It's Halloween, bitches | Evento Global

Recuerdo del primer mensaje :

El acostumbrado estado deplorable de la fraternidad presentaba el ambiente perfecto para llevar a cabo la fiesta, pues lucía como el clásico edificio abandonado, casi en ruinas, que aparecía hasta en las más famosas películas de terror, que además terminaba siendo aúnmás tenebroso gracias a uno que otro rebeal disfrazado que andaban de un lado hacía otro termiando con los últimos detalles antes de comenzar. Aunque no era algo que tuviera planeado hacer, aquella fiesta no le venía mal después de todo. El ingenio Rebeal le permitía por mucho hacer de las suyas en aquella ocasión y era más que obvio que aprovecharía esa oportunidad hasta que no quedara nadie en pie. Estaba de más decir que su presa principal sería Chiara, quien muy seguramente estaría preparada para cualquier dificultad que el líder naranja le pusiese.

Una vez todo terminado, comenzó a andar de aquí a allá, buscando entre la gente alguna chica merecedora de uno de sus dulces del beso, o bien, alguien de la que estuviera segura le rechazaría para dejarle a algún otro invitado una chica ya entrada en el tipo de droga que huviese consumido. Algunos bien podrían ver aquella fiesta como una simple celebración de Halloween, mientras que otros, justo como Logan, como un juego de estrategia para conseguir lo que querían, para provocar más problemas de los que usualmente podían.

REGLAS:

Aeryn no tardó en escuchar la voz característica de la italiana. Se giró y no pudo evitar soltar una carcajada al verla-Chiwi...los vas a matar a todos con ese disfraz-dijo haciéndole ojitos-Y lo sé. Quieres que el próximo año te vuelva a escoger el disfraz. Lo haré encantada-dijo divertida para después seguirla-No me piuedo perder el qué...-murmuró antes de ver a una calabaza a cercarse a ¿Mickey Mouse?-La rubia sí que sabe...-dijo segundos antes de que empezara el show.La Reina Pitufa apartando a Colie para meterle la lengua a Mickey. Colie besando a Mickey(Joder con el ratoncito...). Un tío vestido entero de negro empujando a Mickey. Lena poniendo orden...

La pelirroja se llevó la cerveza a los labios para darle un trago al mismo tiempo que pasaba uno de sus brazos por los hombros de Chiwaka-Creo que tengo que mudarme a esta maldita fraternidad-aseguró mientras atizaba con la escoba a todo el que pasaba-Y ¡¡Colie!!-dijo alzando un poco la voz para que la Bithaen pudiera escucharla-Dale su merecido al hombre de negro por haberte jodido el morreo con el Mickey buenorro-añadió agradeciendo que Evan no le hubiera seguido el juego al otro. De lo contrario aquella fiesta se habría ido a la mierda.

A penas había tenido tiempo de disfrutar del beso con Evan, que de pronto, se vio embestida por alguien, que se interponía entre la francesa y el chico, de malas maneras. Antes de reaccionar pensó que podía tratarse nuevamente de la nadmean descontenta por la acción de Cora de besar al profesor; pero no. Mucho peor que eso: Gabriel había aparecido de la nada, gritando y empujando a Evan de forma repetida, perdiendo totalmente las formas y los modales, y bramando no se qué historia sobre su hermana. Cora hizo el intento de detener a Gabriel, tratando de agarrarle de las extremidades, y gritando su nombre como si aquello fuera a frenarle, pero no. Se había formado un círculo alrededor de ellos, en aquel momento la pelea era la comidilla de la fiesta, hasta que aparecieron Lena y Charlotte, llevándose a cada uno de los chicos a la otra punta de la discoteca. Coralie lanzó una mirada bastante cargada de mala sangre a Gabriel cuando este pasó por su lado de la mano de Charlotte; y Lena se encargó de dejarle a la francesa un pequeño reproche por haber besado a Evan. —Pero...— Le dio tiempo a decirle, pues la líder desapareció rápido con Evan entre la multitud. —Si no he hecho nada...—Murmuró, aunque prácticamente ella fue la única en escucharlo. Robyn, Aeryn y Chiara no tardaron en posicionarse junto a la Bithaen, en busca de explicaciones o algo parecido, Cora encogió sus hombros y negó con la cabeza sin entender nada, aún algo violenta por la situación vivida segundos atrás. —No entiendo nada.—Le dijo a Robyn a modo de respuesta.— De pronto ha venido gritando como un loco y el pobre Evan no entendía ni mierda.— Ni ella tampoco, vamos. Tampoco era el momento para andar detrás de ninguno de los dos, ya sus compañeras se habían encargado de los chicos, y ella sólo necesitaba un trago para pasar los nervios del momento. —Sacadme de aquí, necesito un chupito. O tres.— Dijo moviendo la cabeza hacia la barra, para que las tres chicas la acompañaran y se unieran a ella a una ronda de chupitos urgente.

Las cejas de la búlgara se arquearon de manera más pronunciada, intentando no reír ante el rostro de Kyle. Quizá ella no había usado las palabras correctas y causó que su amigo creyera que lo que estaba pidiendo era muy poca cosa. Porque en realidad pagar por sexo era muy poca cosa, independientemente de la cantidad, y podía apostar lo que fuera a que el británico jamás se había encontrado o puesto a sí mismo en esa posición tan penosa.

Luego de la escenita de la que Kendall empezaría a arrepentirse el día en que se tiñera de rubia –osea nunca, para el que lo dude–, fue todo increíblemente disparatado. La morena recibió el corto beso en la mejilla por parte de Evan, luego siguió en su mundo, soltando un bufido a la respuesta de Kyle, para que su atención terminara concentrada en una pequeña bola de gente que había iniciado con la Bithaen oxigenada, su mejor amigo y de la nada, un tipo que desconocía y aparentemente quería golpear al profesor. Bueno, por lo menos no era ella la única infantil e impulsiva en la fiesta. Lo más normal hubiese sido que la Nadmean actuara inmediatamente, pero no entendía un carajo y mientras no hubiera golpes, no tenía razones para ponerse agresiva o meterse en la bronca. Observó a su mejor amiga yendo hacia el tumulto y luego a su hermana metiéndose en el asunto. ¿Qué carajos? Fulminó a Dáphne con la mirada tan pronto se cruzaron y unos momentos después, de la manera más bipolar del universo, le estaba dedicando la mirada más pícara posible a Rebecca. — Me parece que será el único dulce que gaste esta noche. — Su rostro volteó nuevamente al Rebeal, con una mueca de cansancio. Hacía un año hubo un evento realmente parecido y todo eso no se había dado. ¿Es que retrocedieron en el tiempo o entre más años más idiotas todos? — ¿Qué hay de ti? — Se refería a los dulces. No creía que el castaño estuviera ahí por la cuestión de los besos, y le resultaba difícil pensar que los gastaría.

No se había enterado de nada, aunque realidad no había querido hacerlo. De un momento a otro un par de chicos casi se pegan, y al de medio segundo todo estaba solucionado. Como no tenía nada mejor que hacer allí simplemente se preparó un cuba libre y volvió a prestar atención a todo cuando le vino en gana. — Estás perdiendo caché, Hammerschmidt. — le respondió ante el hecho de que no iba a gastar más besos por la noche. A él le daba exactamente igual, de hecho, excepto los de rechazo estaba por comerse los suyos por probarlos porque no iba a utilizarlos; le parecía una soberana tontería. Si querías besar a alguien, vas y le besas ¿qué excusa más mala son unos caramelos? Bebió de su bebida por puro aburrimiento y miró a la morocha con gesto perdido. ¿Qué había de él? No tardó mucho en reencontrarse de nuevo a la conversación, entendiendo por fin que se refería a lo de los besos. — Paso de estás ñoñadas. — aseguró. Lo dicho, que él no iba a ir a donde ninguna a darle un caramelo para ver si quería que la besaran. Pfff. Iba, le hacía una limpieza profunda y se marchaba. No era tan difícil. — Pero deja de insinuarte, no necesito un caramelo para hacerlo. — dijo sin un ápice de vergüenza. Posó la mano libre en la parte posterior de la cabeza de Kendall, la acercó a sí e inclinándose presionó sus labios contra los de la marbellesa. Dicho y hecho. Succionó la boca de la muchacha primero con un poco de tiento, para luego entreabrirlos y profundizar el beso con la lengua. — ¿Quieres el caramelo de consolación? — preguntó al separarse, tendiéndole el dulce con burla.

Finalmente, algunos miembros del corrillo se separaron de él con su respectiva parte del problema. Lena terminó marchándose con Evan, con quien emprendió, al parecer, una pequeña charla. Y Gabriel, por su parte, fue arrastrado por Charlotte hacia el lado contrario. Robyn paseó sus ojos alrededor de los presentes, y tras ello, escrutó los rostros de los implicados en busca de ciertas respuestas que, para ella, eran esenciales. Para comprender —o intentar— todo aquello que había ocurrido alrededor suya y que no se había percatado casi hasta el final. Chiara y Aeryn se sumaron al reducido grupo que, hasta el momento, formaban Cora y Robyn. La voz de la bithaen resonó en los oídos de la sublíder, y ésta pudo apreciar el semblante dispar y confuso que había adoptado. —Siempre pasan cosas que escapan a nuestro entendimiento —dijo, como la más absoluta de las verdades. Aunque, le daba, que Cora sabía más de lo que creía saber aunque no lo supiera. O algo así. Ella se entendía.

Tras su petición, las cuatro chicas emprendieron rumbo a buscarse una botella de tequila —o de lo que hubiera— y consiguieron cuatro vasos de chupito. Los rellenaron y brindaron con uno de esos clásicos topicazos, y finalmente, volvieron a rellenarse los vasos. —Bueno qué, contadme,... ¿cómo van los besos?

— Pft. Es mero desinterés. — De por sí no tenía muchas ganas o intenciones de cumplir al pie de la letra el objetivo de la fiesta. Luego de lo sucedido, menos. A los ojos de la morena, su acción hacía unos minutos atrás pudo haber sido infantil, sí. Pero la del tipo que intentó golpear a su mejor amigo había sido idiota y absurda. Eso mientras no escuchara razones válidas por las cuales se armó semejante cagada, pero igual tampoco deseaba informarse. El punto era que si no estabas dispuesto a ver todo lo que acontecería en una fiesta con esa temática, lo más inteligente era no asistir. Sonaba lógico, ¿no? Pero no todos lo veían de esa manera. — Muy maduro. — Rió con suavidad hasta que aquello cesó puesto que el comentario de Kyle la sacó de lugar. ¿Insinuarse? — Créeme, el día que nece-… —  Hubiera terminado la frase de no ser porque de la nada el Rebeal le estaba practicando una amigdalectomía bastante inesperada. Le correspondió simplemente por inercia, pero dentro de los parámetros, el shock la había hecho tardar un poco en reaccionar. Y aun después del beso la búlgara permaneció unos segundos bastante desubicada. Los azules viajaron hasta los ojos ajenos y se entrecerraron, indicando amenaza. Le dedicó una sonrisa ladina para seguidamente empujarlo directo contra la pared, casi con agresividad. Su diestra tomó el cuello del traje que llevaba el británico y ahora era ella quien le besaba sin previo aviso, demandante y sin delicadeza alguna, un beso en toda la extensión de la palabra. Una vez se alejó, volvió a dedicarle una sonrisa mientras le ofrecía uno de sus dulces. — El día en que necesite insinuarme a alguien para conseguir algo, me suicido. — Porque para ella nada necesitaba conseguirse de esa manera. Mucho menos la atención de un hombre.

Sonrió de forma irónica cuando escuchó a la castaña algo así como que podía defender si mismo, le resultó cómico que le dijera semejante estupidez, Charlotte sabía que Gabriel no era de trigo limpio, que había curtido cada músculo en Iraq como soldado pero aún así le pareció insuficiente para machacar a aquel tipo -No te le tengo miedo, Lottie. Me da igual quien sea o quien le pueda proteger, si quiero puedo acabar con él ahora mismo - dijo su orgullo, que ahora mismo estaba dolido y con más ganas que nunca de demostrarle a ella y a todo el mundo que sin duda era el mejor. Sus siguientes palabras le hicierón reflexionar, por algun extraño motivo la joven castaña sabía exactamente como decirle las cosas para darle la vuelta a la tortilla y esperar lo que ella quería de Gab.-Me importa bien poco arreglar las cosas, a ese tio le dió igual arreglar las cosas con mi hermana, ¿soy yo el único que lo ve? - la mirada de su amiga y del resto de personas que todavía rumoreaban, señalaban y miraban a Gabriel, parecía responderle a la pregunta.

¿Y si era él, la única persona que se daba cuenta? Le importaba tres pepinos, su irá no se iba a sanar con un par de empujones. De nuevo miró a Charlotte, después de asimilar que ese no era el momento para acabar con aquella pelea.-Esta bien, me he pasado un poco - dijo mientras se daba cuenta que no sabía quien era y eso ahora mismo le dejaba sin posibilidades de continuar la pelea fuera de la fiesta. ¿Y acaso eso importaba? Gabriel quisó sacar el lado bueno de las cosas, y así lo hizo pasando por diversos puntos; desde el primero que incluía a Evan, otros pasaban por Cora y finalmente llegaban a Charlotte. Ella se posicionó en cierta forma de su bando, o asi lo quiso ver él, fue la única capaz de calmarlo.-Siento haberte arruinado la fiesta. ¿Tu también estabas a punto de dar un beso? Porqué eso me haría feliz, es decir, habría interrumpido dos le dijo bromeando mientras su rostro comenzaba a disimular la rabia contenida, y producía un par de muecas graciosas.

- ¡El que tu me lo escogiste! Era o esto, o ir de hippie zombie... El próximo año los miramos con antelación, vale?- le reprochó a su amiga, mirándose el cuerpo. Lo cierto era que se trataba de un traje demasiado provocativo, y se sentía un tanto incómoda con él puesto. Pero nada que un par de cervezas más y el porro que sostenía en su mano no pudieran solucionar. Se acomodó junto a la barra a la espera de ver cómo Cors empezaba el espectáculo... cuando se lió el pifostio del siglo, con ella, la peliroja y Robyn de espectadoras.

Siguió a Aeryn hasta donde estaba todo el lío. Gabriel que parecía una furia, Cors sin saber qué hacer, Evan con pintalabios por todo el morro... - ¡Eso, chupitos! Ya estábamos tardando... toca olvidarse de todo esto, ea... - tomó a la rubia de la mano y la siguió hasta donde estaban antes de que comenzara todo el lío. Dio unas palmadas sobre la mesa cuando vio los cuatro vasos dispuestos. Se bebió el primer chupito de golpe, haciendo una mueca de lo más exagerada ante el sabor fuerte de la bebida recorriendo su garganta. - Los besos? - dijo, tomando un respiro antes de beberse el segundo chupito y poner una nueva mueca. - Pues ya viste, besé a Sid sólo para guardarme estas tres maravillas. - mostró los 3 dulces de salvación que aún conservaba en su poder, y que le permitirían que Logan no se saliera con la suya. - Es que Logan quería que gastara mis dulces para poder besarme, o algo así... pero yo tengo un plan secreto. - confesó a las tres chicas, en voz baja. Y es que el alcohol la hacía deshinibirse, quizá en demasía. - Así que en el fondo... creo que estamos empatadas, o algo así. - llenó ella misma una tercera ronda de chupitos, justo antes de pasarle a Coralie el porro que aún llevaba en su mano derecha para que lo rematara.

2 dulces de beso, 3 dulces de salvación

El ardor del licor que habían pedido bajó por su cuerpo e hizo que una mueca se dibujara en su rostro. —Ugh... Ya era hora.— Necesitaba ese chupito, después del espectáculo recientemente armado. ¿Qué mosca le había picado a Gabriel? Más tarde le cantaría las cuarenta, no le había gustado la forma en la que había actuado, de manera agresiva. Encima la había interrumpido en mitad de su beso, pero bueno, eso era otra historia. —¿Vosotras veis normal la que se ha liado? No, ¿no? Porque yo no.— En realidad preguntaba a las chicas, pero se respondía ella misma, porque era lo que quería escuchar. —Bien hecho. Has jodido a Logan, te has llevado un beso de Sid, que bueh, no está mal, y ahora aún estás a tiempo de drogarte.—Analizó. Cogió otro chupito de la barra y se lo bebió. Volvió a poner la misma cara y a sentir el mismo calor en el pecho. Suspiró y miró a su alrededor analizando el panorama y asintiendo con la cabeza. —¿Sabes que? Ya sé con quien gastar mi próximo dulce de beso.— Dijo mientras una sonrisa malvada se dibujaba en su rostro. No sabía como iba a reaccionar su amiga ante su propuesta, pero su proposito del año era que Chiara se soltara la melena, y aquella era una buena forma. Sacó un dulce de beso de la calabaza y lo puso en la mano de su amiga. —Podemos utilizar la ducha de Sid, sino te parece algo muy extraño. Seguro que nadie va a enfadarse por este beso.— La francesa se echó a reír, a esperas de la respuesta de su amiga, y de mientras pidió otra ronda de chupitos para las cuatro amigas. Chiara la iba a necesitar.

Tercer chupito, y millonésimo trago a su cerveza. Estaba a punto de ofrecerse a preparar una ronda de White Russian cuando la observación de Coralie requirió toda su atención. - ¿Ay, a quién, a quién, a quieeeeeeeeen? - preguntó, entusiasmada, oteando a la muchedumbre a ver si divisaba al próximo objetivo de la rubia. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que el objetivo era precisamente ella, pues tenía el caramelo en la palma de la mano. - Que pasa, te pusiste celosa de Sid y quieres Cherry Pie, Cors? - una risita histérica y narcotizada escapó por su garganta. Estaba más en una nube que con los pies en el suelo, y en el fondo le daba un poco igual todo. Además que tampoco gastaría sus caramelos de salvación.  Se rascó la melena alborotada, con una cara completamente atolondrada, y cerró el puño para después llevarse el caramelo a la boca. - ¡La ducha! ¡Claaaaaaro, la ducha es la solución! Aunque Sid va a estar ahí dentro también, pero le tapamos los ojos o algo así, y no se va a enterar de nada, que es un comecocos drogadicto... ¿Y Gabriel? No vendrá a pegarme a mí o algo, no? Estoy armada con cosos de Star Wars así que ni se atreva... - tragó el caramelo, cuando de pronto vio a Sid y su particular disfraz a lo lejos.

Tomó a su amiga de la mano, y correteó entre la gente canturreando "Cherry Pie" hasta dar con el austríaco. - ¡SID, SID! ¡Comecocooos! Necesitamos tu ducha. Cors me va a besar, sabes? ¡TIJERAS LOVE! Así que venga, abre eso... ¡Abarajáme en la ducha, nena!- más que en plan "apijotada", estaba completamente eléctrica, y es que los chupitos se le habían terminado de subir a la cabeza, el tequila la ponía loca. Sería un auténtico milagro que lograran entrar ahí los tres, pero finalmente lograron al menos tapar los rostros de las dos amigas con la cortina. - No mires, que nos conocemos... - advirtió a su amigo., tratando de ponerle la mano sobre los ojos, con el único resultado de pasársela por toda la cara, sin éxito alguno. Ya bastante había sido lo de besarle... Y un segundo después, estaba besando a Coralie.  Si el beso con Sid le resultó extraño, aquel fue el colmo de los besos raros. Pero con lo drogada y borracha que iba, se limitó a besarla y ya. Cuando todo terminó, se separó y se empezó a reir a carcajada limpia. - Que esto no salga de aquí, eh? ¡Si usamos la ducha es por algo, Cors!

Si se lo esperaba o no, la verdad es que su rostro no denotó absolutamente nada y cuando sintió la mano de la muchacha en el cuello de su camisa tan solo enarcó una ceja. De haber querido, habría podido poner resistencia, claro, por algo era alto y con más fuerza física, pero en vez de ello se mantuvo estático cual roca esperando la reacción de Kendall. Una bastante exagerada, si le preguntaban. — Ahí tienes la ventana, Hammerschmidt. —, comentó tras el furioso beso al que respondió por pura inercia. Como era de esperar, Kyle no tomó el caramelo que la morena le tendía y se colocó el cuello del traje de nuevo en su sitio, sacudiéndose después las mangas de la camisa. Sí, Blackburn creía que si no hubiese tomado él la decisión de besarla, ella jamás hubiese tenido una reacción semejante, no obstante sus palabras fueron igual de afiladas que una daga china. — No pongas esa cara de amargada; te ha faltado gemir del gusto. — se inclinó ligeramente para susurrarle. Y no, ni siquiera con amigas de hace años tenía la deferencia de ser respetuoso o callarse la boca. Era uno de esos pequeños defectos que hacían de Blackburn quien era. Sin darle más bola al asunto, tomó de nuevo su bebida y dio un trago, pasando de nuevo de la fiesta.

A diferencia de muchas personas quienes terminarían por adjetivar al británico como un tremendo cretino, a Kendall sólo le quedaba llamarle justo por su nombre. Estaba tan tristemente acostumbrada a esa personalidad que ya nada le ofendía o se lo tomaba personal, a pesar de que en algún momento pudiese llegar a ser con toda la intención del mundo. Ella simplemente lo dejaba pasar, porque así era él. Un suspiro salió de entre los labios de la búlgara, antes de sacarle la envoltura al dulce y llevárselo a la boca. Al final, luego de su aclaración, si Kyle o el planeta entero querían creer lo que dijo, ya era cosa de ellos, no suya. Rodó los ojos porque si era sincera la mayoría de esos eventos la fastidiaban, aun cuando casi siempre hallaba la manera de divertirse con sus amigos y tenía que admitir que esa fiesta no era la excepción. Se estaba aburriendo. — Te falta mucho para que logres eso conmigo, Blackburn. — Le sonrió y buscó con la mirada si es que había alguien con quien valiera la pena gastar su último dulce, y de hecho, le encontró. Pero no iría ahora. — Tendría que haber traído a mi perro, es mil veces más divertido que tu. — Le dijo mientras tomaba una cerveza de una mesa cercana y la abría con el destapador en sus llaves para seguidamente tomar un largo trago.

Un chupito más, agarró la cerveza, y se dejó arrastrar por Chiara hasta la ducha de Sid. No esperaba esa reacción por parte de su amiga, más bien una negativa, o sino una negativa, menos iniciativa. Era más esperado ver a Chiara siendo arrastrada por Cora para efectuar dicha acción, que al revés. Pero fue al revés, la italiana la llevó hasta donde se encontraba Sid y su ducha, mientras Chiara parloteaba sin parar y la francesa se reía sin descanso. Ya el alcohol había afectado demasiado a su amiga, y a ella. —¿Crees que permitiría que alguien te pusiera la mano encima? Si yo por ti MA-TO.— Le dijo descojonada de la risa, mientras alcanzaban la posición de Müller. La rubia apretó en brazo de su amiga antes de meterse en la ducha y la miró después de escuchar las palabras del joven. —¿Seguro que le queremos dar este gusto?— Pero antes de que pudiera darse cuenta, ya estaba dentro de la ducha con la italiana, y segundos después sus labios ya habían estampado contra los suyos. Esperaba un beso bastante más escueto por parte de su mejor amiga, pero la verdad es que se entretuvo en besarla con bastante entrega. Y viceversa, ya que estaban puestas. Sólo Sid y esa ducha fueron testigos de ello, y cuando las dos amigas se separaron, lo único que se les ocurrió hacer fue echarse a reír a carcajada limpia. —Que entregada, Chiara... Me has sorprendido gratamente.— Dijo sin poder aguantar la risa. El rebeal que estaba siendo testigo de aquello, no tardó en bromear con la bithaen comparando los besos que ambos habían recibido de Chiara. —Es que a mí me quiere más, ya lo sabes. Me deja tocar sus cerezas.— Respondió la chica con una risita en los labios. Sus siguientes palabras le cortaron la risa, aunque sólo por unos segundos, ya que la propuesta del joven la hicieron reír nuevamente. No es que fuese un espacio muy amplio el de la ducha, y menos con ese vestido de calabaza, y costaba un poco moverse. Pero movió su cuerpo en dirección hacía Müller con gesto pensativo. Cora sacó el último dulce de beso que le quedaba de su calabaza. ¿Iba a gastarlo con Sid? Miró al chico, miró al caramelo, volvió a mirar al chico. —Qué coño...— Dijo cuando se convenció de ello. No es que le aficionara darle el gusto a Müller, y esa iba a ser la segunda vez de la noche lo hacía, pero de este modo también se lo estaba dando ella. Sin más aviso agarró al joven de la camiseta y lo atrajo a ella pegando su cuerpo y sus labios a los suyos, besándole finalmente mientras que su otra mano dejaba el caramelo en el bolsillo del pantalón del muchacho. Su último dulce de beso.

"Dulce de beso con Sid Müller"

Iba tan puesta, y estaba tan centrada en besar a Coralie sin mearse de la risa, que ni siquiera notó cómo Sid le bababa toda la palma de la mano. O bueno, no lo notó en un principio, pues cuando todo terminó y sintió las babas resbalando entre sus dedos, una mueca de asco se instaló en su rostro. - Hay otras formas, comecocos... puaj. - sacudió la mano hacia el cuerpo del chico, a ver si con suerte le salpicaban sus propias babas. - Cors está más buena, lo siento Sid. Me gusta su tetamen porque yo sólo tengo cerezas... - dijo, guiñándole el ojo a su mejor amiga. En realidad, la entregar en ambos había sido la misma: un beso y ya está. Sólo que ahora iba completamente alcoholizada y por ende, estaba más deshinibida. Era incapaz de aguantar la risa, ahí apretujada en medio de sus dos amigos. La ducha del amor parecía ahora una lata de sardinas, no había hueco ni para moverse un milímetro, menos aún con el disfraz de calabaza putilla que lucía Coralie. - ¡Eh, eh, un segundo! Que me tapo los ojos... ¡Ya, listo, podéis morrearos! - mentira, sólo fingió taparse la cara para luego guichar cómo los otros dos se comían la boca. Silbó, o hizo un intento, pues había vuelto a estallar en carcajadas. Por desgracia, los movimientos de Coralie en un espacio tan pequeño terminaron por provocar lo inevitable: empujó levemente a Chiara, la cual ya tenía serios problemas para mantener el equilibrio... y el efecto dominó llevó a que ésta tropezara, tratara de agarrarse sin éxito al brazo de Sid para buscar un punto de apoyo, y terminara cayendo como un peso muero a través de la cortina, separándola del resto de la estructura del disfraz.

- Ay, mi hueso palomo... culazo terrible... - gritó, espatarrada en el suelo y haciendo un esfuerzo por apartar la cortina, que se le había enredado por todo el cuerpo. Se incorporó al fin, y con tal de no tirar la cortina, la enroscó sobre su cabeza creando un turbante improvisado de lo más ridículo. - Quiero un güisquito, vengo ahora!- informó a sus dos amigos, antes de largarse medio corriendo, medio cojeando, esquivando más parejas que daban buen uso a sus dulces. Con tal mala suerte, que se topó de lleno con quien habría deseado no toparse. Logan. Se paró justo al lado de donde se encontraba el chico, y llamó su atención con un toque de su índice a la altura del pecho. - ¡Eh! Que sepas que tu plan no ha funcionado, sigo teniendo mis caramelos. - mostró los tres dulces con droga en la palma de su diestra, y los tres normales en su mano izquierda. Y entonces, una idea absurda, loca, tonta, y completamente inducida por el alcohol cruzó su mente. Y ofreció uno de sus dulces de beso a Mackintosh, sin saber muy bien ni por qué lo hacía.