó con la cabeza – No puedes ir contra las estadísticas, Lena – la retó mirando lo que estaba por hacer, y casi se parte de la risa, porque en realidad esperaba que la chica le golpeara o algo así, como acostumbraba. Le sorprendió realmente que le fuese a besar, que casi no reaccionó con esa pedida de permiso pero alcanzó a subir las cejas en una especie de desafío.
Estuvo a punto de reir en medio del beso al notar como ella estaba jugando solamente, muy parecido a lo que había hecho él, pero se dejó hacer un poco y cuando sintió un poco de presión sus labios, los entreabrió sin problemas, sintiendo tanto la lengua de la chica como el dulce. En el espacio de tiempo que duró el beso, no podía dejar sus manos simplemente caer allí los lados, después de todo ella le estaba casi aprisionado contra su rostro, así que las plantó firmemente en sus cadera, una mano y una muñeca ya que no había sido tan precavido como para soltar su botella. Cuando ella cortó el beso, siguió disfrutando del dulce – Yo creo que te morías por volver a besarme, no lo niegues – le guineo un ojo, y ya que no la había dejado ir, aun si se encogió un poco por la sacudida de cabello que le dio – Eh, cuidado con las orejas – advirtió antes de subir sus manos y premeditadamente hacerle cosquillas – Uh, ¿No ha sido taaaaan raro, eh? – rodó los ojos poniendo en voz alta lo que seguramente a ambos le martillaba en la cabeza. A él no le había molestado o sentido incomodo, tanto como hubiese pensado.

por **Sid Müller** Vie Nov 22, 2013 9:50 am

1 dulce del beso, 2 dulces de salvación.

Tras su osada declaración esperaba muchas resoluciones, diversos escenarios en como Cora podría llegar a responderle. De hecho, para el austríaco la más posible resolución era que la rubia le propinase un bofetón que le dejaría el rostro colorado como culo de mandril, pero acceder a lo que había insinuado como chiste no estaba entre sus planes. Rió suavemente cuando escuchó a la chica, creyendo que su insulto era una queja ante lo que él le proponía, al tiempo que la italiana hacía todo aquél acting barato en el que fingía taparse los ojos, ¿a quién quería engañar? tenía los dedos más entreabiertos que las piernas de Hardie durante los fines de semana. — Pero miren nada más a la heredera de Audrey Hepburn. — frases sarcásticas como esa había muchas, y seguramente no sería la última que iría a largar el castaño en lo que restaba de la noche. Poco tiempo tuvo de reaccionar entre el instante en el que la francesa lo tomó de la camisa cual prenda en oferta de alguna tienda y sin demasiado preámbulo le comió la boca, acción a la cual correspondió más que gustoso. Sus oídos se estremecieron con la carcajada incontenible de la italiana, quien con sus movimientos bruscos dio por concluido el beso entre el Rebeal y la Bithaen, tomando al chico por el brazo separandolo de la boca ajena y haciendo que los tres terminaran totalmente desplomados en el suelo. Sí, a la mismísima mierda los tres con disfraz y todo. — Me cago en Satán... — se quejó, no solo por el golpe y el disfraz sino que había caído primero entre tanto lío y fue quien terminó de servir como soporte para las otras dos. — Arquímedes debe envidiar tu intelecto, D'Ascolli. — espetó con una sonrisa burlona mientras veía cómo hacía buen uso de la cortina para envolverla sobre su cabeza. Se puso de pie y ayudó a Cora a reincorporarse, no sin antes volver a besarla como correspondía, pues le parecía injusto que Chiara les hubiese arruinado la oportunidad. — Y después de que me violaras la boca como corresponde creo que necesito un buen trago. — vio como la italiana se marchaba en dirección a donde el líder de la fraternidad y se largó a reír. — Y creo que esta necesita un poco de supervisión. — hizo un ademán con la cabeza señalando a la susodicha, quien parecía no estar dentro de sus cabales.

Se apartó del lugar acompañado de un shot de tequila que había tomado de...bueno, no sabía con exactitud de dónde lo había conseguido pero lo bebió sin sopesar la procedencia del mismo. Se abrió paso lentamente entre los presentes hasta que sus ojos se chocaron con ella, la chica que había estado buscando desde el instante en el que pisó la fraternidad. No estaba sola, era de suponerse, tenía en frente nada más y nada menos que a Gabriel pero aquello no era impedimento alguno para acercarse. Ya podía prever lo que iría a suceder y Sid, ni tonto ni perezoso aceleró el paso para anticiparse a los hechos. — Cocodrilo que duerme es cartera, Hesel. — se tomó el descaro de agarrar a Charlotte por la cintura y lentamente arrastrarla fuera de la vista del Besten, había perdido su oportunidad y ahora el austríaco sacaba provecho de la situación. No se detuvo hasta dar con el rincón más alejado e íntimo posible, sabía que Kendall estaría dando vueltas por allí y tener que lidiar con la líder Nadmean, quien resultaba ser familiar de Charlie, sería todo un dolor de cabeza. — Casi podría asegurar que te intentabas escapar de mi — susurró con su rostro próximo al suyo, evidenciando las ansias que lo habían invadido desde temprano por tener un encuentro a solas con ella. Al carajo los caramelos, a la mierda las formalidades y todo el protocolo que la fiesta imponía, no le interesaba toda aquella parafernalia que se habían montado, conciso y sin rodeos fue directo a lo que quería; el beso con ella. No fue sutil y dulce, más bien intenso y acelerado para compensar su tardanza, la prisa se había apoderado de sus labios y obrando bajo la influencia de la premura que tenía abordó la boca ajena como si fuese de su propiedad.

por **D. Charlotte H. Berthelot** Sáb Nov 23, 2013 1:19 pm

Continuaba tan preocupada por el asunto de Gabriel que por un momento olvidó lo que pasaba alrededor de ellos, a la gente comiéndose mutuamente, drogándose para rechazar a otro, así como que debía encontrar a Müller por razones que, considerando el tema de la fiesta, estaba de más señalar. Y, probablemente por azares del destino, mientras esperaba la respuesta del Besten escuchó llegar justo a quien buscaba, precisamente antes de que ella tuviera la oportunidad de dar o recibir el primer dulce. Por lo visto, el rebeal no estaba ahí para quedarse y tampoco para dejarla continuar con Hesel una vez terminara sus asuntos con Charlotte, sino que, tras haber intercambiado palabras con el Besten, se apartó de ahí sin darle la oportunidad a la menor de las Hammerschmidt de despedirse de su anterior acompañante, llevándole de la cintura a quién sabe dónde. En ese momento se consideraba una chica afortunada al no haber tenido que pasearse por toda la fraternidad para encontrar a Sid, sin embargo estaba más que claro que Kendall -Oh, Kendal….- estaba presente y tenía un tino para encontrarle en “mal momento”. Pero Sid no era tonto y ella estaba segura de que el austriaco no permitiría que algo tan simple como eso fuera a mandar al carajo aquel esperado encuentro.

En el momento en el que el chico se detuvo, ignoró por completo todo lo que no era él. Al fin a solas. Incluso daba la impresión de que aquella fiesta estaba hecha para darle a ambos la oportunidad de encontrarse sin nerviosismo de por medio ante la posibilidad de que alguien sospechara lo que había entre los dos. Aunque eso también lo ignoraba, pues entonces prestaba atención únicamente al austriaco, esperando a que dejara de perder el tiempo y acortara la ahora poca distancia que había. No tenía intenciones de hablar, y por lo visto tampoco era necesario, pues apenas pensó en abrir la boca para responder, el Rebeal se abalanzó contra sus labios, los cuales no demoraron en ceder. Besarse era apenas una de las cosas que la líder azul impedía de un modo u otro, y oportunidad para realizar la segunda comenzaba mostrarse según el actual beso se alargaba. Sus manos, que en un principio se aferraban a él, comenzaron a ascender hasta que sus dedos se perdieron en el cabello y su cuerpo se curveaba para no perder ni un solo instante el contacto con el de él.

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